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Diarreas neonatales: causas y agentes principales

Las diarreas neonatales son una patología común y muchas veces desesperante, hoy cuatro especialistas en porcino nos dan su visión acerca de este problema exponiéndonos sus conocimientos y su punto de vista desde los distintos puntos geográficos donde ejercen su trabajo.

En este artículo se abordarán la incidencia y los agentes más frecuentes. En los siguientes artículos se continuará con las estrategias preventivas con pautas de vacunación y de limpieza y desinfección, el abordaje de los métodos preventivos con feed-back y bioseguridad, la influencia que tiene la alimentación de las cerdas en peri-parto sobre esta patología y terminaremos con los tratamientos a instaurar en caso de brote.

¿Con qué frecuencia aparecen las diarreas neonatales?

Para los cuatro profesionales se trata de una patología muy importante con la que hay que lidiar hoy en día.

Respecto a la incidencia Ackermann, Cantín, Guedes y Vraeghe coinciden en que esta patología se encuentra con una elevada incidencia en las granjas dándose un incremento en los últimos años.

Cantín especifica que las diarreas neonatales aparecen con mayor incidencia desde el día dos de lactación hasta los días 6-7 pudiendo llegar a afectar al 80-90% de la granja. Fundamentalmente se da en primíparas con más del 50% de afección, pero también en multíparas con un 30-35% de incidencia afectando sobre todo a cerdas de segundo y sexto parto. Se suele encontrar con diarrea tipo acuosa con los lechones muy manchados y deshidratados, amontonados sobre la placa o incluso sobre la cerda como aparece en las imágenes 1 y 2.

Imagen 1. En la imagen se pueden observar lechones de tres días de vida con diarrea líquida de color amarillento muy manchados, húmedos y con sensación térmica de frío, amontonándose sobre la placa de calefacción.
Imagen 1. En la imagen se pueden observar lechones de tres días de vida con diarrea líquida de color amarillento muy manchados, húmedos y con sensación térmica de frío, amontonándose sobre la placa de calefacción.
Imagen 2: Digestivo de lechón de lactación donde se puede observar una gran congestión de intestino delgado y contenido líquido amarillento de este. En este caso se diagnosticó E.coli de tipo beta-hemolítico.
Imagen 2: Digestivo de lechón de lactación donde se puede observar una gran congestión de intestino delgado y contenido líquido amarillento de este. En este caso se diagnosticó E.coli de tipo beta-hemolítico.

Tanto Cantín como Vraeghe atribuyen un mayor porcentaje de casos a las cerdas primerizas.

Una causa multifactorial

Los 4 profesionales, insisten en el origen multifactorial de las diarreas y en la importancia de hacer un diagnóstico adecuado de estas, diferenciando las que puedan tener que ver con ambiente, manejo o nutrición de las causas infecciosas.

Vraeghe explica gráficamente la idea del equilibrio entre presión de infección y medidas preventivas de manejo, inmunización, higiene, etc. Existen granjas donde se ha podido controlar la diarrea durante un tiempo largo, y luego sin ningún cambio aparente surge de nuevo la diarrea. Eso ocurre porque se ha roto ese equilibrio. De la misma manera hay granjas donde con pocas medidas consiguen evitar la diarrea y en otras es mucho más difícil aún poniendo muchas medidas. Eso es porque ese equilibrio entre presión de infección, inmunidad, genética, alimentación, ambiente, etc., es particular en cada granja.

¿Cuáles son los agentes diagnosticados más frecuentes en esta patología?

Respecto a los agentes más comunes Guedes destaca que el principal reto es el diagnóstico del agente etiológico ya que es muy habitual encontrar infecciones mixtas en la granja con al menos dos agentes involucrados. Y apunta, que es muy importante no olvidarse de utilizar técnicas de histopatología que permitan conocer el tipo de lesión causada, y poder determinar así el agente primario. Esta técnica no es específica, pero es muy sensible y nos puede guiar en el diagnóstico del problema principal o incluso encontrar lesiones y luchar directamente contra el agente que las causa. Centrarse sólo en los agentes que encontramos y no en las lesiones que se producen puede conducir a errores.

Sí que observamos más diferencias entre ellos, cuando les preguntamos cuales son los principales agentes causantes de las diarreas según su experiencia.

Guedes, coloca en primera posición a Clostridium difficile. Explica: ha aumentado mucho el diagnóstico de C. difficile en los últimos años, tanto en los diagnósticos hechos en campo basados en la clínica y necropsias como en el diagnóstico laboratorial.

Rotavirus es el segundo de la lista, motivado por el aumento de diagnósticos de Rotavirus tipo C. Menos frecuentes son los casos de Rotavirus A. El tercero de la lista es Echerichia coli. Apunta que no hay que olvidarse de la coccidiosis que es un problema frecuente en las granjas de Brasil, aunque no es exactamente una diarrea “neonatal”, sino que aparece en lechones de más edad.

Sobre el Clostridium perfringens tipo A, nos cuenta, que no se diagnostica en Brasil ya que no está claro como diagnosticarlo por lo que cuando muestrean todo y no encuentran nada piensan en él.

Cantín insiste en que habitualmente no hay un único agente implicado. Rotavirus está casi siempre, afirma, pero en muchas ocasiones no es suficiente con controlar el rotavirus para solucionar el problema. Suele haber algún segundo agente, que en ocasiones es E. coli, la mayoría de las veces beta-hemolítico, en otras Clostridium.

También apunta otro tema importante: en algunas granjas que tuvieron brote clínico de diarrea epidémica porcina, esta se ha quedado de forma crónica en la granja y ya puedes encontrarla en los lechones de pocos días de vida.

Ackermann no duda en destacar como el principal agente a Rotavirus, en concreto A y C son los más comunes, en su opinión Rotavirus B genera también problemas, aunque admite que otros colegas opinan que no tiene un papel importante.

En segundo lugar, C. perfringens tipo A y C. difficile. Ackermann explica que la toxina hemolítica de C. perfringens tipo A causa problemas, aunque admite este es un tema que genera discusión y no hay una opinión unánime entre los veterinarios de distintos países. En cambio, el uso generalizado de vacunas comerciales ha conseguido que prácticamente no aparezca problemas causados por C. perfringens tipo C. Las diarreas por E. coli también se controlan bastante mediante la prevención vacunal.

Por supuesto que TGE, PED o delta-coronavirus pueden dar problemas graves, pero se dan en forma de brotes epidémicos, no de una forma continuada. La coccidiosis también es un problema que aparece. Y destaca que en un diagnóstico diferencial en EEUU, no se debe olvidar la gripe y el Seneca Valley virus.

Vraeghe cita en primer lugar E.Coli y C. perfringens tipo C. Nos explica en que en la actualidad se diagnostica a menudo C. perfringens tipo A pero en su opinión no siempre tiene un papel patógeno. También son frecuentes casos de Rotavirus tipo A y C.

En resumen, las diarreas neonatales son un problema antiguo que parece sigue de actualidad, de etiología compleja y de difícil diagnóstico y pronóstico.

En el siguiente artículo se hablará sobre las estrategias preventivas que podrían ayudar a su control.

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