Un parto exitoso depende de una adecuada gestión nutricional en el periparto. Camila Tofoli, Vilomix Brasil
En los sistemas de producción porcina altamente tecnificados, las piaras con hembras muy prolíficas aportan una mayor productividad a los productores, especialmente en indicadores como el número de lechones destetados por cerda y año.
Es bien sabido que la evolución genética de las cerdas ha dado lugar a camadas más numerosas, pero también ha traído consigo ciertos desafíos durante el período gestacional (periparto), como la reducción del flujo sanguíneo uterino por lechón, un tamaño más pequeño de los lechones y de las placentas, partos más largos y un aumento en la tasa de nacidos muertos. La supervivencia del lechón depende en gran medida de la oxigenación fetal, la cual está influenciada por la duración del parto, la intensidad y duración de las contracciones uterinas, y el flujo sanguíneo placentario (den Bosch et al., 2023).
En los últimos años se han producido avances en estrategias nutricionales y aditivos destinados a las fases de gestación y lactación. Sin embargo, se ha prestado poca atención al período específico de transición o periparto (de 5 a 7 días antes del parto hasta 2 días después). Es importante reconocer que el parto es un evento desafiante tanto para la cerda como para los lechones: para la cerda, supone cambios hormonales drásticos y una elevada demanda energética; para los lechones, es una cuestión de sobrevivir a un proceso de parto cada vez más prolongado. Por ello, este período se estudia desde perspectivas tanto endocrinas como de comportamiento.
Aproximadamente dos días antes del parto, los fetos comienzan a sintetizar cortisol, lo que desencadena el proceso al influir en la producción de esteroides en la cerda. Los niveles de estrógeno aumentan, induciendo la síntesis de prostaglandinas, que provocan luteólisis y una posterior caída de la progesterona (Sumoy & Puig, 2016). Este cambio hormonal inicia el parto, con contracciones uterinas que expulsan a los lechones. El tiempo de parto es variable y físicamente exigente para la cerda, incluso en condiciones normales. Cuando la cerda está estresada, sus niveles de cortisol pueden elevarse, lo que conduce a partos más lentos, mayor número de nacidos muertos y una reducción en la producción de leche.
Para apoyar la fisiología de la cerda durante el parto, diversos estudios han identificado nutrientes clave que favorecen las contracciones uterinas, mejoran el flujo sanguíneo placentario (Feyera et al., 2018; Guillemet et al., 2007), previenen el estreñimiento, reducen la duración del parto y aumentan la producción de calostro.
Aspectos importantes de la nutrición de la cerda en el periparto
1. Nutrición para favorecer la producción de calostro
Aproximadamente el 30% de las cerdas producen cantidades insuficientes de calostro para sus camadas (Foisnet et al., 2010; Decaluwé et al., 2013). El calostro se produce durante el último mes de gestación, especialmente en la última semana antes del parto. La movilización de grasa corporal en esa última semana se ha asociado positivamente con la producción de calostro (Decaluwé et al., 2013).
Durante la gestación tardía, el metabolismo de la cerda cambia para preservar glucosa destinada a los fetos y a la futura lactación, mientras que la cerda utiliza de manera creciente sustratos energéticos cetogénicos (Robert & Kensinger, 1998). Por ello, una transición metabólica fluida entre la gestación y la lactación es esencial para un rendimiento óptimo en esta última (Martineau et al., 2013).
El rendimiento y la calidad nutricional del calostro dependen del estado corporal de la cerda y de la estrategia de alimentación durante el periparto (Decaluwé et al., 2014). Se observan mayores volúmenes y perfiles nutricionales superiores en cerdas con condición corporal moderada (17 a 23 mm de espesor de grasa dorsal).
Por lo tanto, estrategias que incluyan suplementación grasa en la gestación tardía y en la fase de transición pueden aumentar el contenido lipídico del calostro, la concentración de lactosa y los niveles de IGF-I (Farmer & Quesnel, 2009).
En este sentido, el uso de un producto específico de transición diseñado para cubrir estas demandas fisiológicas puede favorecer la producción de calostro y leche, además de mejorar las condiciones del parto.
2. Reducir el estreñimiento, la duración del parto y los nacidos muertos
El aporte de nutrientes adecuados a la cerda y a los fetos influye directamente en el desarrollo placentario, el crecimiento fetal, el flujo sanguíneo uterino y la duración del parto. Las estrategias nutricionales perinatales que buscan reducir nacidos muertos y mejorar la vitalidad de los lechones se enfocan en estimular las contracciones uterinas (en frecuencia o intensidad), aumentar el suministro de nutrientes y/o oxígeno desde la placenta al feto, y proporcionar energía a la cerda para evitar la fatiga y el estreñimiento.
Dado el gran tamaño de las camadas modernas, la disponibilidad energética de la cerda durante el parto puede ser limitada. Van Kempen et al. (2007) sugirieron que el agotamiento energético durante el parto puede causar agotamiento de la cerda, debilitamiento de las contracciones uterinas, prolongación del parto y aumento en la tasa de nacidos muertos.
Por lo tanto, la suplementación energética durante el periparto debe cubrir las necesidades de mantenimiento, contracciones, crecimiento fetal y mamario, así como la producción de calostro y leche. Un estudio estimó que la ingesta energética diaria ideal el día del parto depende del tamaño de la camada y la duración del mismo. Los autores calcularon un gasto energético de la cerda de 583 kcal de energía metabolizable por lechón nacido, y 2.068 kcal por hora de parto. En la práctica, un parto con 14 lechones requiere unas 8.159 kcal, y un parto de 4,5 horas aproximadamente 9.308 kcal.
Además de la energía, la fibra dietética también juega un papel importante en la nutrición de la cerda alrededor del parto. La fibra proporciona una fuente de energía prolongada para la microbiota intestinal y ayuda a prevenir el estreñimiento. Según Dumniem (2024), la suplementación de fibra durante el período de transición redujo la prevalencia de estreñimiento del 46,3% al 17,6%.
Oliviero et al. (2010) encontraron que las cerdas estreñidas tuvieron partos significativamente más prolongados, superando los 300 minutos. Estos hallazgos subrayan la importancia de abordar el estreñimiento durante el periparto, ya que es un factor clave en el síndrome de disgalactia posparto, que puede aumentar las tasas de mortalidad pre-destete en los lechones.
Finalmente, al hablar de la nutrición en la fase de transición, no debe pasarse por alto el papel del calcio y la vitamina D en este proceso.
El calcio es esencial para las contracciones musculares, incluidas las contracciones uterinas (miometriales) durante el parto. La vitamina D es crítica para la absorción intestinal del calcio y juega un papel central en la homeostasis del mismo, influyendo directamente en la función contráctil. Por ello, una adecuada suplementación de calcio y vitamina D, junto con un equilibrio electrolítico apropiado, resulta crucial para unas condiciones de parto favorables.
Conclusión
La atención especial a la nutrición durante el período de transición o periparto es esencial debido a la naturaleza crítica de esta etapa, que desempeña un papel decisivo en los resultados del parto y la lactación. Una formulación adecuada de la dieta y una correcta gestión nutricional en este período son factores clave para la productividad y el éxito de las cerdas altamente prolíficas.
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