Hemos vivido el mes de mayo con la resaca del apagón general que España sufrió el lunes día 28 de abril. Los perjuicios económicos para la porcicultura española han sido muchos, muy graves e importantes.

Sabemos que existen riesgos de todo tipo que amenazan la buena gestión de las empresas; en función de la mayor o menor probabilidad de que esos riesgos se concreten es necesario disponer de planes de contingencia que prevean cada situación.
En este caso del apagón, muchas empresas de nuestro sector no disponían de un plan B para aplicarlo en caso de falta de suministro eléctrico. No era imaginable que en pleno siglo XXI y en un país desarrollado se produjera un corte de suministro tan general y grave pero… sucedió.
Como se desconocen las causas -hasta el día de hoy- que desencadenaron la interrupción del fluido eléctrico, no es posible pretender (ni mucho menos afirmar: hacerlo nos parece una imprudencia temeraria) que algo similar no va a volver a pasar. Toca aplicarse en cada caso individual para tratar de minimizar este riesgo concreto.
En ese día de oscuridad no se pudo apenas trabajar en los mataderos (en algunos casos se vivieron situaciones dantescas, con decenas de cerdos sacrificados y sin eviscerar, inmovilizados en las cadenas, a oscuras). En las granjas dejaron de funcionar todos los automatismos; hubo que recurrir a la alimentación manual en muchos casos. De repente y sin previo aviso… ¡se retrocedieron sesenta años!
El martes día 20 de mayo se publicó la noticia de la compra de la empresa integradora Inga Food (filial hasta aquel momento de la holandesa Nutreco) por parte de tres actores muy significados del sector en España: Incarlopsa, Costa Brava Mediterranean Foods y Vall Companys. Esta noticia ha sido un auténtico aldabonazo que ha llegado a todos los rincones. Inga Food dispone de 85.000 madres en producción. Esta operación es un nuevo hito en el proceso -al parecer imparable- de concentración sectorial. Cada vez hay menos operadores y cada vez son más grandes. Puede gustarnos o no esta situación, pero, como se dice vulgarmente, es lo que hay. Sin duda esta es la noticia del mes.
En la semana del apagón aconteció que el jueves era festivo (Día del trabajo: primero de mayo). Este hecho, unido a que la Semana Santa era muy reciente, provocó un retraso acumulado en las matanzas que desembocó en un aumento exagerado de los pesos medios de las canales. Esas perturbaciones se están corrigiendo paulatinamente y se corregirán del todo, pero las eventuales subidas de antes del verano se han retrasado forzosamente.
Por una razón o por otra, los pesos promedio en canal en España siguen a unos niveles de récord para el mes de mayo; la sistemática falta semanal de ganado (a causa del endémico exceso de capacidad de sacrificio instalada) se traduce en que el contexto del mercado no admite penalizaciones por exceso de peso. Pesos altos son interesantes para el ganadero (con piensos que no son caros optimiza mejor su actividad) pero al matadero le penalizan en su comercialización al originar piezas demasiado grandes. Algún día se deberán recuperar los rangos normales de pesos…
La Administración Trump todavía no ha tomado decisiones definitivas respecto a qué aranceles aplicará y a que países. Parece que está practicando una forma de ensayo y error (con bandazos acusados) sin ninguna conclusión. Ahora mismo está en vigor una moratoria de 90 días entre Estados Unidos y China. Es imposible, en este momento, prever cuál será su posición definitiva y, por ende, como se verá afectado el comercio internacional de la carne de cerdo.
En el seno de la UE seguimos con importantes diferencias de precio entre los distintos estados, aunque las diferencias tan extremas se han reducido. Dinamarca subió, de repente, unos 20 céntimos por kilo en canal (que se detraerán del bono de final de año). Alemania nos sorprendió con una brusca subida de 10 céntimos por kilo en canal el miércoles día 21, en España el mercado subió a rebufo de este impulso teutón … pero solamente medio céntimo testimonial el día 22. El resultado de ayer (+ 0,80 céntimos) cabe interpretarlo como el de una feroz y titánica lucha: el matadero no quiere y no puede perder más de lo que pierde y el ganadero quiere asegurar ahora que puede.
En el Sector Porcino, la Unión Europea se parece más a una “Agregación de Mercados” que no a un Mercado Único. Eso pensamos. Analizar económicamente la porcicultura de la Unión Europea no puede hacerse como un todo: es preciso descender y circunscribirse a cada uno de los estados miembros. Algunos estados han aumentado sus cabañas en los últimos años y otros, en cambio, las han visto reducirse.
La temporada de barbacoas en Centro Europa está siendo más floja de lo esperado; no falta ni un kilo de carne para estos consumos estacionales y los precios en general no han reaccionado al alza, y tampoco parece que vayan a hacerlo (habrá suerte si no bajan). En Italia los jamones van de baja. Con la carne estancada no es fácil que el cerdo pueda subir mucho más. Las exportaciones a Asia siguen activas, pero a unos ritmos normales (Japón ha perdido impulso en sus compras de pancetas).
El matadero sigue en alarmantes números rojos y podría permanecer así hasta final del verano. No son tiempos fáciles para sacrificar y despiezar cerdos en España.
Terminaremos este comentario con una frase para enmarcar de Mario Quintana, famoso y respetado escritor brasileño: “Los verdaderos analfabetos son los que aprendieron a leer y no leen”.

Guillem Burset