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Desafíos para conseguir una mejor higiene en los vehículos de transporte

¿Por qué es tan complicado lograr una bioseguridad eficiente en el transporte?

La biocontención y / o la segregación son algunos de los componentes más valiosos de la bioseguridad. Estos protocolos se establecen para prevenir una posible exposición a agentes infecciosos y, en caso de que se produzca, para contenerla cuanto antes y lo más cerca posible del caso inicial (“index case”). Hoy en día en los sistemas de producción porcina los agentes infecciosos son más móviles a causa del transporte. Los sistemas de producción de porcino utilizan el transporte a diario, no sólo para el movimiento de personas y la entrega de alimentos, sino también para el movimiento continuo de animales. En este primer artículo revisaremos los desafíos que debemos superar para lograr una bioseguridad más eficiente en los vehículos de transporte de cerdos.

El primer desafío para lograr una superficie completamente limpia es la presencia de biofilm. El biofilm está formado por una secreción de polímeros extracelulares y microorganismos que se acumulan en superficies inertes (imagen 1). En entornos de producción animal esto ocurre, por ejemplo, debido a la acumulación de secreciones a lo largo del tiempo, y puede empeorar por el tipo de materia orgánica y el contenido del perfil mineral del agua utilizada. El biofilm actúa como una barrera mecánica que disminuye la efectividad de los desinfectantes. Los detergentes ácidos pueden penetrar en el biofilm, haciendo que su superficie sea más susceptible a los desinfectantes y que el proceso sea más efectivo, ya que se aplican a una superficie a la que previamente se ha eliminado cualquier incrustación y biofilm.

Imagen 1. Representación esquemática de la formación de biofilm, desde la adhesión bacteriana a la superficie, hasta la formación de biofilm maduro, constituido por polisacáridos. Forma de seta previa al desprendimiento. Fuente: Abraham Adu-Gyamfi
Imagen 1. Representación esquemática de la formación de biofilm, desde la adhesión bacteriana a la superficie, hasta la formación de biofilm maduro, constituido por polisacáridos. Forma de seta previa al desprendimiento. Fuente: Abraham Adu-Gyamfi

El segundo desafío es la materia orgánica que, junto con el biofilm, podría convertirse en un sustrato para el crecimiento de bacterias y para el desarrollo de diferentes desafíos microbiológicos. Las bisagras y las esquinas de los equipos y vehículos retienen la materia orgánica residual, especialmente durante el invierno, donde los restos de hielo podrían contener miles de partículas virales como los virus PRRS, PED y PPA, que son muy resistentes a temperaturas muy bajas. La acumulación de biofilm es un factor crítico, ya que limita la efectividad de los desinfectantes en los organismos de las superficies. Los microorganismos usan estas biopelículas como escudo y estructura que les permite permanecer en las superficies y continuar afectando superficies que se creían limpias.

El tercer desafío tiene que ver con la porosidad de la superficie a limpiar. La superficie ideal es el acero inoxidable, aunque el aluminio también podría favorecer los procesos de limpieza. Sin embargo, por otro lado, la presencia de madera u otros materiales similares altamente porosos representa un desafío para eliminar la materia orgánica y los biofilms. Es más fácil limpiar superficies con poca o ninguna porosidad. En el caso de superficies más porosas, debemos intentar compensar con acción mecánica y / o presión para una mejor incorporación del detergente en la superficie (imagen 2).

Foto 2. Lavado a presión de la carroceria de un camión.
Foto 2. Lavado a presión de la carroceria de un camión.

El cuarto desafío es la calidad del agua y su contenido químico y microbiológico. El alto contenido mineral, como el manganeso, el hierro, el calcio, así como el pH y los depósitos de sal, podrían interferir negativamente con la química del desinfectante, además de servir como sustrato para las bacterias. El agua dura podría facilitar la formación de incrustaciones que gradualmente podrían volverse más visibles con un cambio en el color de las superficies de aluminio. Algunas bacterias crecen mejor en ambientes con altos contenidos de hierro, manganeso y minerales, que facilitan su establecimiento y permanencia en una superficie, especialmente con aquellos que tienen condiciones de porosidad favorables.

El quinto desafío es el tiempo y el sistema de flujo de trabajo. Este momento representa un desafío crítico en el centro de lavado del camión porque si no se realiza correctamente la limpieza en seco (primer paso que elimina la materia orgánica) podría solaparse con el uso del agua a presión, pudiendo contaminar otras áreas mediante la generación de aerosoles orgánicos. Las superficies deben estar secas antes de usar el desinfectante, lo que podría verse comprometido si los tiempos no son los correctos y, finalmente, los remolques podrían abandonar la instalación sin tener tiempo para secarse, tras el uso del desinfectante o, peor aún, en condiciones de lluvia, provocando su dilución y lavado.

El sexto desafío es la consistencia; La calidad y el mantenimiento del equipo para la aplicación del producto: presión de agua y calentadores. ¿Se está utilizando el equipo adecuado? ¿la presión es correcta? ¿y el rango de temperatura? ¿y la calidad de la espuma lograda? La cobertura y la dilución deben evaluarse y ajustarse cuando sea necesario. Además de utilizar el producto adecuado, necesitamos contar con un equipo de aplicación adecuado y eficiente.

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