Abstracts - Nutrición

El contenido en proteína de la ración también afecta a la digestibilidad ileal estandarizada de la mayoría de los aminoácidos.

Aumentar el contenido en AGPI en productos congelados durante poco tiempo no tiene ninguna repercusión negativa sobre la calidad sensorial.

7,4 g de treonina por kg son suficientes para cubrir las necesidades de lechones de rápido crecimiento, maximizando la retención de N y ayudando a la función de barrera intestinal.

Mientras que la elongación de los ácidos grasos tiene lugar en el hígado, las transformaciones de los ácidos grasos saturados e insaturados se dan en la grasa subcutánea.

El autoclavado, pero no el secado en estufa, reduce la concentración y la digestibilidad de los AA en la harina de soja.

Las bacterias ácido-lácticas pueden modular las emisiones de olor los purines, independientemente de la disponibilidad de proteína fermentable.

La suplementación con queratinasa tiene un efecto positivo sobre los rendimientos de los lechones alimentados con raciones a base de maíz y soja.

La suplementación a corto plazo con quelato de magnesio mejora la capacidad de retención de agua y la evaluación sensorial visual de la carne de cerdo envasada en atmósfera modificada.

Los DDGS de maíz pueden ser una opción viable para sustituir materias primas nobles en las raciones para cerdos de engorde-acabado.

El índice de yodo de un determinado depósito graso no es un buen indicador del de otros depósitos grasos.

Iniciar el suministro de pienso lactoreemplazante el día 5 o 10 reduce la incidencia de diarrea en los lechones y el intervalo destete-cubrición en las cerdas.

La fibra con alta viscosidad y baja capacidad de fermentación aumenta la proporción de la ración que es digerida a nivel del intestino delgado.

Reducir el tamaño de partícula y añadir suplementos multienzimáticos al pienso son estrategias útiles durante el período posterior al destete, pero no durante el engorde.

Para optimizar la producción de jamones curados se deben adoptar diferentes programas de alimentación entre cerdos machos castrados y hembras.

Altos niveles de ZnO en la ración favorecen la competencia entre las enterobacterias, reduciendo así la aparición de cepas de E. coli patógenas.

80 g/kg de inulina en la ración pueden proteger a los cerdos de padecer disentería porcina mediante la modificación de la microbiota del tracto gastrointestinal.

El aumento de la grasa intramuscular en cerdos alimentados con raciones bajas en proteína está relacionado con una activación específica de la expresión génica en los tejidos.

Aumentar los niveles de lisina y energía de la ración mejora el crecimiento y la digestibilidad aparente total de los nutrientes.

La modelización matemática sirve como herramienta para estudiar la digestibilidad del fósforo de diferentes ingredientes y estrategias alimenticias.

La administración de ácido linoléico conjugado (CLA) a las cerdas permite reducir la pérdida de espesor del tocino dorsal durante la lactancia y aumentar el peso de los lechones al destete.

La suplementación con glutamina reduce la severidad de las infecciones gastrointestinales relacionadas con el destete.

Suplementar la ración de cerdas lactantes con ácido fólico aumenta la producción de leche, mejora la calidad de ésta y los rendimientos de los lechones.

Junto a los costes y el valor nutritivo, la preferencia de los diferentes ingredientes debería de tenerse en cuenta a la hora de formular las dietas para porcino.

Niveles más altos de lisina que los recomendados por el NRC mejoran los rendimientos reproductivos de las cerdas multíparas en gestación.