A principios de mes, el mercado porcino alemán pareció seguir un curso tranquilo. La comercialización de los cerdos avanzaba con regularidad en muchas regiones y la oferta de animales vivos se ajustaba, en general, a la demanda. En conjunto, era un entorno que inicialmente ofrecía pocos motivos de preocupación. Los mataderos recogían los animales ofertados y el comercio se instalaba en su ritmo habitual, mientras la atención se desplazaba hacia la campaña navideña, que normalmente aporta un impulso adicional.
Sin embargo, a medida que avanzó el mes, la situación cambió aumentado de forma notable la presión sobre el mercado alemán. En línea con lo ocurrido en otros países europeos, la cotización alemana también cedió. El precio cayó diez céntimos y esta bajada supuso un shock para los ganaderos, especialmente teniendo en cuenta que el nivel de precios ya era bajo. Para muchos productores, el descenso no solo fue sorprendente por su magnitud si no que el momento, justo antes del inicio de la campaña navideña, resultó particularmente inquietante. Diciembre suele traer una demanda más fuerte y muchos agentes del mercado esperaban que los mataderos intensificaran su actividad. En lugar de ello, las empresas comunicaron que los incrementos previstos no se habían aplicado en la medida esperada. La actividad siguió siendo limitada e incluso algunas empresas evitaron ofrecer información precisa, lo que aumentó la incertidumbre. El hecho de que los mataderos no incrementaran su capacidad irrita a los productores, ya que la reducción del precio del cerdo vivo todavía no se ha trasladado al mostrador minorista.

Al mismo tiempo, la oferta de cerdos vivos creció estacionalmente. El mercado europeo de carne estaba claramente saturado y los aranceles a la importación impuestos por China a la carne de cerdo europea siguieron siendo una carga. La carne que normalmente se habría exportado tuvo que colocarse dentro de Europa. Esto llevó a que Dinamarca, los Países Bajos y España se introdujeran en los mercados vecinos, aumentando la presión competitiva. La cotización alemana no pudo resistir estas condiciones durante mucho tiempo. La caída de precios golpeó así a las granjas en un momento en que, en realidad, esperaban impulsos más positivos.
El ambiente en el mercado de lechones fue igualmente tenso. Durante buena parte del mes, las cotizaciones se mantuvieron estables. Las recomendaciones de precio seguían situadas en 44,00 € para animales de 25 kilogramos y los precios regionales se movían dentro de la misma horquilla. A pesar de ello, la comercialización de lotes de libre negociación resultó cada vez más complicada. Ya a mediados de mes se informaba de que, aunque la oferta seguía moviéndose, colocar grupos adicionales era cada vez más difícil.
Hacia finales de mes, la situación cambió bruscamente. El precio VEZG para los lechones de 25 kilogramos cayó a 40,00 €. Este descenso señaló claramente que la tensión del mercado había llegado plenamente al segmento de los lechones. Los precios del lechón suelen reflejar las expectativas de las granjas de cebo y, cuando su confianza disminuye, las cotizaciones reaccionan con rapidez. Algunos observadores habían pronosticado una posible estabilización apoyada en la demanda navideña, pero la noticia del desplome de los precios del cerdo de sacrificio hizo que el mercado del lechón siguiera la misma dirección. La caída confirmó que la incertidumbre de los cebadores, desencadenada por el debilitamiento del precio del cerdo, se estaba trasladando directamente a los eslabones anteriores de la cadena.
El mercado de cerdas también se vio sometido a presión hacia finales de mes. Los operadores absorbieron las cantidades disponibles durante la primera mitad del mes, a pesar de que las ventas de carne quedaron por debajo de las expectativas. Una vez que bajaron los precios del cerdo de sacrificio, resultó imposible mantener un nivel de precios estable para las cerdas.
Más allá de la evolución de los precios, las cuestiones estructurales volvieron a situarse en primer plano. Continuaron los debates sobre el futuro de varios mataderos en el sur de Alemania. Algunos centros siguen en una encrucijada, enfrentados a decisiones sobre modernización, venta o cierre. La situación está marcada por elevados costes fijos, fuertes dependencias regionales y una creciente preocupación por la posible pérdida de capacidades en Baviera y Baden-Wurtemberg. Si estos desafíos estructurales se intensifican, las consecuencias para la comercialización en toda la región podrían ser considerables, ya que las capacidades existentes ya están operando cerca de su límite.
El ámbito político también desempeñó un papel significativo. La ampliación del plazo de solicitud para el programa federal de apoyo a la reconversión de granjas fue bien recibida, aunque muchos la consideran insuficiente porque los procedimientos de autorización suelen requerir mucho tiempo. Las asociaciones del sector reclaman que, en el futuro, la simple presentación de una solicitud de obra sea suficiente para poder optar a las ayudas, ya que, de lo contrario, se podrían perder meses valiosos. Al mismo tiempo, la “Initiative Tierwohl” reabrió la posibilidad de incorporación al programa para los productores de lechones a partir de 2026, aunque con plazos ajustados y una seguridad financiera limitada más allá de ese año.
Las influencias internacionales siguieron siendo decisivas. Las caídas de precios en los Países Bajos, Dinamarca, España y Francia ilustraron el grado de presión competitiva en toda Europa. Las ventas a Asia se mantuvieron por debajo de lo esperado y la competencia dentro de Europa continuó intensificándose. Esto dificultó cualquier intento de estabilización de precios y tuvo un impacto directo en los mercados alemanes. La cuestión de si China reabrirá sus mercados a los exportadores europeos levantando los aranceles de importación sigue siendo difícil de responder. Sin embargo, dado el fuerte exceso de oferta interna en China, una marcha atrás parece poco probable por el momento.
El panorama, por tanto, es mixto. La campaña de Navidad puede aportar cierto apoyo a corto plazo, pero la fuerte volatilidad del mercado sigue siendo imprevisible. Las bajadas de precios han puesto de manifiesto que los patrones estacionales tradicionales han cambiado y que el sector entra en una etapa en la que las fuerzas internacionales, las decisiones políticas y las incertidumbres estructurales interactúan más estrechamente que nunca. Las próximas semanas mostrarán si el mercado puede volver a un curso más estable tras este turbulento final de mes o si la presión continuará. Por ahora, no parece que el alivio esté a la vista.




