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Cómo minimizar el impacto de las camadas pequeñas

La incidencia y distribución de camadas pequeñas y los factores que afectan el número de nacidos vivos.

El principal punto de partida con el que poder conseguir buenos rendimientos en maternidad es, sin duda, una buena producción relativa a lechones nacidos vivos (NV). Con los avances en la selección de cerdas hiperprolíficas, la producción de NV también ha ido mejorando en los últimos años. No obstante, si analizamos los datos en nuestras granjas, podemos observar que hay un cierto número partos con una producción por debajo de los 10 lechones NV. Este tipo de camadas influyen negativamente en la producción media de NV en la granja, disminuyendo en paralelo el futuro rendimiento al destete.

Con el objetivo de conocer en profundidad este tipo de camadas, hemos analizado 1.120.603 partos entre 2018 y 2019, obtenidos de la base de datos de PigCHAMP Pro Europa. Lo primero que observamos (gráfico 1) es que estas camadas de menor producción de nacidos vivos (NV≤9 lechones), representan un 11,4% del total de camadas analizadas.

Gráfico 1. Distribución porcentual de las camadas según tamaño, 2018-2019.
Gráfico 1. Distribución porcentual de las camadas según tamaño, 2018-2019.

Una vez que hemos comprobado la incidencia de estas “camadas pequeñas”, procedemos a estudiar cuál es su distribución en función del número de parto de la cerda. En el gráfico 2 se observa que las cerdas de 7 o más partos son aquellas que mayor porcentaje de camadas pequeñas producen; seguidas de las primerizas. En el caso de las cerdas con 7 o más partos, es probable que tanto la bajada en la prolificidad, como el aumento en el porcentaje de nacidos muertos, actúen como factor limitante en cuanto a la producción de NV. Por otro lado, es importante recordar que la producción de NV en las primíparas influye sobre el rendimiento global de la cerda (Lida et al., 2015); y de ahí la importancia de reducir al mínimo las primíparas con una baja producción de NV.

Gráfico 2. Distribución porcentual de las camadas pequeñas (NV≤9 lechones) según número de parto, 2018-2019.
Gráfico 2. Distribución porcentual de las camadas pequeñas (NV≤9 lechones) según número de parto, 2018-2019.

Otro de los factores que influye en la aparición de camadas de menor tamaño, es la estacionalidad. En el gráfico 3 se muestra por un lado la distribución de los lechones nacidos muertos (NM), y por el otro el porcentaje de camadas pequeñas, a lo largo del año. Mientras que los valores de NM, medidos estos como porcentaje sobre nacidos totales (NT), poseen porcentajes más elevados en los meses de verano, las camadas de menor tamaño tienden a aumentar en los meses de noviembre, diciembre y enero.

Gráfico 3. Distribución porcentual de lechones NM y de camadas pequeñas (NV≤9 lechones), 2018-2019.
Gráfico 3. Distribución porcentual de lechones NM y de camadas pequeñas (NV≤9 lechones), 2018-2019.

Según el último gráfico, el aumento porcentual de camadas de menor tamaño en los meses de invierno no estaría relacionado con una mayor incidencia de los NM, ya que estos presentan valores superiores en verano. Dado que la limitación en la producción de NV no vendría por un supuesto cuello de botella ejercido por los NM, debemos dirigir la mirada a la prolificidad. El gráfico 4 muestra la prolificidad, tanto en las camadas pequeñas como en las que no lo son. En las camadas de menos de 10 NV, la prolificidad obtenida es claramente inferior a la mostrada por aquellas camadas de 10 o más NV. Esto vendría a señalar que el origen de que haya camadas por debajo de 10 NV reside básicamente en que son camadas con baja prolificidad y no por efectos negativos provocados por porcentajes elevados de NM y/o momificados.

Gráfico 4. Representación gráfica mediante diagrama de cajas del número de lechones nacidos totales según el tamaño de la camada, 2018-2019.
Gráfico 4. Representación gráfica mediante diagrama de cajas del número de lechones nacidos totales según el tamaño de la camada, 2018-2019.

Con el objetivo de minimizar el impacto de las camadas pequeñas, las cuales parecen tener una mayor incidencia en noviembre y diciembre principalmente, debemos prestar atención a los meses de verano, dado que en ellos es cuando se realizan sus respectivas cubriciones. En los meses estivales, las cerdas suelen mostrar peores patrones de alimentación en maternidad, lo cual incide directamente en una menor calidad en los folículos (Prunier y Quesnel, 2000); y como consecuencia, se traduce en futuras camadas de menor tamaño. Este y otros aspectos relativos a la influencia de la ingesta en maternidad sobre diversos parámetros productivos se desarrollarán en futuros artículos.

Por consiguiente, es de vital importancia que se extreme el cuidado, tanto del consumo diario como de los patrones de ingesta en maternidad, mediante el uso de sistemas de alimentación de precisión. Este tipo de sistemas son capaces de adaptarse a los requerimientos de las cerdas en cada momento, pudiendo minimizar el impacto negativo causado por la influencia de la estacionalidad; y por tanto, mejorar todos los condicionantes reproductivos que influirán en las características de las camadas obtenidas en el siguiente parto.

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