Desafíos y oportunidades en la gestión de granjas porcinas

03-oct-2025
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Junior Salvador analizó el lanzamiento de LIVELLE de Provimi Cargill: luces y sombras de la porcicultura argentina y oportunidades de mejora.

Según el análisis de Junior Salvador, de Agriness —invitado especial en el lanzamiento de LIVELLE—, la renovada propuesta integral para Sitio 1 de Provimi Cargill Nutrición Animal expone luces y sombras de la porcicultura argentina. Mientras la productividad promedio se ubica en 28 lechones por hembra, granjas de excelencia alcanzan entre 38 y 41. El dato, basado en 200 000 hembras que representan el 60 % del plantel nacional, refleja tanto los desafíos de gestión como las enormes oportunidades de mejora del sector. En este escenario, la innovación de Provimi con el nuevo Livelle integra nutrición de precisión, tecnología avanzada y soporte técnico especializado para potenciar la reproducción y lograr un verdadero salto productivo desde el primer día.

Durante su disertación en Argentina, Junior Salvador, director de Negocios de Agriness, compartió una mirada clara sobre los retos y las oportunidades que enfrenta la porcicultura en el país, destacando la necesidad de adaptarse a una nueva era de gestión en las granjas.

“Producimos alimento, no solo cerdos”

Salvador subrayó que el verdadero producto de la porcicultura no son únicamente los kilos de carne, sino alimento de calidad. Para lograrlo, comparó a las granjas con una cocina: solo con orden, limpieza y buenos ingredientes —ya sean insumos como maíz y soja, o información y datos— se puede garantizar un resultado eficiente y superior.

Datos y personas: la base de la productividad

En Argentina, una granja promedio cuenta con unas 650 hembras, generando alrededor de 20 eventos zootécnicos diarios. “Son verdaderas fábricas de datos”, señaló Salvador, aunque aclaró que el valor de la información depende de su calidad y confiabilidad.

En este sentido, enfatizó que, pese a la creciente tecnología disponible, las personas siguen siendo el eslabón más importante. Capacitar al personal para comprender la relevancia de cada dato y cada acción resulta esencial. Un problema frecuente es el retraso en la digitalización: en promedio, la información de un evento demora 16 días en cargarse al sistema, mientras que las mejores 50 granjas lo hacen en 8 días o menos, y el top 10 en apenas 7 días. “Sin datos en tiempo real, la toma de decisiones se ve seriamente limitada”, advirtió.

Tecnología e inteligencia artificial: aliados, no reemplazos

La automatización avanza en áreas como la alimentación, el ambiente o la limpieza, pero tareas clave como el destete o el servicio siguen requiriendo mano de obra humana. De igual modo, la inteligencia artificial (IA) se perfila como una herramienta prometedora para analizar grandes volúmenes de datos y detectar oportunidades de mejora. Sin embargo, Salvador fue claro: “la IA no reemplaza al trabajo humano ni mejora por sí sola los indicadores; depende de la calidad de los datos y de las personas que los implementan”.

Radiografía de la productividad en Argentina

El análisis de 200 000 hembras —aproximadamente el 60 % del plantel nacional— revela una serie de desafíos que marcan la agenda del sector:

Productividad promedio en descenso: en los últimos dos años (2023-2024) cayó levemente a 28 lechones por hembra, frente a granjas de excelencia que logran 38 a 41 lechones.

Vida productiva reducida: una hembra descartada o muerta produce en promedio solo 50 lechones en su vida, apenas suficiente para cubrir sus costos básicos de alimentación (450-460 kg por ciclo).

Altos descartes prematuros: el 44 % de las hembras en Argentina son descartadas antes de su tercer parto, cuando se necesitan al menos tres para cubrir la inversión inicial.

Exceso de días no productivos: el país registra 20 días no productivos más por hembra que Brasil, un claro indicador de ineficiencia.

Estas cifras, según Salvador, no se deben exclusivamente a la genética o la nutrición, sino también a problemas de gestión: hembras en servicio con cojeras, instalaciones y puntos de agua deficientes, comederos con alimento de baja calidad o falta de espacio adecuado.

Una nueva era, una nueva cultura

Para Salvador, la porcicultura no atraviesa un simple cambio de etapa, sino una nueva era que exige transformación cultural. Antes de invertir en tecnología, instó a definir con precisión el punto de partida y los objetivos de cada granja. De lo contrario, cualquier inversión corre el riesgo de volverse inútil.

Ya se prueban tecnologías como la captura de datos por foto, que podría agilizar el registro, siempre que la información de campo sea clara y legible para que la IA pueda interpretarla.

Finalmente, Salvador dejó un mensaje clave: “El mercado del futuro no perdonará la mala gestión. Debemos estar disponibles y dispuestos a cambiar”. Y destacó el rol de socios estratégicos como Provimi, que según el especialista no deben ser vistos solo como proveedores, sino como aliados que acompañan a los productores en la resolución de problemas y en la búsqueda constante de oportunidades de mejora.

Nota completa acá: 

 

                                                             

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