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Calidad del agua en la producción de porcino ibérico

El agua es el elemento principal de la vida, sin embargo en la producción animal no se ha valorado tradicionalmente lo suficiente, y son muchas las explotaciones que carecen de calidad adecuada del agua

El agua es el elemento principal de la vida, sin embargo en la producción animal, y especialmente en el porcino ibérico no se ha valorado tradicionalmente lo suficiente, y son muchas las explotaciones que carecen de calidad adecuada del agua tanto a nivel químico como microbiológico. Además las exigencias para producir productos ganaderos sanos y libres de residuos antibióticos, y con garantías sanitarias para los consumidores está limitando las medicaciones preventivas, exigiéndose cada día más que éstas sólo se realicen en caso de que los animales se encuentren enfermos. Por ello cada día es más importante la bioseguridad de la granja, y especialmente el control de dos vectores, pienso y agua, que entran a diario en grandes cantidades.

La definición de agua potable es aquella que cumple las normas legales tanto para consumo humano como en ganadería en sus características químicas, físicas y bacteriológicas.

Los consumos de agua pueden variar con las características del tipo de pienso consumido, la calidad del agua y la temperatura ambiente, especialmente alta en nuestra geografía en una gran parte del año, de la hora del día y de forma muy importante, del estado de salud de los cerdos. Este último aspecto es de gran interés, ya que el consumo de agua de un cerdo enfermo desciende por el propio estado de malestar que está sufriendo, pudiendo bajar un 30-40 %, pero el propio estado febril propicia que este descenso no continúe, y el consumo se recupera en pocos días una vez el animal se encuentra bien. Sin embargo el apetito puede desaparecer totalmente y su recuperación es más lenta.

El agua de las granjas es un perfecto caldo de cultivo ya que la propia granja la contamina, puesto que las salidas al exterior (bebederos) están sucias (saliva, heces, polvo). Además, el origen del agua es incierto en la mayoría de los casos, los depósitos principales muchas veces están abiertos, permitiendo la proliferación de algas, y la limpieza de las instalaciones es difícil y en ocasiones imposible. A estos problemas hay que añadir que la calidad del agua de la captación varía a lo largo del año.

Se ha comprobado que las aguas no potables (contaminadas bacteriológicamente) producen diarreas, mamitis, metritis, abortos y abscesos, las aguas con pH básico producen cistitis, nefritis, metritis, alteraciones reproductivas y problemas locomotores, la presencia de nitratos produce problemas reproductivos, alteraciones nerviosas, problemas renales y dificultades de crecimiento, y las aguas con presencia de niveles altos de sulfatos producen diarreas inespecíficas en lechones.

Ante esta problemática, se recomiendan una serie de pautas para conseguir una adecuada calidad en el agua de las granjas. Primeramente se debe controlar la calidad del agua de la captación, pero como casi nunca se puede elegir, al menos es conveniente hacer controles regulares (calidad físico-químico-microbiológica). Es recomendable colocar filtros, a ser posible en suficiente número y tamaño, en aquellos lugares donde se acumule suciedad (antes de las bombas, a la salida de los depósitos, antes de los caudalímetros, etc) y además éstos deben limpiarse regularmente. Los filtros nunca se deben quitar, si se observa falta caudal, hay que colocar filtros más grandes. Finalmente se recomienda hacer un tratamiento del agua que cumpla las siguientes premisas,

1) que la descontaminación sea rápida y eficaz,
2) que evite la recontaminación del agua en la granja,
3) que evite la proliferación de microorganismos en el tracto digestivo del animal,
4) que sea seguro para los animales, operarios e instalaciones y
5) que el manejo sea sencillo y de fácil mantenimiento.

Para comprobar que todo se está realizando adecuadamente se debe hacer un control regular de la calidad del agua a nivel de bebedero.

Como recomendación práctica de diseño de la granja es muy interesante hacer varias líneas de conducción de agua, de limpieza, de bebida de agua normal y si se medica, de bebida de agua medicada, para que pueda limpiarse bien después de la medicación sin interrumpir el suministro normal de agua y además medicar de forma independiente cada lote.

Los productos recomendados son los peróxidos, el hipoclorito sódico y los ácidos orgánicos tamponados. Los peróxidos son productos que descontaminan rápidamente, son muy eficaces, pero como contrapartida no previenen la recontaminación, ya que su modo de acción se basa en la oxidación al desprender oxígeno, cuando la molécula (agua oxigenada) se transforma en agua, pero una vez se ha transformado en agua pierde su acción. Es un excelente producto para reducir la carga microbiana del agua de toda la granja, pero es recomendable complementar su acción con otros productos. El hipoclorito sódico basa su mecanismo de acción microbicida en el paso de ión hipoclorito a ión hipocloroso, este paso se acelera en gran medida a partir de que el pH del medio esté por debajo de 6,5 ya que por encima de dicho pH en el medio, la velocidad de paso a ión hipocloroso es muy lenta y por tanto no da tiempo a descontaminar el agua antes de ser ingerida por el animal. Los ácidos orgánicos tamponados tienen un doble mecanismo de acción, por un lado acidifican el medio sin perjudicar la palatabilidad, perjudicar las conducciones y no son peligrosos para los operarios y por otro lado tienen un efecto microbicida.

La combinación de hipoclorito sódico y ácidos orgánicos tamponados consigue evitar la recontaminación y la proliferación de microorganismos en el tracto digestivo de los animales, por esta razón se recomienda dicha combinación en las fases más delicadas y problemáticas de la producción porcina como son las de madres, lechones y en la de entrada o adaptación de los cerdos al engorde, y el peróxido de hidrógeno para reducir la carga microbiana del agua en toda la granja.

Un programa de tratamiento como el que se ha mencionado permite mantener la potabilidad del agua en el tiempo, aumentar el consumo de agua y pienso, reducir el riesgo de infecciones, mejorar el resultado de las medicaciones vía agua, descenso de mortalidad por Clostridium spp., descenso de metritis en cerdas en la primera fase de gestación, aumento de consumo de pienso (y por tanto mejora de la condición corporal de la cerda a la salida de paridera) mejora de los consumos, crecimientos y homogeneidad de los lechones (tanto en maternidad como en transición) y descenso de patologías digestivas en parideras, lechoneras y cebo, reduciendo los costes de medicación.

La conclusión final es que el agua es fundamental en la salud de los animales, y que su saneamiento es sencillo y barato, sobretodo si se compara con los beneficios obtenidos.

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