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La pesada losa rusa

Mucho nos tememos que a corto plazo se hará más evidente el colapso provocado por el cierre ruso y, con ello, el precio volverá inevitablemente a bajar.

En el anterior comentario señalábamos “Hace dos días Rusia ha prohibido las importaciones de carne porcina y sus derivados de toda la Unión Europea”. Ha pasado un mes y muchas cosas más.

Hace unos diez días Polonia detectó en su territorio un caso de peste porcina africana con lo que sus exportaciones han sido cercenadas hacia todos los destinos. Un elemento añadido a la turbulencia ya existente.

Históricamente Rusia ha comprado entre un 4 y un 5% de toda la producción porcina de la UE. En cifras absolutas se trata de una cantidad inmensa de carnes y despieces. El cierre radical de este destino ha representado y representa un rompecabezas de difícil (por no decir imposible) solución.

En toda Europa el cerdo ha bajado en febrero como consecuencia del cierre ruso; en España el descenso ha sido moderado hasta ahora y en las dos últimas lonjas casi sin cambio. La carne ha bajado (algunos cortes se han desplomado) pero el matadero no ha podido trasladar esta bajada a su precio de compra, probablemente victima de su afán por matar todo lo que se mueve.

Estamos en una situación de incertidumbre repleta de factores desconocidos. A corto plazo se nos antoja imposible cualquier reacción al alza. Solamente una reapertura de Rusia podría cambiar las cosas y no parece que pueda suceder (Rusia ya ha anunciado que acepta carne de cerdo de USA hasta ahora considerada no apta por presencia de ractopamina).

Una gran parte de la carne que no puede ir a Rusia se ha congelado y permanece en las cámaras; otra parte -las grasas- desaparece del mercado para destinarse a usos distintos del consumo humano (grasa para pienso, grasas industriales), usos imposibles si el precio fuera el que correspondería a un mercado normal. Las semanas se suceden y las toneladas se acumulan.

Mucho nos tememos que a corto plazo se hará más evidente el colapso y, con ello, el precio volverá inevitablemente a bajar. Ocurra lo que ocurra a partir de ahora el ejercicio 2014 será atípico. Los stocks generados hasta ahora lastrarán el mercado durante meses. Está por ver si la UE pone en marcha una operación de estocaje privado (lo que debería ocurrir si como parece previsible no hay cambios a corto plazo).

Todo apunta a que el año será bueno –quizás incluso extraordinario- para la industria transformadora.

Como tantas otras veces hemos apuntado sólo nos queda esperar y ver.

El escritor irlandés Oscar Wilde afirmó: “a veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto y de pronto toda nuestra vida se concentra en un instante”

Guillem Burset

Guillem Burset

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