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Mortalidad de cerdas: ¿cuándo y dónde? (2/2)

Para poder reducir la mortalidad es imprescindible llegar a tener un diagnóstico de cuáles son las causas. Para ello será necesario poder responder a cuatro preguntas básicas: cómo, quién, cuándo y dónde. En este artículo abordamos las dos últimas.

En un artículo previo tratamos las dos primeras cuestiones para abordar un problema de mortalidad de cerdas: cómo y qué cerdas se mueren. En este caso nos centraremos en las dos siguientes preguntas: en qué momento se mueren y en qué lugar de la granja suceden las muertes.

¿Cuándo se mueren las cerdas?

Una mayoría de las cerdas se muere alrededor del parto (figura 1), ya hemos dicho que es un momento en que el metabolismo se pone al límite: la ingesta de la cerda incrementa en la fase final de la gestación a la vez que los fetos alcanzan su mayor tamaño, todo ello ejerce presión sobre el diafragma limitando la capacidad de oxigenación de la cerda. Cuando tengamos problemas crónicos asociados con el pulmón o corazón las muertes se van a producir alrededor del parto. Los prolapsos de órganos pélvicos se producen mayoritariamente alrededor o después del parto pues es entonces cuando reciben toda la presión hacia el exterior.

Cuando la causa de la muerte se asocia con el sistema digestivo: torsiones, úlceras, roturas de estómago es más probable que la mortalidad coincida durante el período en que la ingesta de la cerda es máxima y eso es durante la lactancia o durante el período de destete a cubrición.

Figura 1. Frequencias relativas (%) de cerdas muertas, antes o después del parto, de un total de 7778 cerdas inseminadas más 7745 cerdas paridas. Fuente: Tami S. et al. 2017

Figura 1. Frequencias relativas (%) de cerdas muertas, antes o después del parto, de un total de 7778 cerdas inseminadas más 7745 cerdas paridas. Fuente: Tami S. et al. 2017

Sin embargo, los problemas asociados con cistitis-pielonefritis tienden a producirse durante el primer tercio de la gestación pues es en ese período de tiempo cuando el pH urinario tiende a ser más elevado, facilitándose la proliferación bacteriana.

Cuando el problema está relacionado con las cojeras, muchas de estas aparecen durante la segunda mitad de la gestación: cuando el peso corporal de la cerda es mayor y hay más interacción con otras cerdas (si están alojadas en grupos como es el caso en la UE), pero estas cerdas al estar gestantes tienden a mantenerse hasta el parto y su descarte se produce muchas veces durante la lactancia o en el período inmediatamente posterior al destete.

Pero existen algunos casos, en que no hay un momento más frecuente que otro. Esto tiende a ser así en aquellas granjas donde la causa de la muerte deriva de problemas intestinales agudos: torsiones, síndrome del intestino hemorrágico o lo que comúnmente se denominaban enterotoxemias por clostridios. Frecuentemente en estas granjas el problema reside en que no se respetan unas rutinas alimentarias. Las cerdas esperan su comida puntualmente, siempre a la misma hora y cuando eso sucede las cerdas están tranquilas. Hay granjas donde los horarios de alimentación son cambiantes dependiendo de qué tareas deban realizarse, en este tipo de situaciones las muertes súbitas por problemas digestivos tienden a ser frecuentes y pueden producirse en cualquier momento del ciclo productivo.

¿Dónde se mueren las cerdas?

Hay ocasiones en la elevada mortalidad está asociada a un área específica de la granja. Problemas relacionados con los gases de las fosas de purín, por ejemplo, afectarán siempre a una misma zona de la granja y las cerdas muertas se acumulan en días concretos. En otros casos, los problemas pueden derivar de la instalación eléctrica: tomas de tierra no correctas podrían electrificar comederos u otras partes de las instalaciones provocando muertes por electrocución o por úlcera gástrica si afecta de modo intermitente y electrifica el comedero. En este tipo de situaciones puede haber relación con la edad o el estado fisiológico de la cerda, pero serán casualidades consecuencia de la zona donde estuviesen alojadas.

Los casos raros, son como su nombre indica poco frecuentes, pero cuando ocurren debemos tener toda la información necesaria para llevar a cabo un diagnóstico.

Naturalmente la investigación de cualquier caso de elevada mortalidad de cerdas debería ir acompañada de la práctica de necropsias de las cerdas que vayan muriendo. Diferenciar entre un problema de cojeras derivado de fracturas o de un proceso infeccioso no es fácil sin ver las lesiones, y lo mismo aplica los problemas pulmonares, cardiacos o digestivos.

Desafortunadamente, es demasiado frecuente que el número de necropsias realizadas sea muy pequeño, existiendo el riesgo de que no representen el problema principal, llevándonos a diagnósticos erróneos que solo nos harán perder tiempo y poner las cerdas en riesgo.

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