El viernes día 5 de setiembre la República Popular de la China hizo público que la carne de cerdo de la UE debería afrontar unos nuevos aranceles para poder venderse en su territorio. Indudablemente esta ha sido la noticia del mes, y probablemente la del año, en España. Estos aranceles varían en función de cada empresa exportadora. En España todos los operadores están sujetos a un 20 % de arancel excepto la empresa Litera Meats que sólo deberá pagar un 15,60 % gracias a su plena cooperación con las autoridades chinas en las investigaciones antidumping que se practicaron respecto de la carne de cerdo europea.

El Gobierno chino ha publicado una lista nominativa con los aranceles aplicables en cada caso. Algunas grandes empresas europeas tienen aranceles más gravosos que los de los españoles: por ejemplo, Vion-Boxtel de Países Bajos deberá pagar un 32,70 % y Danish Crown de Dinamarca un 31,30 %. La mayoría de los operadores deberá afrontar un 20 %. En algunos casos se llega al 62,40 %, como es el caso para todos los operadores belgas. Estos aranceles se añaden al genérico del 12,50 % que afecta a todos los países exportadores a China.
Estos aranceles son, de momento, provisionales. Existe la posibilidad que se desactiven, que sean revertidos y las fianzas depositadas por los exportadores sean devueltas. También es posible que sean permanentes.
Esta sería la fotografía de la actualidad. La opinión más común en Europa es que estos aranceles se han establecido como represalia a los que la UE estableció para los automóviles eléctricos fabricados en China, aunque es muy probable que sean una reacción a la incontinencia e imprudencia verbal de algún alto miembro de la Comisión Europea.
Hace pocas semanas hemos sabido que el Gobierno Chino está realizando compras estratégicas de carne de cerdo para sostener los precios internos. Las autoridades chinas también recomiendan a sus productores que reduzcan el número de cerdas productivas. Se trata de dos señales claras (a modo de dos luces ámbar parpadeantes) que demostrarían que el mercado chino está sobre ofertado. No parece que vaya a producirse un cambio a corto o a medio plazo, lo que nos hace temer que estos aranceles persistirán. Hemos de tener en cuenta, también, la presencia en China de carne de cerdo brasileña y rusa: eso forma parte de la nueva realidad geopolítica.
Es evidente que el mercado europeo sufrirá consecuencias no deseadas a causa de este arancel. China ha sido el primer mercado de España durante muchos años y con un 20% de penalización extra las exportaciones hacia China se reducirán de forma importante. En realidad, las exportaciones de TODOS los miembros de la UE sufrirán y se resentirán.
Es imposible aquilatar con detalle los perjuicios que el cerdo de la UE sufrirá. Los despojos (China es -de lejos- el primer cliente de despojos y vísceras) cuya exportación no sea rentable se dejarán de producir, no así la carne. Todas las piezas o recortes que se dejen de exportar a China deberán de venderse en otros mercados. Muy probablemente una parte importante de esa carne se comercializará dentro de las fronteras comunitarias, donde lloverá sobre mojado.
La depresión del mercado en el seno de la UE parece asegurada de aquí a final de año. Veamos algunas razones (varias ya comentadas anteriormente):
- Los beneficios en el seno de la UE este año están siendo superiores a los del año pasado. Además, los pesos promedio en canal está siendo superiores.
- Los consumos de carne de cerdo no despegan; las dificultades económicas de los consumidores lastran el atractivo de la carne de cerdo.
- La UE es excedentaria y necesita exportar una parte de su producción. El acceso a los mercados de Terceros Países está muy complicado por la agresividad del Brasil.
- La innegable recuperación de la cabaña española provocará más oferta intracomunitaria. Eso no ayudará.
- Habrá importantes cantidades de carne que se vendían en China que se venderán dentro de los confines de la UE. Eso tampoco ayudará.
En este escenario de mercado, trufado de factores adversos, creemos que no hay otra posibilidad que bajar y volver a bajar. El precio del cerdo bajará, tanto en España como en el resto de los países miembros. El mercado ha de encontrar un nuevo punto de equilibrio. En noviembre (o en diciembre) ya sabremos a qué atenernos.
En el escenario mundial se producen constantemente cambios. En estos momentos la producción en Latinoamérica crece sin cesar liderada por Brasil (crecimientos anuales en cifras de dos dígitos). Rusia ha dado pasos de gigante y será un temible competidor en Asia. En la UE somos los campeones de las regulaciones y normativas de todo tipo: eso disminuye nuestra competitividad en el ancho mundo. Muy probablemente la UE reducirá el global de su producción para acercarse, en pocos años, a un 105% de autosuficiencia.
En septiembre ha tocado bajar; no hemos llegado al fondo todavía. Terminamos agosto con un precio de 1,643 EUR / Kg en vivo y cuatro lonjas más tarde estamos en 1,52 un descenso de más de 12 céntimos nada menos (a los que hay que sumar los 17 céntimos ya descontados en julio y agosto). Es imposible todavía saber dónde estará este año el suelo del precio; lo que sí está claro es que terminaremos el año bastante más abajo de donde se terminó el año pasado. Probablemente estemos en un nuevo paradigma.
En la exitosa Jornada de Encuentro Empresarial del 333 Experience Congress recientemente clausurado en Lleida pudimos apreciar tangiblemente la pujanza y la potencia de la producción porcina latinoamericana: no cabe duda de que el futuro, a los europeos, se nos presenta lleno de difíciles retos. Algunos podrían ser inextricables.
Terminaremos hoy con una frase lapidaria del gran poeta chileno Pablo Neruda: “Sembremos la llanura antes de arar la loma”. Una prístina invitación a tener los pies en el suelo.
Guillem Burset
