Situación actual
El norte de Italia (Piamonte, Liguria, Lombardía, Emilia-Romaña y Toscana) sigue siendo el epicentro original y la zona más problemática. Tras su introducción, el virus de la peste porcina africana (PPA) se propagó rápidamente entre la población de jabalíes, favorecido por la continuidad del hábitat, la elevada densidad y la complejidad topográfica. Las zonas bajo restricciones han pasado de los 1.000 km2 iniciales a más de 21.000 km2 en la actualidad. Este incremento de veinte veces desde 2022 refleja que las medidas de contención iniciales no lograron el efecto deseado.
El área metropolitana de Roma, donde la enfermedad se introdujo en abril de 2022 por la actividad humana, constituye un caso de erradicación exitosa. El cierre de pasos bajo el anillo de circunvalación (Grande Raccordo Anulare), junto con una intensiva vigilancia pasiva y una despoblación selectiva realizada exclusivamente mediante trampas, permitió eliminar el virus en un periodo relativamente corto (último caso en verano de 2023). Hoy, la capital italiana está oficialmente libre de la enfermedad.

En el centro y sur del país (Campania, Basilicata y Calabria), dos introducciones independientes causaron dos brotes de escasa extensión sin una expansión significativa de las zonas de restricción. En conjunto, estas zonas suman unos 5.000 km2, aunque la situación parece menos complicada que en el norte. En Campania y Basilicata, la baja sensibilidad del sistema de vigilancia impide descartar completamente la presencia del virus, mientras que Calabria avanza hacia la obtención del estatus libre de enfermedad.
En total, las zonas afectadas superan ya los 25.000 km2, con el norte como principal foco de preocupación y Roma como ejemplo de una estrategia eficaz.

Foto 1. Mapa de brotes de PPA.
Fundamentos de la gestión
La experiencia internacional ha demostrado que el control de la PPA en jabalíes requiere una secuencia lógica de acciones:
- Detener la ola epidémica para evitar la propagación geográfica del virus.
- Favorecer la letalidad natural del virus, permitiendo que la epidemia reduzca drásticamente la densidad de la población infectada.
- Reducir la población residual, una vez que el virus ya ha causado un colapso demográfico, para prevenir un resurgimiento rápido.
Estos principios solo se aplican eficazmente si van acompañados de dos herramientas clave: vallas funcionales para limitar la propagación del virus y una vigilancia pasiva generalizada para controlar su evolución, identificar la transición a la fase endémica y certificar la erradicación.

Foto 2. PIG BRIG - Inovadora trampa para jabalíes del ISPRA.
Qué ha funcionado y qué no
En el norte de Italia, la estrategia aplicada fue inconsistente y fragmentada. El vallado no se completó a tiempo, la despoblación fue irregular y poco coordinada, y la vigilancia detectó muchos menos cadáveres de los esperados. En muchos casos, los hallazgos positivos de cadáveres fueron notificados por ciudadanos en lugar de por sistemas estructurados de búsqueda.
En cambio, en Roma, la implementación rigurosa de las medidas recomendadas demostró que un enfoque unificado y oportuno puede funcionar. Una cadena de mando clara, cooperación interinstitucional y comunicación transparente hicieron posible la erradicación en un plazo breve.
En el centro y sur del país, las medidas han sido más graduales, prudentes y coherentes en su aplicación. Aunque la ausencia de nuevos casos positivos es alentadora, el sistema de vigilancia aún debe reforzarse para confirmar la verdadera erradicación del virus en Campania y Basilicata.
Un problema transversal, presente en todos los ámbitos, es la fragmentación de competencias. Las decisiones regionales no siempre han estado alineadas con la estrategia nacional, lo que ha generado retrasos e incoherencias. La resistencia local a los vallados o a la suspensión de la caza también ha ralentizado con frecuencia intervenciones esenciales.
Lecciones y perspectivas
El futuro de la lucha contra la PPA en Italia depende de la capacidad para construir una visión unificada que diferencie claramente la gestión del virus en jabalíes de la que se realiza en cerdos domésticos.
En el sector ganadero, las prioridades —bioseguridad, controles y vigilancia— están asumidas. En jabalíes, en cambio, el enfoque sigue siendo más reactivo e irregular.
Para mejorar, Italia debe:
- Definir una estrategia nacional clara, consensuada entre todos los niveles de gobierno.
- Invertir en vigilancia pasiva y comunicación del riesgo, herramientas esenciales para implicar a los actores clave, cazadores y ciudadanía.
- Mantener coherencia y continuidad en la toma de decisiones, evitando vaivenes por presiones locales o percepciones sociales.
Las experiencias más exitosas —como la de Roma— demuestran que, cuando las acciones son rápidas, coordinadas y bien comunicadas, es posible erradicar el virus.

