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Rendimiento reproductivo de primerizas a las que se indujo el estro

25 enero 2000
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Se asignaron de forma aleatoria primerizas prepúberes criadas y manejadas hasta los 85-90 kg. PV en un sistema estándar a uno de tres tratamientos de primera cubrición en un experimento llevado a cabo durante un período de más de 5 años. En dos de los tratamientos, las primerizas recibieron una única inyección intramuscular de 400 IU de gonadotrofina coriónica equina (eGC) y 200 IU de gonadotropina coriónica humana (hGC) (PG600; Intervet) y se inseminaron 4 y 5 días después con un horario fijo estuvieran en estro o no (tratamiento A), o al segundo estro después del tratamiento (tratamiento B). El tercer grupo de primerizas no se trató y se inseminó en el primer estro espontáneo (tratamiento C). Después todas las cerdas se manejaron de la misma manera y aquellas que mostraron estro se volvieron a inseminar. Significativamente, hubo más primerizas con repeticiones después de la primera cubrición con el tratamiento A (35%) que con los tratamientos B y C (12% y 17%, respectivamente). Las primerizas parieron de la primera o segunda inseminación a una edad bastante más joven con el tratamiento A (304 días) que con el tratamiento B (324 días) y C (320 días). La diferencia de edad al parto se mantenía en las primerizas sobrevivientes al final del tercer parto. El rendimiento del primer parto se vió afectado de forma significativa por el tratamiento en cuanto el tamaño de camada al nacer (A 7,0, B 8,4 y C 8,3 nacidos vivos por primeriza), el tamaño de camada al destete (A 6,2, B 7,2 y C 7,2 lechones vivos por primeriza), y el peso de lechones al nacer (A 1,4, B 1,3 y C 1,3 kg) sin embargo el índice de supervivencia y peso al destete no se vieron afectados por el tratamiento. Los peso vivos de las primerizas a la primera inseminación variaron significativamente entre los tratamientos (A 95,7, B 106,5 y C 109,2 kg) pero no al destetar la primera camada (A 133,6, B 135,1 y C 136,6). Después del primer parto no hubo diferencias entre los tratamientos en cuanto el índice de supervivencia, rendimiento productivo o reproductivo de las primerizas/cerdas y su descendencia. Sin realizar un cálculo detallado de coste-beneficio, se dedujo que, desde un punto de vista económico, las diferencias entre tratamiento A y tratamientos B y C son insignificativas dado que el ahorro asociado con parir a una edad más joven con este tratamiento prácticamente compensó los costes adicionales asociados con el tratamiento y el número inferior de lechones nacidos después del primer parto.

Holtz W, SchmidtBaulain R, Welp C, Wallenhorst CK. Animal Reproduction Science 57:177-183, 1999.

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