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¿Cómo demostrar que la explotación es negativa a PRRSV?

Uno de los retos cuando se trabaja en la eliminación de una enfermedad es asegurarse de que el patógeno ha sido verdaderamente eliminado de la explotación.

Uno de los retos cuando se trabaja en la eliminación de una enfermedad es asegurarse de que el patógeno ha sido verdaderamente eliminado de la explotación. Si bien esto suena como una cuestión simple, saber a ciencia cierta que un patógeno ya no está en la explotación a menudo es difícil de determinar con un 100% de confianza. Además, la capacidad de responder a esta pregunta dependerá de las características del patógeno, la disponibilidad de las pruebas de diagnóstico y el resultado clínico de tal infección.

En el caso del PRRSV (virus del síndrome respiratorio y reproductivo porcino), esta cuestión es crucial cuando se quiere determinar cuando un programa de eliminación del PRRSV se ha completado con éxito y cuando podemos empezar a introducir primerizas negativas en la explotación. Además, tener la certeza que el PRRSV ha sido eliminado con éxito ayudará en el caso de futuras investigaciones en el caso de re-infección de la explotación.

En una granja de reproductoras sometida a la eliminación del PRRSV mediante su cierre, la prevalencia de cerdas y primerizas que albergan el virus disminuirá con el tiempo a medida que el virus se elimina de los tejidos de los animales infectados. A su vez, la prevalencia de cerdos positivos durante la lactación también debería disminuir. Un punto a tener en cuenta es el riesgo de que el virus circule en la explotación de reproductoras debido a prácticas de manejo como las adopciones cruzadas o retrasar lechones que pueden dar lugar a la circulación del virus en las salas de parto.

¿Qué subpoblación de animales escoger como objetivo?

Cuando se está considerando poner en marcha un programa de control en una explotación de cría podemos considerar 3 poblaciones: las primerizas, las cerdas o los lechones. Las primerizas pueden representar mayor riesgo de infección si fueron las últimas en infectarse. Las cerdas pueden representar un riesgo menor si la explotación se considera "estable" en el momento de su cierre, lo que significa que pasaron el proceso de infección cuando eran primerizas. Una diferencia aquí puede ser si el proyecto de eliminación se inició tras una infección aguda donde todos los animales, cerdas y primerizas se infectaron al mismo tiempo. Los lechones también deben ser tenidos en cuenta ya que algunos de ellos pueden nacer virémicos y representar una fuente de infección y los que nacieron negativos pueden infectarse durante el período de lactancia. Desde un punto de vista práctico, las primerizas en corrales y los lechones en la sala de parto son las poblaciones objetivo.

Una vez finalizado el periodo de cierre de la explotación dentro del programa de eliminación del PRRSV, es necesario realizar el muestreo de los animales de reemplazo presuntamente negativos introducidos recientemente. Si el virus se encuentra todavía presente en la población, esta población no expuesta con anterioridad a la infección es la más susceptible y representa el mejor grupo de animales centinela. El control de esta población debe iniciarse después que las primerizas hayan tenido suficiente tiempo y oportunidades para interactuar con las cerdas previamente positivas (> 30 días) y de forma ideal debería llevarse a cabo durante varios meses. La confianza en que un programa de eliminación del PRRSV ha sido realizado de forma exitosa se constata si esta población sigue siendo negativa. También se recomienda el muestreo continuo de lechones pre-destete, sin embargo, el muestreo de esta población se debe hacer conjuntamente con el muestreo de primerizas centinela. Basarse únicamente en la población de lechones puede dar lugar a un retraso en la detección de lechones positivos en el caso de que el programa de eliminación del PRRSV haya fracasado.

Frecuencia y tamaño de muestra

Es importante realizar muestreos consecutivos a lo largo del tiempo y no un único muestreo. Linhares et al. (2012) comentaron la necesidad de llevar a cabo el seguimiento del PRRSV repetidamente en el tiempo en la población de lechones cuando las explotaciones se encuentran dentro del proceso para alcanzar el estatus negativo. En este estudio, 17 granjas de las 60 tuvieron como mínimo 1 mes de resultados negativos mediante PCR seguida de resultados positivos y 4 granjas presentaron como mínimo 2 meses consecutivos de resultados negativos mediante PCR seguidos de resultados positivos. Además, utilizar a los lechones de mayor edad y a lechones de bajo rendimiento puede aumentar las posibilidades de detección de animales positivos (Cano et al., 2008).

Las primerizas pueden ser una buena población objetivo. Si las primerizas están en corrales, lo mejor es considerar la toma de muestras de fluidos orales.

Como mencionamos anteriormente, a medida que la prevalencia en la población disminuye, el tamaño de muestra necesario para detectar al menos un caso positivo se incrementará dramáticamente. Cano et al. (2008) informaron de una prevalencia del 7% de los cerdos destetados en una explotación de madres. Para detectar una prevalencia tan baja, con un 95% de confianza, tendríamos que muestrear a 41 cerdos asumiendo una precisión del test del 100%. A la práctica, muchos protocolos rutinarios utilizan 30 muestras que permiten detectar al menos una muestra positiva con una prevalencia del 10% y un intervalo de confianza del 95% (60 muestras, si se desea, al menos, un detección de la prevalencia del 5%). La probabilidad de no detectar animales positivos disminuye si el muestreo se realiza a lo largo del tiempo. Por lo tanto, el tiempo juega a nuestro favor al implementar un programa de control rutinario sistemático.

Seleccionar el test

El tipo de prueba escogida para diagnosticar el PRRSV es crucial. Debido al hecho que no existe una prueba ELISA capaz de diferenciar entre animales infectados y animales vacunados, los resultados seropositivos deben ser considerados como producto de una infección. Por lo tanto, la serología es de uso limitado para el control de los animales previamente infectados y de los lechones con inmunidad pasiva. Por otro lado, la serología debe ser la prueba de elección cuando el seguimiento está dirigido a incluir poblaciones no infectadas previamente tales como animales de reemplazo procedentes de una fuente presuntamente negativa.

Además, los resultados serológicos positivos deben ser confirmados con una prueba IFA dado que la especificidad de la prueba ELISA no es del 100%.

La PCR se ha convertido en la prueba de elección para controlar los lechones. En lechones la mejor muestra es la de sangre en lugar de fluidos orales (difíciles de obtener a edades tempranas). También puede usarse la PCR sobre muestras de tonsilas para identificar a los animales portadores adultos, sin embargo, la dificultad en la obtención de las muestras desalienta en el uso rutinario de este procedimiento.

En resumen, demostrar que una explotación es negativa durante un programa de eliminación del PRRSV puede ser difícil y costoso. Sin embargo, el muestreo de la/las poblaciones más susceptibles a lo largo del tiempo aumenta las posibilidades de clasificar a una explotación de acuerdo con su verdadero estatus. Para el PRRSV esto incluye el control de primerizas presuntamente negativas serológicamente después de haber sido introducidas en la explotación. Se recomienda también el control a lo alrgo del tiempo de los lechones antes del destete mediante PCR con el fin de determinar cuándo las cerdas han dejado de eliminar el virus y determinar cuándo es el momento más seguro para introducir a las cerdas de reemplazo negativas.

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