La política de medio ambiente condicionará la actividad agraria en la UE

Los agricultores y ganaderos de la Unión Europea (UE) estarán, a partir de ahora, más condicionados en su actividad por el respeto al medio ambiente después de que los Gobiernos de los Quince hayan dado el visto bueno a un documento remitido por el Consejo de Ministros de Agricultura sobre esta cuestión. Las consecuencias se comenzarán a notar en las próximas propuestas que presente la Comisión. El proceso de elaboración y discusión del citado documento, que se titula «Estrategia en materia de integración medioambiental y desarrollo sostenible en el ámbito de la Política Agraria Común (PAC)» ha pasado muy inadvertido, tanto en España como en el resto de los países miembros de la UE. Sin embargo, la filosofía y algunas de las medidas contenidas en el mismo van a hipotecar de manera significativa la actividad agraria durante los próximos años. Este «papel» fue ratificado definitivamente por la Cumbre Europea que se ha celebrado el pasado fin de semana en Helsinki. A partir de ahora habrá que acostumbrarse a que, cuando se presente una propuesta de reforma o de modificación de la normativa, se hagan continuas referencias a este documento y se exija el respeto de ciertas exigencias relacionadas con el medio ambiente para poder cobrar, por ejemplo, determinadas ayudas. Entre los objetivos que se fijan en el citado papel destacan los siguientes: reducir de forma significativa la contaminación de origen agrario de las aguas subterráneas y superficiales; la utilización de fertilizantes debe adaptarse a las necesidades reales de cada cultivo; es necesario completar las normas comunitarias sobre niveles máximos de plaguicidas y las medidas para reducir los riesgos que conlleva su uso con disposiciones específicas para las zonas especialmente sensibles; habría que reducir el deterioro de los suelos derivado de las presiones físicas, químicas y biológicas que ejerce la actividad agraria; también es necesario seguir promoviendo la reducción de las emisiones de metano (medidas de gestión del estiércol) y otros gases de efecto invernadero y poner coto a la emisiones de amoniaco de origen agrario, reduciendo el número de animales por unidad de superficie y desarrollando buenas prácticas agrícolas. En el citado documento se hace especial mención a la promoción del bienestar de los animales y a la utilización de métodos éticos de producción, que deben figurar entre los objetivos medioambientales.

La Razón. Lunes 13 de diciembre / http://www.larazon.es

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