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Programas de vigilancia para PRRS en granjas, empresas y regiones

La vigilancia incluye la recogida, registro y análisis de datos, así como la difusión de información a las partes interesadas para que puedan adoptar medidas para el control de la enfermedad.

La industria porcina global ha experimentado sus mayores cambios en los últimos 30 años. Las pequeñas granjas de ciclo cerrado y en sitio único operadas por el propietario se han convertido en grandes sistemas de producción en tres sitios y multiorigen. La demanda del consumidor de una carne de cerdo de alta calidad pero bajo coste ha hecho incrementar las tasas de eliminación y reposición, reducir la mano de obra y los veterinarios y aumentar la distancia y la frecuencia del transporte de cerdos. Hoy en día las decisiones tomadas afectan a más cerdos, granjas y regiones que nunca. Por este motivo la oportuna identificación de las causas y dinámicas de las enfermedades es crítica para la rentabilidad y sostenibilidad del negocio.

Los continuos cambios genéticos y la elevada frecuencia de transmisión entre granjas hacen del virus de PRRS un agente extremadamente difícil de seguir. La monitorización se define como la recogida sistemática de información sobre una enfermedad y su efecto en la productividad de una población. La vigilancia, por el contrario, es una forma más intensiva de recogida de datos que incluye la recogida, registro y análisis de datos, así como la difusión de información a las partes interesadas para que puedan adoptar medidas para el control de la enfermedad (Thrusfield, 2005). En este artículo se ha utilizado el término vigilancia porque el objetivo último de la producción porcina es realizar acciones para prevenir o controlar las enfermedades.

Al diseñar un programa de vigilancia de PRRS para una granja, empresa o región, se define el número de muestras, tests diagnósticos, método de recogida, edad de los individuos muestreados, nivel de confianza deseado y frecuencia del testeo en base a:

  • Objetivo de producción: el coste de no detectar PRRS o hacerlo con retraso en un centro de inseminación o un multiplicador genético es mucho más elevado que en una granja comercial; por lo tanto el nivel de confianza deseado (y, por consiguiente, el número de muestras) debe ser superior (Tabla 1).
  • Riesgo de introducción de enfermedades: la bioseguridad, la densidad porcina y la prevalencia de PRRS en la zona, deben influenciar sobre la frecuencia del testeo. Las muestras deben recogerse más a menudo si el riesgo es más alto. Se recomiendan métodos de recogida alternativos como las cuerdas para fluidos orales cuando se implementen programas más intensivos.
  • Infección previa o estado vacunal: el virus de PRRS es más fácil de identificar en las poblaciones negativas que en las infectadas previamente o vacunadas. En condiciones de riesgo elevado los protocolos de vigilancia deben adaptarse a la recomendación de mantener la inmunidad de la granja mediante la exposición a virus PRRS salvaje o vivo-modificado.

Tabla 1. Número de muestras individuales requeridas para detectar al menos un positivo según varios niveles de confianza y prevalencias esperadas (Epi-Tools).

Nivel de confianza
80% 95% 99%
Prevalencia esperada 1% 162 302 463
5% 32 60 91
10% 16 29 45
30% 5 9 14

La recogida y análisis de muestras clínicas para detectar y diferenciar virus de PRRS así como la recogida y análisis de la información epidemiológica relacionada con cada caso, representan una inversión considerable por parte de los productores de porcino y sus veterinarios. Para justificar dicha inversión los resultados deben generar una información útil que pueda llevar a una reducción del riesgo, la evaluación de las intervenciones y/o al ajuste de los programas de control. Los componentes principales de un programa de vigilancia de PRRS incluyen:

1.- Definición de objetivos
Puede haber diferencias mínimas entre granjas, empresas o regiones pero, en general, estos programas están destinados a:

  • facilitar la detección rápida de la introducción del virus de PRRSV,
  • proporcionar una información oportuna para tratar de contener los brotes y minimizar las pérdidas,
  • identificar la fuente más probable de infección y/o
  • analizar la evolución de la prevalencia de PRRS y la diversidad genética en el sistema o región.

2.- Optimización del uso de los recursos disponibles
Asignar un presupuesto adecuado al programa de vigilancia no es una tarea fácil. “No hay que tomar ninguna muestra ni realizar ningún análisis que no afecten al curso de las actuaciones”. Entre distintos países puede haber diferencias significativas en la disponibilidad de análisis diagnósticos, pero es crucial considerar las fortalezas y debilidades de cada test y tipo de muestra en cada situación (Figura 1). Entre los ensayos diagnósticos que detectan antígenos del virus de PRRS encontramos la reacción en cadena de la polimerasa (PCR) sobre suero, semen, fluido oral, ambiente, aerosoles o tejidos, aislado vírico (VI) de suero, fluidos orales, semen, aerosoles o tejidos e immunohistoquímica (IHC) sobre tejidos linfoides o pulmones. El Ensayo por inmunoabsorción ligado a enzimas (ELISA) ha sido adoptado como el test estándar para detectar anticuerpos de PRRSV en suero y fluido oral. Ninguno de estos tests es capaz por sí mismo de determinar con precisión el estatus de excreción de una población, el bioensayo o la exposición de animales centinelas son las mejores formas de detectar la excreción (Figura 1). Hoy en día los veterinarios de porcino suelen solicitar la secuenciación del ORF 5 en un suero o fluido oral positivos por PCR para identificar el aislado presente en la explotación.

Figura 1. Capacidad de las herramientas diagnósticas para detectar antígenos o anticuerpos de PRRSV durante la infección.

Capacidad de las herramientas diagnósticas para detectar antígenos o anticuerpos de PRRSV durante la infección.

En Norteamérica normalmente se analizan: (a) fluidos orales mediante ELISA en las nulíparas negativas o cerdos en crecimiento, (b) fluidos orales mediante PCR en nulíparas positivas o vacunadas, (c) muestras individuales de suero mediante ELISA en el caso de las cerdas y (d) pools de muestras de suero mediante PCR en explotaciones positivas, vacunadas o estables.

3.- Identificar los factores de riesgo y enfermedad
Actualmente, la complejidad de la industria porcina y la necesidad de información útil exigen la implementación de programas de vigilancia completos que midan:

  • Incidencia: número de nuevos casos (introducción de un nuevo PRRSV en la explotación) detectados en una región o empresa durante un periodo de tiempo.
  • Prevalencia: proporción de explotaciones infectadas en una región o empresa en un momento dado.
  • Riesgo: la probabilidad de que un nuevo PRRSV entre en una granja susceptible en un momento dado. Pese a que es difícil de estimar, se han llevado a cabo esfuerzos considerables para evaluar el riesgo mediante cuestionarios de bioseguridad (http://vdpambi.vdl.iastate.edu/padrap/default.aspx).
  • Diversidad genética: representación de todos los aislados del virus identificados en una empresa o región.

4.- Protocolo de monitorización
La sensibilidad a nivel de granja (HSe, por sus siglas en inglés) es la probabilidad de detectar un positivo en una granja infectada y la especificidad a nivel de granja (HSp, por sus siglas en inglés) es la probabilidad de obtener un negativo en una granja no infectada. Tanto HSe como HSp están afectados por la Se y Sp de los tests individuales, el número de animales testados y por la prevalencia real de la infección en la granja. En la mayoría de las situaciones a las que se enfrenta el veterinario de porcino se busca un protocolo con un HSe elevado a un precio “razonable”.

La información valiosa que puede indicar el cambio en el estatus de infección de una población procede principalmente de tres fuentes:

  • Historia: información verificada sobre eventos como vacunaciones, exposición intencional a virus salvaje, entrada de animales con un estatus conocido de PRRS, etc. Estos datos permiten una distribución estratégica de los recursos si se obtiene de un modo preciso y oportuno.
  • Vigilancia pasiva: los resultados de los diagnósticos realizados en función de los signos clínicos: el cuidante llama al veterinario cuando observa parámetros anormales. Se recogen muestras de suero, fluidos orales y/o tejidos durante la "visita de emergencia" para ser analizados por PCR y/o ELISA.
  • Vigilancia activa: los resultados de los diagnósticos periódicos indican la presencia o ausencia de PRRSV en la granja. Ver un ejemplo en la Tabla 2.

Tabla 2. Ejemplo de un protocolo de análisis de muestras para la vigilancia regular de PRRSV.

Tipo de explotación Estatus de infección de PRRSV (AASV) Edad de los cerdos / frecuencia Tipo de muestras Número de muestras Test diagnóstico
Granjas de reproducción (parto-destete) Negativa (IV) Adultos / trimestral Suero 10-30 ELISA
Estable (II) o Positiva (I) Lechones / mensual 30-60 PCR y Secuenciación
Granjas de reproducción (ciclo cerrado) Negativa (IV) Adultos / trimestral Suero 10-30 ELISA
Estable (II) o Positiva (I) cerdos de 6-10 semanas / mensual Fluido oral 30-60 PCR y Secuenciación
Transición o engorde Negativa (IV) 4 semanas tras la entrada en manejos todo dentro/todo fuera o trimestralmente en flujos continuos Suero 10-30 ELISA
Fluido oral 1-4 cuerdas/ 1000 cerdos o nave
Positiva (I) Suero 10-30 PCR y Secuenciación
Fluido oral 1-4 cuerdas/ 1000 cerdos o nave

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