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1. Clasificar las primerizas según edad, peso y línea genética a la llegada. El encargado de la unidad de aislamiento deberá tener acceso diario a una hoja de cálculo puesta al día que contenga datos como la fecha del inicio de la detección del celo por parque, edad máxima para llegar a la pubertad por primeriza, fecha de intervención si la pubertad no se alcanza y más datos.
2. Estimular la salida temprana de la pubertad. Empezar a detectar la salida en celo una semana después de la llegada en primerizas de más de 135 días de vida. Estimulando primerizas más jóvenes no se obtiene ningún beneficio. Las pocas primerizas que responden a la estimulación del verraco a los 130-140 días son las más fértiles y tendrán ciclos regulares, tendrán camadas más grandes y vivirán más tiempo. Las primerizas deberían tener 220-240 días de vida y pesar entre 130-140 kg en el momento de la primera cubrición.
3. Las primerizas que muestran estro en cualquier semana deberían agruparse juntas. Esto producirá una reserva de primerizas organizada después de unas pocas semanas que facilitará la detección del celo. Se reducirá el tiempo de entrada de cada primeriza en la unidad de aislamiento en el momento de la primera cubrición, entonces se podrá cubrir la mayoría de primerizas en el tercer estro en lugar del segundo.
Seguir esta estrategia permitirá a los productores a completar la selección antes de que las primerizas alcancen los pesos de mercado de 115-120 kg, así las primerizas para sacrificio se podrán enviar al matadero en lugar de venderlas a un precio más bajo.
Batista, Laura: Gilt management during acclimatization. Journal of Swine Health and Production 9(3):132, 2001
