Se trata de una enfermedad con un amplia distribución a nivel mundial en aquellos países con una importante producción porcina y presenta niveles de prevalencia muy elevados.
A nivel europeo se ha realizado un estudio sobre la prevalencia y el seroperfil de la infección en las explotaciones positivas utilizando un prueba ELISA de bloqueo durante el cual se tomaron muestras de suero de cerdas primerizas y multíparas, lechones a final de la lactación (3 a 4 semanas de vida), al final de la transición (8 a 10 semanas de vida) y cerdos de engorde de 13, 18 y 24 semanas de vida.. Las figuras 1 y 2 muestran los resultados obtenidos para España, en donde se analizaron 73 explotaciones repartidas por todo el territorio. Los resultados obtenidos son similares a los encontrados en los demás países europeos.
Fig. 1. Explotaciones positivas en cada grupo de edad (%). |
Fig. 2. Animales serológicamente positivos en cada grupo de edad (%). |
Respecto al impacto económico, si bien las pérdidas directas debidas a mortalidad son bajas, el problema está en la forma crónica de la enfermedad, que resulta en disminuciones de la ganancia media diaria, empeoramiento de los índices de conversión y desigualad entre lotes de engorde. Según los resultados de estudios recientes, los costes indirectos imputados a la forma crónica de la EPP oscilan entre los 3,55 € por plaza de engorde/año hasta llegar a alcanzar, en algunos casos, los 20 € plaza engorde/año.
A. Carvajal, J. Pozo, C. García, J.A. Collazos y P. Rubio. Enteropatía Proliferativa. Suis, Nº 19. 2005: 40-48.