Factores como el cambio climático y la resistencia a los antimicrobianos están provocando un aumento de la frecuencia de los brotes y una mayor vulnerabilidad del ganado, pero el gobierno carece de una estrategia y un plan de acción para mejorar la resiliencia frente a las enfermedades animales.
Los brotes anteriores de enfermedades animales han tenido un impacto económico significativo. Por ejemplo, el grave brote de fiebre aftosa de 2001 supuso un coste estimado de 13.800 millones de libras (a precios de 2023-24) para los sectores público y privado. Los brotes recientes de gripe aviar altamente patógena han dado lugar al sacrificio de 7,2 millones de aves entre noviembre de 2020 y mediados de marzo de 2025.

El Departamento de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales (Defra) y la Agencia de Sanidad Animal y Vegetal (APHA) han trabajado intensamente para gestionar brotes recientes de gravedad media, pero el informe identifica una serie de retos que hacen que no estén suficientemente preparados ante un brote más grave. Entre ellos se incluyen:
- Lagunas importantes en los planes de contingencia del gobierno.
- Procesos operativos obsoletos e ineficientes dentro de la APHA.
- Infraestructuras anticuadas, en particular las relacionadas con las instalaciones científicas para animales del gobierno en Weybridge. El programa de Defra para la renovación de Weybridge va bien encaminado, pero no estará terminado hasta dentro de 10 años.
- Ausencia de un sistema integral de trazabilidad de movimientos ganaderos, a pesar de los intentos iniciados en 2013 para establecerlo.
- Falta de capacidad y escasez de competencias —por ejemplo, en abril de 2025, la tasa de vacantes de veterinarios en la APHA era del 20 %.
Defra y APHA han puesto en marcha iniciativas para reforzar la resiliencia, como el programa Animal Health and Welfare Pathway, que proporciona financiación para apoyar mejoras en la salud animal en las granjas, así como proyectos de investigación e innovación para mejorar la detección y respuesta ante enfermedades.
No obstante, los avances se ven obstaculizados por problemas globales en el suministro de vacunas animales y por importantes amenazas para la bioseguridad en las fronteras.
La mejor estimación de Defra sobre el porcentaje de animales vivos importados desde la UE y el resto del mundo que actualmente son sometidos a controles físicos es del 5 %, frente al objetivo gubernamental del 100 % en los puestos de control fronterizo para finales de 2024.
Defra y APHA tienen un buen conocimiento de los riesgos nuevos y emergentes relacionados con las enfermedades animales, lo cual es un principio esencial de la resiliencia. Cuentan con mecanismos sólidos para recopilar información sobre estos riesgos mediante técnicas de prospección (‘horizon scanning’) y la vigilancia internacional de enfermedades. La APHA también realiza labores de vigilancia, análisis e inspecciones en instalaciones para detectar infecciones de forma precoz y evitar su propagación.
Sin embargo, según el informe, la respuesta a brotes cada vez más frecuentes está afectando a la capacidad de Defra y APHA para desarrollar otras tareas clave que ayudarían a reforzar la resiliencia a largo plazo. Su enfoque actual, en el que el personal cambia su prioridad de las actividades habituales a la respuesta a brotes, probablemente no sea adecuado si se enfrentan a una situación de brote casi constante.
4 de junio de 2025/ Oficina Nacional de Auditoría/ Reino Unido.
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