La aparente firmeza del precio del cerdo español (hace un mes esa era la certeza) ha saltado por los aires en este mes de julio. Hasta ahora hemos visto tres descensos consecutivos de la lonja de referencia (-0,02 euros; -0,017 euros; - 0,02 euros) como preludio de lo que ha de venir. Que el precio del cerdo baje en España durante el mes de julio es excepcional.


En la UE se ha sacrificado, en lo que llevamos de año, alrededor de un 3% más de cerdos que el año pasado. Además, el peso promedio de las canales ha sido superior. A este aumento de la carne producida hay que añadir que las exportaciones a terceros países están comprometidas y complicadas por un euro muy caro y por la extrema agresividad de Brasil. La consecuencia de todo ello es que hay mucha más carne disponible dentro de las fronteras de la UE. Y resulta que no hay mercado para tanta disponibilidad: el consumo no progresa.
La guinda del pastel la proporcionó Alemania bajando su precio en canal 15 céntimos por kilo el miércoles día 2 julio. Este movimiento desencadenó bajadas del cerdo en todos los países del entorno teutón y la carne se contagió, comenzando una desescalada de precios que todavía no ha terminado.
Desde el día 2 de julio hasta hoy mismo, el ganadero español ha percibido -y sigue percibiendo- por un cerdo de 116 kilos en vivo nada más y nada menos que 30 euros más, netos, que cualquiera de sus colegas alemanes… No nos parece que esta situación sea coherente con formar parte de un supuesto mercado único, aunque doctores tiene la Iglesia…
Si bien Alemania perdió hace pocos años el liderazgo europeo en sacrificios de porcino (en favor de España), ocupa todavía una posición preminente en el norte de Europa, satelizando sus mercados vecinos con muchos intercambios tanto de cerdos vivos como de carne. Es decir, el precio alemán arrastra los de sus vecinos.
El primer descenso del precio español se produjo en un momento en que los precios equivalentes en vivo reflejaban una diferencia de 28 céntimos de euro por kilo en vivo entre Alemania y España en favor de España. Una diferencia de este calibre no puede existir más allá de pocas semanas; teniendo en cuenta los resultados de los mataderos españoles la situación era completamente insostenible y el precio bajó. Atribuimos esta bajada a la sensatez y al sentido común: la endémica falta de ganado por la sobrecapacidad de sacrificio instalada en España no bastó para aguantar un precio del vivo imposible. La exportación es, hoy por hoy, el faro de la porcicultura española: no podemos olvidar que exportamos más de la mitad de la carne de cerdo que producimos. Exportar resulta esencial y si se interrumpen los flujos hacia el exterior, podrían aparecer graves e indeseadas consecuencias. Si las exportaciones sufren… todo se complica; si las exportaciones desaparecieran… todo sería imposible.
Hemos visto descensos en cascada en algunas piezas (lomos principalmente pero también paletas…) lo que ha erosionado, todavía más, los márgenes de los mataderos españoles que ya estaban en rojo como indicábamos en nuestro comentario anterior. Nunca se había perdido tanto sacrificando y despiezando cerdos en España como en la reciente semana 29.
Pensamos que los precios (del cerdo y de la carne) descenderán y seguirán descendiendo hasta encontrar un suelo firme. Ignoramos donde se encuentra este suelo… nadie lo sabe.
Cuando las dudas nos invaden y la incertidumbre empapa nuestro espíritu debemos tratar de mantener la cabeza fría y tratar de observar las cosas con la mayor perspectiva posible. A ese respecto resulta muy útil observar lo que sucede en el Mundo:
- Brasil mantiene el precio de sus cerdos muy por debajo de los niveles europeos: inevitablemente nos arranca y nos arrancará cuota de mercado en las exportaciones a Países Terceros. Por el momento esta es una gran verdad.
- Nuestro precio sigue uno o varios escalones por encima de los de nuestros socios comunitarios; en una situación donde los mataderos alemanes reportan pérdidas importantes con un cerdo bastante más barato… no podemos esperar otra cosa para el precio del cerdo español que bajar y, a continuación, volver a bajar.
- La ventaja que el proteccionismo de la UE representa para la producción española se está diluyendo y esfumando: el exceso de carne que debe permanecer en Europa está forzando bajas muy importantes en los precios. No hemos llegado al final. Todavía.
- No es previsible que afloje el bombeo incesante de carne europea a un mercado de la UE ya saturado, como ya se ha dicho. El escenario no ofrece visos de cambiar.
- Si el presidente Trump sigue adelante con su pregonada y cacareada política de aranceles podría ocurrir que los mercados mundiales de la carne de cerdo estadounidense fuesen, de pronto, demandantes de carne europea. Eso representa un rayo de esperanza. Ya veremos si termina sucediendo.
Estamos en un momento de cambio: el cerdo bajará hasta donde sea necesario y lo que hoy es una realidad se transformará en otra.
Terminaremos con una frase de Magnus Carlsen, probablemente el mejor jugador de ajedrez de la historia: “No se trata de jugar perfectamente, se trata de jugar mejor que tu oponente”.
Guillem Burset