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Nutrición de reproductoras: Puntos críticos del periodo de transición (1/2)

Elementos a considerar a la hora de plantearnos las necesidades nutricionales de la cerda en el periodo de transición: crecimiento fetal y tejidos asociados, desarrollo mamario, calor endógeno y procesos fisiológicos de adaptación.

Cada vez despierta más atención el llamado periodo de transición (PT) que incluye los últimos diez días de gestación y los primeros 10 días de lactación. Los requerimientos de nutrientes durante el PT cambian rápidamente, tanto en energía como proteína y aminoácidos.

De forma general podemos decir que las dietas de gestación tienen una baja densidad proteica y energética, mientras que las de lactación contienen elevados contenidos en proteína y energía, además de niveles-calidad de fibra y calcio digestible/fósforo digestible muy diferentes, lo que implica un salto tanto cuantitativo como cualitativo que debemos tener en consideración. En la práctica de la granja, limitados muchas veces por factores infraestructurales y de manejo, la transición de un pienso a otro se hace como a cada uno le viene mejor, entendido como lo más fácil, y no necesariamente lo óptimo desde el punto de vista nutricional.

Ante cualquier problema en cerdas lactantes, nos debemos remitir a todo lo que hemos hecho en la granja de reproductoras durante los seis meses anteriores. No puede haber una adecuada fase de lactación si no hemos hecho un correcto manejo y nutrición de las cerdas durante la lactación previa, y desde el mismo momento del destete del ciclo anterior hasta que entran a la sala de partos.

En este punto, el mantenimiento de la homeostasis y la condición corporal de las cerdas será crítico para entender muchos de los trastornos que nos pueden surgir en caso de desviaciones de estos dos grandes apartados de la base del metabolismo, y que expresamos en la siguiente gráfica:

Figura 1. Trastornos metabólicos en las reproductoras. Patofisiología del post-parto, 2015. (Palomo, 2015).
Figura 1. Trastornos metabólicos en las reproductoras. Patofisiología del post-parto, 2015. (Palomo, 2015).

Elementos a considerar al plantear las necesidades nutricionales en el PT:

  • Crecimiento fetal
  • Desarrollo mamario
  • Necesidades de mantenimiento
  • Necesidades ganancia peso de las cerdas
  • Movilización de reservas corporales
  • Producción de calostro
  • Producción de leche
  • Número de parto de las cerdas: primero y segundo parto frente a multíparas
  • Peso de las cerdas en dicho momento productivo en base a genética
  • Productividad de cada cerda

Puntos críticos afectados en la práctica por la nutrición en el periodo de transición

1) Crecimiento fetal y peso de la camada al nacimiento: prácticamente la mitad del peso al nacimiento tiene lugar en las últimas 3-4 semanas de gestación. Se estima que el crecimiento fetal durante la primera mitad del PT supone un 25-30% del peso al nacimiento. Esto supone un incremento en las necesidades de proteína y aminoácidos en la cerda. Si la ingesta de nutrientes en estos días no es suficiente para el mantenimiento corporal, se movilizarán reservas grasas y proteicas para el crecimiento fetal y de tejidos reproductivos. Esto no significa que vaya a influir linealmente en el peso de los lechones al nacimiento, pero sí negativamente en la fisiología reproductiva de la cerda. Como no sabemos el número exacto de fetos es difícil establecer las necesidades nutricionales exactas.

2) Crecimiento de placenta, útero y líquidos amnióticos: los líquidos amnióticos y membranas aumentan desde el comienzo de la gestación hasta el día 80-85, por lo que sus variaciones en el PT no tienen mayor influencia en las necesidades nutricionales. Por el contrario, el crecimiento exponencial de la placenta y cuernos uterinos sí que influye en base a su contenido en aminoácidos. Al final del parto los nutrientes retenidos en la placenta y en los líquidos y membranas expulsados son perdidos por la cerda, lo que da lugar a un balance negativo. En contrapartida, cuando tiene lugar la regresión de los dos cuernos uterinos, los nutrientes que esto proporciona pasan a sangre y van a producción lechera. No se sabe con precisión cómo afecta la nutrición de las cerdas en este periodo de transición a la regresión del tejido uterino.

3) Desarrollo tejido mamario: la lactogénesis comienza a los 90 días de gestación, admitiendo que el crecimiento mamario tiene lugar en el último tercio de la gestación, siendo mayor su desarrollo en los últimos diez días previos al parto (a pesar de la apreciación visual) y dividiéndose en dos fases:

  • Fase I: preparación del tejido mamario para la síntesis de los constituyentes de la leche
  • Fase II: secreción del calostro. El mayor crecimiento de tejido mamario tiene lugar en los diez días previos al parto, continuando los diez días posteriores, pero ya a un ritmo inferior. La nutrición en este periodo juega un papel clave sobre el desarrollo mamario.

4) Producción de calor endógeno: la producción lechera da lugar a un aumento en la producción de calor. Las necesidades energéticas de mantenimiento son mayores durante el parto que en gestación, siendo constantes en base al peso metabólico (460 vs 405 kJ/kg – NRC 2012) lo que nos dice que en los diez días previos al parto las necesidades de energía de mantenimiento de la cerda se mantienen constantes, dependiendo del peso de la hembra. El primer día después del parto, por la cantidad-composición del calostro, la pérdida de calor adicional endógeno es baja, pero a partir del día 2 postparto, la pérdida de calor va aumentando considerablemente en relación a la cantidad de leche producida. Entre el día 2 y día 10 de lactación el aumento de la producción de calor equivale al contenido en energía de medio kilo de pienso.

5) Procesos fisiológicos de adaptación: la fase de gestación se considera un periodo de anabolismo mientras que durante la lactación estamos en un periodo de catabolismo. Como regla general, de la energía que ingiere una cerda en gestación, el 70% es para cubrir sus necesidades de mantenimiento y sólo el 30% se usa en producción (fetos, placenta, líquidos amnióticos, membranas, útero), mientras que en lactación ese 70% se destina a la producción lechera, mucho más exigente metabólicamente que la producción de fetos. Esto supone un cambio en el metabolismo hepático con un aumento de tres veces el flujo de plasma arterial y un incremento del consumo de oxígeno por parte del hígado estimado en un +40% durante la lactación. Una función esencial del hígado durante este periodo es mantener la homeostasis de glucosa, siendo más eficiente utilizarla desde los depósitos de reserva que desde el propio alimento. Esto nos debe hacer reflexionar sobre la importancia de las reservas de glucógeno en este periodo de transición, acumulando todo lo factible en los diez días últimos de gestación y evitando un gran agotamiento de esas reservas en los primeros diez días de lactación mediante la ingesta elevada de pienso de forma continuada. Cuando hay más de cuatro horas entre comidas en cerdas hiperprolíficas, los niveles de glucosa en plasma caen drásticamente. Se han realizado estudios sobre la relación de niveles de urea en plasma de las cerdas al momento del parto y la producción de calostro con una correlación positiva (Loisel, 2014) que demuestran que el metabolismo hepático afecta a la productividad de las cerdas durante el periodo de transición, sabiendo que la urea se produce en el hígado (oxidación proteínas).

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