Durante las investigaciones se utilizaron cerdos ibéricos de entre 20 y 50 kg de peso alimentados con dietas con sólo uno o bien con los dos compuestos, obteniendo mejores resultados en aquellos alimentados con ambos compuestos, lo que indica la presencia de una sinergia entre el ácido linoléico conjugado y la betaína.
El director del estudio, Ignacio Fernández-Fígares, que trabaja en la Estación Experimental del Zaidín (CSIC), en Granada comentó que el cambio de alimentación provocó que los cerdos depositaran un 23% más de tejido magro y un 14% menos de grasa que los animales a los que no se les administraron estos compuestos naturales.
Jueves, 15 de noviembre de 2007/ CSIC/ España.
http://www.csic.es