La mayoría de residuos no provienen de productos veterinarios, sino de aditivos alimentarios. Entre los productos veterinarios se encontró un riñón de cordero con una alta concentración de benzimidazoles y tres muestras de plasma equino con fenilbutazona. También se detectaron substancias no autorizadas como verde de malaquita en pescado o nitrofurazona en un riñón de cordero.
Miércoles 8 de septiembre de 2004/Meatnews
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