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Infertilidad estacional en porcino

El cerdo salvaje europeo presenta anoestro estacional entre los meses de julio y septiembre. Los ciclos del estro se reinician al final del invierno y se sincronizan en ausencia de verracos.

Estacionalidad de la reproducción

El cerdo salvaje europeo presenta anoestro estacional entre los meses de julio y septiembre. Los ciclos del estro se reinician al final del invierno y se sincronizan en ausencia de verracos. En condiciones naturales, existen fluctuaciones estacionales de disponibilidad de alimento y la anticipación o el retraso en el comienzo de la reproducción está relacionado con la cantidad de alimento. Se cree que la sincronización del estro se realiza por mediación de las feromonas femeninas que, en los cerdos domésticos, se supone que son antagónicas de la infertilidad estacional en cerdas primíparas y jóvenes además de sincronizar el estro en cerdas recién destetadas. El mediador de la infertilidad estacional es la melatonina pero existe una variación considerable en los resultados de los experimentos diseñados para demostrar patrones de secreción diurnos. Los efectos de la intensidad lumínica, la duración y el ritmo de cambio del fotoperíodo, la cantidad de alimento, la situación fisiológica y la edad tendrán todos ellos efectos confusos. La tasa más elevada de repeticiones está asociada con el rápido descenso en las horas de luz que se produce entre el final del verano y el otoño. Los bajos niveles de progesterona en sangre que se producen en otoño pueden provocar la imposibilidad de mantener la gestación. Se ha demostrado que en septiembre (en el Reino Unido), los niveles de progesterona en sangre son significativamente más bajos que en cualquier otro momento del año y en este tiempo se producen grandes variaciones de una granja a otra, lo que sugiere la influencia de las prácticas de manejo de cada una.

Gráfica 1. Media del índice de partos de 11 granjas y desviación estándar
Datos de 2002

Los resultados de la exploración por ultrasonidos de explotaciones al aire libre en el Reino Unido ilustra bien este aspecto (gráfica 1). El índice de partos empieza a disminuir en marzo-abril, pero al mismo tiempo aumenta la variación de una granja a otra. Esto sugiere que existen otros factores, distintos de los cambios en el fotoperíodo y en la temperatura ambiental, que intensifican o bien mitigan la infertilidad, siendo los más probables el manejo del microclima y la nutrición. En todos los países productores de cerdos se observan patrones similares.

La temperatura ambiental elevada, ¿provoca infertilidad estacional?

El efecto de la temperatura ambiental elevada sobre la fertilidad de los cerdos es una cuestión polémica. Aunque no existe una correlación directa, se sabe que el estrés causado por el calor provoca abortos y una elevada mortalidad embrionaria y tiene un efecto perjudicial sobre la espermatogénesis y la motilidad espermática. Dado que el suministro de sistemas de refrigeración no reduce necesariamente los efectos de la infertilidad estacional, se puede deducir que es más probable que la temperatura ambiental elevada provoque una reducción de la fecundidad que una reducción de la fertilidad.

Las elevadas temperaturas al final del verano y un efecto retardado de la menor fertilidad de los verracos puede intensificar la infertilidad estacional en otoño, pero puede haber de hecho un descenso de la temperatura en otoño, sin un aumento compensatorio en la ingesta energética, que tenga un efecto negativo mayor sobre la fertilidad que las elevadas temperaturas del verano.

Los efectos estacionales se producen en granjas indoor con un patrón periódico similar porque las cerdas confinadas, independientemente de las condiciones climáticas, están sometidas generalmente a los mismos cambios en el fotoperíodo que los que tienen lugar al aire libre. La gráfica 2 muestra el número de repeticiones mensuales a lo largo de cuatro años en una explotación cerrada de 1.200 cerdas en el sur de Inglaterra.

Gráfica 2. Número de repeticiones mensuales en una granja de 1200 cerdas

El índice de fallos empieza a aumentar en abril cada año y aumenta uniformemente hasta octubre. Puede haber varios factores que contribuyan a esta situación, entre los que se incluirían la gestión de los verracos y el tratamiento del semen, así como los efectos del clima y del fotoperíodo.

Efectos estacionales sobre la fertilidad y la libido de los verracos

También hay efectos estacionales notables sobre la fisiología reproductora de los verracos, tanto sobre la producción de esperma como la libido. Los eyaculados de verraco contienen cantidades significativamente mayores de espermatozoides entre septiembre y febrero que entre marzo y agosto. Cuando se invirtió experimentalmente el fotoperíodo natural entre abril y septiembre, se produjo un incremento correspondiente en la producción de esperma. Los cambios en el fotoperíodo influyen en la producción de esperma, mientras que temperaturas ambientales elevadas de 29 ºC o más tienen un efecto destructor directo sobre las células germinales. Por consiguiente, es posible que el comienzo aparente de la infertilidad estacional en abril, medido por los índices de partos de las cerdas, sea debido en parte a un descenso natural en la fertilidad del verraco en ese momento. Se necesitan como mínimo 5 semanas después de finalizar la exposición de los verracos al estrés por calor para que la motilidad espermática vuelva a la normalidad. El tiempo cálido del verano puede, por lo tanto, hacer infértiles potencialmente a los verracos hasta comienzos de octubre, intensificando de ese modo cualquier efecto estacional que se produzca en las cerdas en ese momento. Además, la libido de los verracos disminuye en el verano y aumenta en el invierno.

Infertilidad estacional: efectos conjuntos

Gráfico 3. Principales factores involucrados en la infertilidad estacional

El fotoperíodo, la exposición a la luz solar, y la temperatura ambiental alcanzan sus valores máximos entre junio y agosto. Durante el año, el estrés por frío seguido de las quemaduras solares, el estrés por calor, la disminución del fotoperíodo y posiblemente el estrés por frío de nuevo con un acondicionamiento poco apropiado de las cerdas en su manejo alimentario harán entrar en juego los diversos efectos descritos.

Disminución de la infertilidad estacional

Todos los factores de riesgo deben ser vigilados y controlados cuidadosamente a lo largo de todo el año si se pretende mantener un rendimiento óptimo de la reproducción. La disminución depende de:

• La identificación y evaluación de los factores de riesgo en el primer trimestre del año

• Inicio de procedimientos específicos en abril

- protección de quemaduras solares en sistemas al aire libre proporcionando áreas para revolcarse en lodo, sombras, etc.
- control de las infecciones cutáneas, especialmente la sarna, que puede agravar las quemaduras solares
- aumento de la disipación de calor creando corrientes, facilitando áreas para revolcarse o sistemas de refrigeración y disminución de la ingesta energética
- prevención del estrés por calor realizando las tareas de manipulación de los animales en los momentos frescos del día
- protección del estrés por frío mediante un aislamiento adecuado, sequedad y aumento de los niveles energéticos
- evaluación crítica constante del estado corporal de las cerdas con ajuste de los niveles energéticos y programa alimentario

• Uso máximo de la inseminación artificial, ya sea en sustitución del apareamiento natural o como complemento del apareamiento natural, especialmente entre abril y septiembre.

• Destete brusco de las cerdas para potenciar el estro después del destete

- evitar lactanciones múltiples
- minimizar la separación entre partos dentro de un grupo

• Cubir al menos un 10% más de cerdas primíparas en primavera ajustando la tasa de reposición anual consecuentemente.

• Mantener buenos niveles de contacto con verracos durante los 35 primeros días de gestación.

• Eliminar las reproductoras repetidoras en agosto, septiembre y octubre.

• Proporcionar 16-18 horas de luz intensa en cada ciclo de 24 horas a lo largo de todo el año.

• Separar a las cerdas primíparas, y posiblemente a las cerdas jóvenes de la piara principal, al principio de la gestación.

• Mantener una óptima estructura de edades de la granja , teniendo en cuenta que habitualmente las cerdas más viejas y pesadas son las que sucumben a la infertilidad estacional.

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