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Estrategias para controlar la variabilidad de peso del lechón en transición (1/2): maternidad, segregación de animales, confort ambiental

Aunque la dispersión que "viene" de maternidad es determinante en la dispersión final, en transición podemos tomar medidas para corregir en parte esta dispersión.

En un artículo previo se constató la necesidad de controlar la dispersión de peso vivo (PV) generada a lo largo del ciclo productivo, así como las implicaciones más importantes registradas al final del engorde y que afectan la eficiencia productiva.

En dos artículos consecutivos trataremos estrategias estrictamente productivas y de manejo, destinadas a reducir la variabilidad del PV de los lechones durante y a la salida de la transición. En este primer artículo, se abordan cuestiones como la segregación de animales, y el confort ambiental. En el siguiente abordaremos la alimentación y el espacio de comedero.

No se debe olvidar la importancia de los aspectos sanitarios aunque no se incluyen en estos artículos. Por una parte, seguir las normas de bioseguridad externa e interna y de otra practicar un vacío sanitario estricto son aspectos básicos para controlar la aparición de patógenos y/o la recirculación de los ya existentes. Además, el sistema de producción empleado juega también un papel muy importante, pues no es lo mismo una transición de un ciclo cerrado que una S2 de un "tres fases"; el control sanitario se suele simplificar o complicar en este último caso dependiendo del número de granjas origen y homogeneidad sanitaria de los lechones.

 

La importancia de realizar un buen manejo en maternidad

Un buen peso y homogeneidad de los lechones en el momento del destete, o lo que es lo mismo a la entrada a la transición, es primordial al ser el punto de partida. Lo acontecido durante la lactación, en la maternidad, es de gran relevancia y entre los posibles factores a tener en cuenta desde muy temprana edad,destacan:

 

  • Genética de las reproductoras. Especialmente importante resulta en el caso de cerdas hiperprolíficas que paren más lechones, generalmente algo más pequeños y con mayor dispersión de peso.
  • Segregar primerizas del resto de cerdas del rebaño; algunos trabajos sugieren que los lechones de las primerizas crecen mejor si permanecen separados de los lechones procedentes de cerdas multíparas. Son lechones menos competentes a nivel inmunológico y pueden verse perjudicados al mezclarlos con lechones procedentes de cerdas multíparas.
  • Asegurar que las cerdas coman y beban suficiente para no limitar su potencial productivo. Esto puede llevar a maximizar el peso al nacimiento, aspecto fundamental para mejorar el peso al destete.
  • Factor "edad" de los lechones, ligado a que si la dispersión en las fechas de parto se incrementa, la diferencia de edad (y por tanto de tamaño y heterogeneidad de los lechones del lote) también aumenta.
  • Es fundamental asegurar que los lechones toman pronto y suficiente calostro.
  • Si se realizan adopciones, hacerlo en las 24h postparto.
  • Practicar "creep-feeding" a partir de los 7-10 días para minimizar el periodo de anorexia post-destete (sobre todo en lactaciones largas, de 28 días o más).
  • Si se aprecia una producción de leche insuficiente, suplementar con leche artificial: algunos estudios sugieren un aumento del peso al destete y homogeneidad de la camada mediante esta estrategia implementada en los lechones más pequeños (figura 1).

Lechones en lactación artificial

Figura 1. Lechones en lactación artificial. Foto cedida por Antonio Caballero.

 

El interés de segregar los lechones por su peso al destete

Segregar los lechones al destete de acuerdo a su PV persigue fundamentalmente reducir la variabilidad de PV dentro de los grupos de transición, esperando mantenerla más o menos constante. No obstante, y de acuerdo con resultados propios (Jordà et al., 2015), la reducción del coeficiente de variación (CV) del lote que se consigue al inicio de la transición, incrementa posteriormente hasta valores similares a los que se obtendrían sin segregar los animales. Así, en la figura 2, se compara la evolución del CV a lo largo de la transición en dos grupos de animales: uno en el que se segregaron los lechones por peso al destete (convencional) y otro en el que se implementó una estrategia de socialización temprana y se destetaron camadas enteras (social) no mezclándose animales tras el destete. No disponemos del control negativo en este ensayo (no socializados y no segregados) pero otros estudios sugieren que el efecto sería muy similar (presentarían al final un CV similar al tratamiento convencional).

Variabilidad en transición (28-64 días)

Variabilidad en transición (28-64 días)

Figura 2. A pesar del esfuerzo de segregar los lechones al inicio de la transición, el CV tiende a incrementarse hasta niveles parecidos a lechones en los que tal segregación no ha tenido lugar (Jordà et. al, 2015).

 

Disponer de un ambiente y confort adecuados

Ejercer un buen control de las condiciones ambientales y la densidad de animales en los corrales es fundamental (figuras 3 y 4). Un ejemplo típico se da en las granjas que deciden cambiar la genética clásica a cerda hiperprolífica. Si no se redimensionan adecuadamente los corrales de destete/transición, la densidad aumenta perjudicando los objetivos productivos y afectando, además, la homogeneidad de los animales del lote. De igual modo variaciones importantes en el número de cerdas destetadas por semana pueden conducirnos a problemas puntuales similares.

Sala de transición con un buen nivel de confort

Figura 3. Sala de transición con un buen nivel de confort (foto cedida por Laia Blavi).

Ejemplo de corrales de transición con una óptima densidad

Figura 4. Ejemplo de corrales de transición con una óptima densidad (foto cedida por Antonio Caballero).

Algunas indicaciones para asegurar un buen ambiente y confort a los animales, y que contribuirían a la homogeneidad de PV del lote pueden ser:

  • Densidad óptima en los corrales: 4-5 lechones/m2 (0,20-0,25 m2/lechón)
  • Climatización adecuada de las instalaciones: Mantener la temperatura de las salas alrededor de 30ºC a la entrada acompañada de una reducción paulatina de 2ºC por semana hasta los 23ºC a la salida y controlar la humedad relativa. Para ello, además de contar con un buen aislamiento térmico de las naves/salas, hay que controlar la ventilación para evitar salas "cargadas" y no superar corrientes de aire superiores a 0,15 m/s y ofrecer calefacción (preferiblemente de tipo ambiental) cuando se precise.
  • Garantizar el acceso al agua (limpia, de calidad y en cantidad suficiente). Caudal mínimo recomendado de 0,5 a 1,0 l/min.
  • Emparrillado (total o parcial) pero preferible de plástico.

Como conclusión podemos decir que aunque la dispersión que nos "venga" de maternidad es determinante en la dispersión final en la fase de cebo, en transición podemos tomar medidas de manejo o relacionadas con las condiciones de producción que permitirían corregir en parte esta dispersión.

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