La reputación en el sector porcino ya no se construye solo en la granja. Se construye en cada eslabón de la cadena: desde el centro genético donde comienza todo… Hasta el consumidor final que elige qué carne poner en su plato.
🧬Hoy, más que nunca, la genética juega un papel silencioso pero decisivo en esa reputación:
Porque un núcleo genético sólido garantiza animales más sanos, productivos y eficientes.
Porque una genética trazable genera confianza entre integradores, mataderos y distribuidores.
Porque un producto final homogéneo, sabroso y responsable es la mejor carta de presentación ante un consumidor exigente.La genética ya no es solo una cuestión técnica: es una herramienta estratégica de reputación. Y cuando está bien gestionada, su impacto se percibe en toda la cadena, aunque no se vea.
¿Qué valor le das a la genética cuando piensas en la reputación de tu producto?

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