En los sistemas de producción intensiva, los cerdos son destetados a una edad temprana, alrededor de las tres o cuatro semanas de vida. Este es un momento crucial y estresante para ellos, ya que la separación de la madre y la adaptación a una nueva alimentación pueden provocar una reducción en la ingesta de alimento, un crecimiento deficiente y una mayor vulnerabilidad a enfermedades. Para mitigar estos efectos, se han incorporado diversos aditivos alimentarios y sustancias altamente palatables en sus dietas, como sabores comerciales y derivados de la leche, con el objetivo de estimular su consumo y facilitar la transición.
Al igual que los humanos, los cerdos poseen una marcada atracción por los sabores dulces. Son capaces de percibir los cinco sabores básicos—umami, dulce, amargo, ácido y salado—y los azúcares como la sacarosa, glucosa y lactosa resultan especialmente atractivos para ellos. Este rasgo parece haber evolucionado como un mecanismo natural para detectar fuentes de energía altamente calóricas. De hecho, estudios previos han demostrado que la sacarosa es el carbohidrato más preferido por los cerdos, generando placer y actuando como un potenciador del aprendizaje. Por esta razón, ha sido utilizada como aditivo en la alimentación porcina, aunque con resultados contradictorios, ya que en algunos casos ha llevado a una reducción en la ingesta de alimento y una menor ganancia de peso.

El comportamiento alimentario de los cerdos no se basa únicamente en sus preferencias innatas, sino también en el aprendizaje, que puede ocurrir a través de la transmisión materna. Se ha observado que los lechones recién destetados pueden beneficiarse de las experiencias alimentarias de sus madres, ya que diversos compuestos volátiles de la dieta materna pueden transferirse al líquido amniótico y la leche. Este proceso de exposición prenatal y postnatal influye en la aceptación de alimentos con sabores familiares, facilitando la transición hacia la alimentación autónoma después del destete. Sin embargo, la mayoría de los estudios previos se han centrado en estudiar la fracción volátil de los compuestos incluidos, es decir, los aromas, percibidos a través de la cavidad oronasal.
En investigaciones anteriores, se exploró cómo la suplementación materna con glutamato monosódico (GMS) afectaba la percepción del sabor en los cerdos después del destete. Se observó que los lechones expuestos a este compuesto en la dieta materna mostraban una disminución en sus umbrales de preferencia tanto por el GMS como por la sacarosa, lo que sugería una interacción entre ambos sabores. Partiendo de estos hallazgos, en un estudio de nuestro grupo de investigación (Figueroa et al., 2022), evaluamos el impacto de la inclusión de sacarosa (azúcar común) en la dieta de cerdas gestantes y lactantes sobre la preferencia y el consumo de soluciones dulces y umami en sus crías tras el destete. Los hallazgos obtenidos proporcionan información clave tanto para la industria porcina como para la comprensión del impacto de la ingesta materna de azúcares en mamíferos.
Sacarosa en la dieta materna y su efecto en la descendencia
Esta investigación analizó si la exposición prenatal y lactante a la sacarosa podría modificar la percepción del sabor dulce y umami en la progenie. Se utilizaron dos grupos de cerdas, uno recibiendo dietas comerciales estándar, y otro con una adición de 50 g/kg de sacarosa. Posteriormente, se evaluó la respuesta de los lechones a soluciones de sacarosa y GMS tras el destete.
Los resultados indicaron que los lechones nacidos de madres suplementadas con sacarosa tuvieron un umbral de preferencia por la misma sacarosa significativamente más alto (15 mM) que aquellos animales nacidos de cerdas control (0,1 mM), lo que indica una menor sensibilidad al sabor dulce (150 unidades de diferencia). En cuanto a los resultados para GMS, los lechones nacidos de madres suplementadas con sacarosa mostraron un aumento en la sensibilidad por este compuesto umami, pero la diferencia con los animales del grupo control fue solo de una unidad (Tabla 1).
Tabla 1. Umbrales de preferencia por soluciones de sacarosa y glutamato monosódico en lechones nacidos de hembras suplementadas con sacarosa o control.
Umbral de preferencia (mM) | Lechones grupo sacarosa | Lechones grupo control | Sensibilidad por el sabor |
---|---|---|---|
Sacarosa | 15 | 0,1 | Disminución |
Glutamato monosódico | 3 | 6 | Aumento |
Además, los lechones nacidos de madres suplementadas con sacarosa consumieron significativamente menos cantidad de soluciones de sacarosa entre 1 y 18 mM, sugiriendo una regulación adaptativa del consumo calórico inducida por la exposición materna a la sacarosa. Esta diferencia fue específica por el sabor dulce, ya que cuando se comparó el consumo de GMS, no observamos diferencias significativas entre ambos grupos de animales (Tabla 2).
Tabla 2. Consumo total por soluciones de sacarosa y glutamato monosódico en lechones nacidos de hembras suplementadas con sacarosa o control.
Solución (mM) | Consumo (g) | SEM | p-valor | |
---|---|---|---|---|
Control | Sacarosa | |||
Sacarosa | ||||
1 | 415,9 | 267,2 | 21,60 | <0,001 |
6 | 426,0 | 342,7 | 23,73 | 0,021 |
12 | 481,0 | 369,7 | 15,74 | <0,001 |
18 | 481,3 | 297,4 | 22,15 | <0,001 |
Glutamato monosódico | ||||
1 | 436,7 | 418,7 | 15,44 | 0,410 |
3 | 472,9 | 448,4 | 12,13 | 0,152 |
9 | 455,4 | 451,4 | 14,01 | 0,833 |
27 | 445,2 | 479,1 | 16,77 | 0,143 |
Implicaciones para la industria porcina
El estudio tiene importantes implicaciones para la formulación de dietas en producción porcina. En la práctica, se podría asumir que agregar azúcares a la dieta de cerdas mejoraría la palatabilidad del pienso y la aceptación del alimento en los lechones tras el destete. Sin embargo, estos resultados indican que un exceso de sacarosa en la dieta materna puede inducir cambios en la sensibilidad gustativa de la progenie, reduciendo su respuesta a sabores dulces y alterando su regulación del consumo de alimento en etapas críticas del desarrollo.
Este es un hallazgo relevante para optimizar la transición alimentaria en lechones. Una menor sensibilidad al dulce puede influir en la aceptación de dietas post-destete y en el desempeño productivo, lo que refuerza la importancia de un balance adecuado de nutrientes en la formulación de alimentos maternos.

Conclusión
Este estudio confirma que la inclusión de sacarosa en dietas de cerdas afecta significativamente en la regulación del consumo y la percepción del sabor en la descendencia. Esto resalta la necesidad de ajustar una composición nutricional equilibrada en la dieta de cerdas gestantes y lactantes para evitar efectos no deseados en el comportamiento alimentario de los lechones.
Estos resultados también invitan a la reflexión en torno a la formulación de dietas que maximicen la eficiencia alimentaria sin generar desbalances en la regulación del consumo en etapas críticas del crecimiento. Regular la ingesta de azúcares en la dieta materna es clave para garantizar un adecuado desarrollo del apetito y optimizar la eficiencia productiva en sistemas intensivos de producción porcina.
