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Inevitablemente todo lo que sube baja

Tras evaluar la situación internacional, Burset pronostica el inicio de la bajada de precios para el porcino español, que seguirá hasta principios de 2023.

En lo que llevamos de año hemos visto que nuestra cotización ha subido desde EUR 1,02/kg vivo al empezar el ejercicio hasta el récord absoluto de 1,72 a finales de septiembre. Un 69% de aumento que, aun siendo extraordinario, sabe a poco atendiendo a las especiales circunstancias del año, especialmente el desmesurado aumento de los costos de producción.
Como ya hemos comentado en anteriores ocasiones, para nosotros, los europeos, este es el año de los sobresaltos. La guerra en Ucrania conlleva consecuencias trascendentales, no deseadas y no acotables, aún desconocidas en su totalidad. La guinda del pastel la constituye la amenaza nuclear que no es, en absoluto, baladí. Se trata de blanco o negro: o seguimos adelante o todo se acabó.

Desconcierto, dudas e incertidumbre conforman el escenario de la producción porcina europea actual en su totalidad. La toma de decisiones está influenciada y sesgada por los efectos de la guerra. A pesar de todo, remando contra corriente y sorteando toda clase de dificultades, se sigue adelante. Creemos que muchos ganaderos y directores de empresas son acreedores -con méritos suficientes- a la “medalla del valor”.

Nuestra cotización lleva tres semanas planeando en las alturas. En breve comenzará a descender, tanto más aprisa cuanto mejores sean las condiciones ambientales. Si la temperatura y el ambiente son los idóneos, los cerdos crecen muy rápidamente (sobre todo los retrasados en granja por el calor) y en muy pocas semanas pasaremos de un mercado en penuria de oferta en vivo a un mercado largamente excedentario.

El verano español ha sido largo y muy caluroso. La oferta de ganado para beneficio ha estado más limitada que nunca. Algunas plantas de beneficio han trabajado sólo cuatro días por semana durante bastante tiempo; otros han preferido adaptarse y beneficiar un 20 o un 25% menos cada día. El flujo de cerdos vivos europeos para beneficio aquí ha sido constante y algo mayor que otros años. Finalizada esta escasez, todo el mundo parece tener ganas de trabajar a tope. No hay ninguna duda que la capacidad de beneficio (y despiece) instalada es más que suficiente para absorber todos los cerdos que puedan salir al mercado. Las plantas de beneficio piensan en beneficiar cuanto más mejor para así diluir los costos de producción.

Con las compras de China al ralentí (de momento los compradores chinos envían mensajes de desgano y poco interés) es inevitable que nuestro precio deba buscar la máxima competitividad posible en Europa. Se trata de exportar todo lo que se pueda y para ello la planta de beneficio necesita comprar a unos precios en la banda baja de los europeos.
En lo que llevamos de año hemos visto cómo el precio español ha estado ocupando el liderazgo en Europa, dentro del grupo de los países con producciones significativas. Francia nos ha superado durante algunas semanas, pero el Estado Francés juega con cartas marcadas: la etiqueta VPF (viande de porc française = carne de cerdo francesa) supone una traba importante a las importaciones de carne extranjera y provoca un efecto de dopaje sobre el precio de la carne franco-francesa.

La primera consecuencia del liderazgo del precio español ha sido la entrada en pérdidas de la planta de beneficio. Pocas veces hemos visto tantas semanas seguidas con márgenes negativos. 2022 será un mal año para todo el mundo: para el ganadero porque sus costos han subido brutal y desacomplejadamente, para la planta de beneficio por la mala coyuntura (compra del cerdo caro, mercado internacional muy apático) y para el industrial transformador por la incapacidad que ha tenido de trasladar las subidas muy importantes de la carne de abril a sus productos transformados finales. Pocas veces -en el pasado- un año ha sido negativo para todos los eslabones de la cadena.

La confirmación de que las autoridades de Corea del Sur aceptan definitivamente el principio de la regionalización al considerar los efectos de la FPA es una noticia excelente. El acceso a este mercado está otorgando oxígeno a las plantas de beneficio alemanas lo que redunda en una atmósfera más respirable en toda la UE. La última subida de 5 céntimos en canal del mercado alemán (del 7 de setiembre) es atribuible en un 100% a la confirmación de los primeros contratos (después de más de dos años) con clientes coreanos. Una buena noticia que debe alegrarnos. La súbita y radical bajada de este miércoles pasado (28 de septiembre, bajada de 10 céntimos por kilo en canal) constata que, a pesar de una oferta de cerdos bajo mínimos, el mercado de la carne está más que fatigado.

Creemos que nuestro precio empezará a bajar en modo comedido, acelerando su caída conforme avance el otoño. Nadie sabe hasta donde puede bajar. Está claro que desde hoy a Navidad no hay las suficientes semanas para que el precio del cerdo llegue a su mínimo. Nos atrevemos a decir que (a diferencia de los últimos años, excepto en 2020 por el Covid) el precio mínimo del cerdo en Mercolleida en el trascurso de 2023 se producirá en febrero o en marzo y no en enero. Creemos que este precio mínimo del 2023 podría encontrarse entre EUR 1,30/KG y 1,35 en vivo. No hay más cera que la que arde y el mercado mundial de la carne (con el permiso de China, ausente por ahora) no da para más. Apuntémonos el dato y ya veremos si el tiempo nos da la razón. No discutamos ni nos enervemos, simplemente aguardemos.
Terminaremos con una frase de Marco Tulio Cicerón: “Errar es humano, pero sólo los estúpidos perseveran en el error”.

Guillem Burset

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