Brasil y China se encuentran en una fase inicial de negociaciones para crear una cadena exclusiva de suministro de soja orientada a cumplir los exigentes estándares de sostenibilidad y calidad definidos por el gobierno chino. La propuesta, denominada “Soja China”, se inspira en el exitoso modelo para la carne de ternera que ya abrió las puertas a la carne de vacuno brasileña en el mercado asiático.
La soja producida bajo este nuevo modelo deberá cumplir con criterios específicos, como trazabilidad completa, ausencia de pesticidas prohibidos en China y respeto a los límites de deforestación. Estas exigencias se aproximan a las directrices de la Unión Europea (EUDR), aunque con una regulación menos estricta. El objetivo es garantizar un producto ambientalmente responsable y alineado con las metas de bajas emisiones de carbono, como las previstas en el Plan ABC+.

En 2024, Brasil representó el 71 % de las importaciones de soja de China. Con la creación de esta cadena diferenciada, se espera que esta participación aumente aún más, ejerciendo presión sobre otros exportadores como Estados Unidos. Solo en 2024, EE. UU. exportó más de 25 millones de toneladas de soja al país asiático, por un valor superior a 12.000 millones de dólares, una cifra que podría verse fuertemente afectada.
Desde 2009, Estados Unidos ha ido perdiendo cuota en este mercado, mientras que Brasil se ha consolidado como su principal proveedor. Esta tendencia podría intensificarse con la implementación de la “Soja China”, especialmente en un contexto de recientes tensiones comerciales y aranceles más elevados aplicados al producto estadounidense.
Además del impacto comercial, la iniciativa puede suponer un avance en la imagen ambiental de Brasil. Se prevé que China invierta en la recuperación de áreas degradadas y promueva prácticas agrícolas sostenibles, al tiempo que refuerza su presencia estratégica en el sector agroalimentario brasileño, sin vulnerar las leyes nacionales que limitan la compra de tierras por parte de extranjeros.
Aunque los productores que no se adhieran a los nuevos criterios podrían ver reducida la demanda de su producto, la previsión es que el volumen total de exportaciones brasileñas de soja siga creciendo. Si se confirma este movimiento, podría redefinir el panorama del comercio agrícola mundial en los próximos años y obligar a grandes exportadores como Estados Unidos a replantear sus estrategias.
23 de junio de 2025 /FAS-USDA/ Estados Unidos.