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El uso de antibióticos

Por todos es conocido el uso de antibióticos en las explotaciones porcinas para la profilaxis de ciertas infecciones que antaño habían causado tantos estragos. Estos antibióticos han servido durante muchos años como promotores del crecimiento, reduciendo la mortalidad de los animales y aumentando así la producción de las explotaciones. Todo ha funcionado bien hasta que ha empezado a cuestionarse el uso de éstos debido a las consecuencias que puede tener para el consumidor de product...
16 agosto 2006
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Por todos es conocido el uso de antibióticos en las explotaciones porcinas para la profilaxis de ciertas infecciones que antaño habían causado tantos estragos. Estos antibióticos han servido durante muchos años como promotores del crecimiento, reduciendo la mortalidad de los animales y aumentando así la producción de las explotaciones. Todo ha funcionado bien hasta que ha empezado a cuestionarse el uso de éstos debido a las consecuencias que puede tener para el consumidor de productos cárnicos con restos de ciertas moléculas, que provocan una resistencia cruzada cuando se usan los antibióticos para su función inicial, la de actuar sobre una infección.

Se han iniciado además estudios en el Servicio de Investigación Agrícola de EEUU, donde se analizan los restos de antibióticos encontrados en las deyecciones de los animales y su impacto en el medio ambiente. Aunque este estudio de momento no encuentra que los antibióticos deyectados por los animales causen un gran impacto en el medio ambiente, es un estudio a corto plazo que no contempla la acumulación de éstos en el tiempo y cuál será la incidencia a largo plazo. La propuesta que llega desde EEUU es el tratamiento de las deyecciones con microorganismos que "digieran" los restos de antibióticos, minimizando así la concentración de éstos en las deyecciones a la hora de utilizarlas como abono. De todas maneras, la legislación vigente está limitando cada vez más la concentración de estos residuos en la carne destinada al consumo, con el consiguiente establecimiento de períodos de retirada para tales antibióticos. Hay países como Suecia o Dinamarca donde desde 1986 la retirada de ciertas moléculas (avoparcina, virginiamicina) ya es total.

El sistema de explotación actual más generalizado incluye un destete de los lechones demasiado anticipado, lo cual implica que el sistema digestivo de éstos no está suficientemente maduro y provoca una mortandad con un coste demasiado elevado para las granjas. Para controlar este hecho, se usan los antibióticos (como profilaxis contra la infección por E.coli, principal causante de la diarrea del lactante). Otros antibióticos promotores del crecimiento se usan en algunos países para aumentar la eficiencia de la utilización de los alimentos, lo que se traduce en mejoras significativas de la ganancia de peso.

En los estudios de mercado se observa que la tendencia alcista de la producción no se corresponde con la tendencia a la baja del consumo a nivel nacional, y que para aumentar la exportación de carne porcina habría que centrarse en la calidad, sobretodo ahora con la inclusión de nuevos países productores de carne de cerdo en la Unión Europea. Es por todo ello que ya es hora de decantarse por un sistema de producción responsable.

Estos incluyen una mejora en las medidas de bioseguridad dividida en dos líneas de actuación, sobre el diseño y sobre el funcionamiento de la explotación.

MEJORAS DE DISEÑO
MEJORAS DE USO
Zona para el aparcamiento de vehículos ajenos a la explotación, ya que son fuente potencial de contagio. Aplicación de un correcto programa sanitario (visitas periódicas, controles, vacunas ...)
Existencia de vestuarios para que el personal pueda cambiarse de ropa. Control de entrada de vehículos y personas ajenas a la explotación.
Sistema de vallado de la explotación, así como telas metálicas. Incluir habitualmente el uso de insecticidas y raticidas. Control de la entrada de animales, sometimiento a cuarentena si es necesario.
Zona de carga y descarga independiente y externa a las instalaciones. Formación continuada del personal que trabaja en la explotación.
Zona de almacenamiento de deyecciones con capacidad suficiente. Desinfección del calzado, uso de botas de goma o plástico cuando se acceda a las instalaciones. Uso de pediluvios, con desinfectantes autorizados.
Contenedores de cadáveres y de residuos zoosanitarios externas a las instalaciones. Correcta gestión de residuos (cadáveres, productos zoosanitarios ...) por empresas autorizadas.

Si se mantiene la explotación en un correcto estado higiénico-sanitario, no haría falta el uso de antibióticos como medida de profilaxis; de hecho no se obtiene mayor rendimiento con el uso de promotores del crecimiento si la situación de higiene del animal es correcta.

Por otro lado, se debe constatar la demanda cada vez mayor por parte de la población de productos lo más naturales posibles. Así que se debería aprovechar la creciente disponibilidad de alternativas existentes en cuanto a nutrición animal se refiere. La investigación de productos que tienen un efecto sobre la reducción de la incidencia de enfermedades en los animales está en alza y ya se dispone en el mercado de diferentes opciones. Entre ellas cabe destacar los prebióticos y prebióticos (que actúan mejorando la calidad de la flora intestinal y disminuyendo los problemas diarreicos), ácidos orgánicos, que disminuyen el pH del sistema digestivo optimizando la asimilación de los alimentos, inmunoglobulinas e inmunoestimuladores, que potencian el sistema de defensa natural del animal, oligosacáridos, que actúan en parte secuestrando las bacterias potencialmente patógenas en el epitelio intestinal, aportes de vitaminas y oligoelementos, que suplen posibles carencias que puedan derivarse de una alimentación incorrecta, pro-nutrientes vegetales, que tienen diversas funciones que mejoran el tránsito intestinal...

Hay que reconocer que estas alternativas hoy en día todavía no tienen la misma eficacia ni el mismo precio que los antibióticos, pero si se combinan bien entre ellos y con las medidas de bioseguridad correctas, son suficientes para garantizar una buena producción, una buena calidad de la carne que produciremos y, sobretodo, equilibrio y respeto por el medio ambiente que nos rodea.

Anahi Galán Moreno. Licenciada en Ciencias Químicas. España. ()

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