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Granjas de genética - por qué y cómo practicar la autorreposición

En este último capítulo dedicado a las granjas de genética, valoraremos en primer lugar los pros y los contras de tener autorreposición en una explotación, y luego calcularemos los censos medios necesarios para poder practicar autorreposición en granja.

En este último capítulo dedicado a las granjas de genética, valoraremos en primer lugar los pros y los contras de tener autorreposición en una explotación, y luego calcularemos los censos medios necesarios para poder practicar autorreposición en granja.

Podemos considerar dos modalidades de autorreposición en granja:

  1. Explotaciones “abiertas” que introducen abuelas, es decir, introducen periódicamente animales en granja. Con la descendencia de estas abuelas es con la que reponen sus F1.
  2. Explotaciones “cerradas”, son granjas en las que no entran animales, luego también autorreponen sus abuelas. Normalmente, lo que hacen estas granjas es cubrir parte de sus abuelas en pureza, es decir, con semen de la misma línea genética, y la descendencia de estas cubriciones es la que se usa para reponer la población de abuelas.

A continuación presentamos las principales ventajas e inconvenientes de este tipo de manejo así como la forma de cálculo.

Ventajas de la autorreposición

La principal ventaja de la autorreposición es disminuir al máximo posible (granjas abiertas), o incluso evitar (granjas cerradas) la entrada de animales externos a la granja. En la producción porcina actual, una elevada sanidad es un elemento clave para incrementar la eficiencia productiva de las explotaciones (mejora de parámetros productivos, ahorros en medicación, homogeneidad de animales a matadero…).

Dado que uno de los principales peligros sanitarios es la introducción de animales ajenos (posible introducción de nuevas enfermedades, desestabilización patológica de la explotación), con la autorreposición se minimiza o anula este riesgo.

Otras ventajas de la autorreposición son la no dependencia de fluctuaciones de precio de los animales, o de disponibilidad de éstos, y el evitar los procesos de cuarentena y adaptación de los animales externos (instalaciones, días no productivos…).

Inconvenientes de la autorreposición

Los principales inconvenientes son:

  • Existencia de varios tipos de animales en granja, lo cual dificulta ligeramente el manejo diario (manejos diferenciados, control de los animales por genética, manejo diferenciado en transición-cebo).
  • Heterogeneidad de los animales a cebar. De la descendencia de las abuelas, obviamente sólo las hembras se usan para reposición, quedando los machos para cebo y envío a matadero. Estos animales son de distinta genética que los animales de cebo, lo que implica distintas velocidades de crecimiento y morfología. El resultado es una mayor heterogeneidad del producto resultante, con la consecuente penalización en matadero.
  • Pérdida de plazas de cebo, por dos razones: parte de las plazas de cebo se van a usar como recría de la reposición, y además, los animales a recriar requieren mayor espacio.
  • En las granjas cerradas, si no se hace selección de las abuelas, con el tiempo se produce un “desfase genético” (las cerdas de la explotación no tienen mejora genética, mientras que las cerdas de mercado sí). Esto hace que, a pesar de ser granjas cerradas, se recomiende, pasados unos años, efectuar una entrada de abuelas, para salvar este desfase.

Cálculo de la autorreposición

Partimos, como ejemplo, de una granja de 500 cerdas. Suponiendo una reposición anual del 40%, se requerirán:

500 x 0,4 = 200 primerizas entradas al año

De cada abuela, la descendencia apta para reposición media puede ser:

1 abuela ≈ 22 lechones destetados/año, de los cuales la mitad son hembras, luego 11 lechonas destetadas/año.

Suponiendo una mortalidad total en transición-recría del 5% quedarían:

11 lechonas destetadas x 0,95 ≈ 10 cerdas recriadas

Llegado a este punto, hay que seleccionar las cerdas (decidir cuáles son válidas para entrar como reposición, y cuáles van a matadero). Una tasa de selección normal puede rondar el 80%, luego:

10 cerdas recriadas x 0,8 = 8 cerdas de reposición

Estos parámetros pueden variar, así que se suele considerar que por cada abuela se obtienen entre 6 y 9 animales de reposición al año.

En el ejemplo, el nº de abuelas necesarias en granja sería:

200 primerizas al año/8 primerizas por abuela = 25 abuelas

Se recomienda tener algo de margen, luego en esta explotación serían necesarias aproximadamente unas 28 abuelas. Por lo tanto, el censo de esta granja sería:

F1 ≈ 470-474 cerdas
Abuelas ≈ 25-30 cerdas

Como se puede observar, para una correcta autorreposición, el censo de abuelas debe estar entre el 6 y el 9% del censo de F1.

En el caso de una granja cerrada, el porcentaje de abuelas que habría que tener para cubrición en pureza sería el mismo, entre el 6 y el 9% del censo total de abuelas, luego en este ejemplo, serían:

28 x 0,07 ≈ Entre 2 y 3 cerdas

Por lo tanto, habría que tener 30-31 abuelas, de las cuales 2-3 se cubrirían en pureza.

Con este artículo terminamos la serie que hemos dedicado a las granjas de genética.

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