Claves de la preparación en España
En un país libre de PPA, como España, estar preparados consiste en:
- reforzar la bioseguridad de las granjas,
- minimizar el riesgo de introducción en el país,
- optimizar la detección temprana
- ensayar las medidas de control en caso de brote.
Los siguientes párrafos abordan cada uno de estos cuatro puntos.

La bioseguridad de las granjas porcinas españolas ha mejorado en general. No obstante, no se puede esperar el mismo nivel de seguridad en sistemas intensivos que en sistemas extensivos. Con frecuencia, los costes asociados a la implementación de medidas de bioseguridad y, especialmente, las regulaciones vigentes (medioambientales, municipales…) limitan la capacidad de las explotaciones para cumplir todas las recomendaciones. Por ejemplo, las normativas que exigen la construcción de barreras físicas, como vallas perimetrales, suponen inversiones significativas y a menudo requieren permisos que hay que gestionar con el ayuntamiento y la CCAA. No obstante, la diferencia la marcan a veces las medidas más sencillas. Recientes análisis de riesgo han demostrado, por ejemplo, que el uso de telas mosquiteras reduce significativamente el riesgo de entrada del virus, lo que subraya la efectividad de las medidas simples pero fundamentales en la prevención. En todo caso, todas las explotaciones deben unirse al esfuerzo de mejorar la bioseguridad. El pequeño porcentaje de incumplidores puede suponer un importante daño para todo el sector
Sabemos que la medida de bioseguridad más esencial es un vallado a prueba de jabalíes, doble o murado y, todavía son muchas las granjas que, por unas u otras razones, no lo tienen.
Resulta esencial minimizar el riesgo de introducción a través de: animales vivos, productos contaminados, comercio marítimo, etc. Hoy en España la importación de jabalíes infectados es, afortunadamente, muy improbable. Esto se debe, entre otras causas, a la buena iniciativa del Ministerio de Agricultura Español para prohibir esos movimientos a nivel comunitario. En cambio, el comercio de cerdos vivos no deja de crecer. España ya lleva importados más de 3 millones de cerdos vivos el primer semestre de 2025 (figura 1 y 2).Proyectando las importaciones de estos primeros seis meses nos plantaremos en 6 millones Esto supone un riesgo enorme.


Este aumento en el comercio de cerdos vivos refleja una tendencia más amplia en Europa, donde el comercio de animales vivos ha experimentado un crecimiento significativo en los últimos años. A pesar de los esfuerzos de las autoridades veterinarias y de los productores, el transporte de animales a largas distancias puede contribuir a la propagación de patógenos entre distintos países y regiones, especialmente si no se aplican de manera rigurosa los protocolos de bioseguridad. El riesgo es aún mayor durante los brotes de enfermedades transfronterizas, ya que incluso pequeños fallos en la cadena de control pueden tener consecuencias devastadoras para la sanidad animal y la economía del sector.
En cuanto a los productos animales, los mayores riesgos se producen cuando los jabalíes periurbanos acceden a basuras, como ocurre en varias grandes ciudades, en las estaciones de servicio, áreas de descanso y lugares afines de parada de transportistas y turistas, sobre todo si a ellas acceden jabalíes. Cerca de los grandes puertos de Algeciras, Barcelona y Valencia, donde cada año atracan miles de barcos procedentes de China y otros países infectados, hay jabalíes. Y, por supuesto, el riesgo existe en las explotaciones porcinas que todavía permitan a sus trabajadores introducir alimentos caseros. Cualquier producto cárnico contaminado puede suponer el inicio de un brote.
Detección temprana: Es fundamental disponer de una adecuada capacidad de diagnóstico. Todo el sector porcino, y especialmente los veterinarios, conocen la importancia de contar con una capacidad de diagnóstico adecuada. España cuenta con un sistema de diagnóstico de primer nivel, lo que resulta fundamental para la detección temprana de esta enfermedad. Sin embargo, el temor a las consecuencias de declarar una posible infección, como la paralización de la explotación o la aplicación de medidas drásticas, lleva a muchos ganaderos a no informar sobre los casos sospechosos de PPA. Esta dificultad se superaría con una mayor flexibilidad en el acceso a las pruebas diagnósticasUn problema similar ocurre en el medio silvestre, que es uno de los principales factores de riesgo en la propagación del virus entre jabalíes. Por miedo o aversión al papeleo, apenas se declaran los jabalíes encontrados muertos. Aunque el sector cinegético está informado sobre la importancia de notificar los casos sospechosos, muchos cazadores siguen desconfiando de las administraciones. Este recelo hace que no se realicen suficientes pruebas, quedando muchos casos de mortalidad sin analizar. Esto dificulta la detección temprana de la enfermedad.
Es importante concienciar a los cazadores de que una detección temprana implica solucionar el problema en uno o dos años. En cambio, la expansión de la PPA por una detección tardía implicará una epidemia prolongada, con efectos dramáticos tanto para el sector porcino como para el cinegético.
España ha hecho los deberes: ha invertido en planes de preparación y vigilancia. Se han publicado manuales específicos, se han lanzado campañas dirigidas a transportistas, cazadores y otros actores clave, y existen protocolos bien definidos ante cualquier sospecha de brote. Se han realizado decenas de simulacros, tanto en porcino como en jabalí, y tanto en sobremesa como en condiciones realistas de campo. Esos simulacros han procurado implicar no sólo a los servicios veterinarios oficiales, sino también a entidades de caza, cuerpos de seguridad y gestores del medio natural. Algunos de estos simulacros se han coordinado con entidades supranacionales como EUFMD-FAO (figura 3). En el caso del porcino, uno de los grandes retos a considerar es el protocolo de vaciado de explotaciones grandes en condiciones seguras.
Sin embargo, la experiencia alemana demuestra que todo esto, aunque necesario, puede no ser suficiente.
A pesar de contar con un sistema veterinario bien estructurado y medidas preventivas avanzadas, Alemania no pudo detener la entrada del virus en 2020 desde Polonia a través de jabalíes infectados. Desde entonces, el virus se ha establecido en la fauna silvestre, lo que ha obligado a desplegar masivamente recursos y medidas de contención que, años después, siguen en marcha con éxitos sólo parciales, y con un impacto devastador en los sectores afectados.

La conclusión es que no debemos relajarnos. La vigilancia y detección temprana, la formación continua y una comunicación fluida entre todos los actores (productores, veterinarios, cazadores, transportistas, gestores públicos) son esenciales para anticiparse a posibles focos. La clave no está sólo en reaccionar bien, sino en estar siempre un paso por delante del virus.


