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Midiendo la evolución de los programas regionales de control de PRRS

Sin la participación en el programa de todas las granjas presentes en la zona el avance será mínimo o nulo.

20 junio 2016
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Artículo

Measuring Progress on the Control of Porcine Reproductive and Respiratory Syndrome (PRRS) at a Regional Level: The Minnesota N212 Regional Control Project (Rcp) as a Working Example. PLoS ONE 11(2): e0149498. Valdes-Donoso P, Jarvis LS, Wright D, Alvarez J, Perez AM (2016)

 

¿Qué se estudia?

Este estudio establece una aproximación sistemática para cuantificar el efecto de los programas regionales de control (RCP) para el control de PRRS.

 

¿Cómo se estudia?

Se tomaron datos de granjas de cerdos en una área concreta entre julio de 2012 y junio de 2015 de un RCP en Minesota (RCP-N212). Utilizando modelos estadísticos, se evaluó la participación activa de las granjas involucradas, definida como la aceptación de compartir (o de no compartir) el estatus de PRRS, y se utilizó como predictor, junto con otras variables, para analizar la tendencia de PRRS a lo largo del tiempo. Además, se analizaron los patrones espaciales y temporales de la participación de los ganaderos y la dinámica de la enfermedad.

Los datos de RCP-N212 contenían información a nivel de granja que incluía la localización geográfica, el día en que la granja empezó a participar en el RCP-N212, el tipo de granja y el estatus de PRRS.

 

¿Cuáles son los resultados?

Durante la investigación hubo un aumento significativo de la tendencia de los ganaderos respecto a la aceptación de compartir información. Las granjas de cerdas estaban más dispuestas a compartir información, mientras que los productores sin cerdas eran menos proclives a informar de brotes.

Las incidencias sobre PRRS se agruparon temporalmente. El brote inicial de PRRS en una región aumenta la excreción del virus, lo que lleva a la dispersión de la enfermedad. Pero esto también comporta un mayor control de la enfermedad, lo que a su vez reduce la excreción y la diseminación del virus.

Durante el periodo analizado, la incidencia de PRRS se redujo significativamente, mostrando una correlación negativa entre el grado de participación en el estudio y la aparición de PRRS y una correlación positiva con la densidad de granjas a nivel del condado.

Los resultados del estudio revelan que, cuanto mayor es la densidad de granjas medias y grandes en un condado, mayor es la probabilidad de la aparición de PRRS.

Este resultado sugiere que la diseminación de la enfermedad está positivamente correlacionada con la densidad de granjas y/o el número de cerdos.

Se detectaron correlaciones positivas de casos dentro de radios de 3 km y periodos no superiores a 3 semanas, lo que concuerda con trabajos previos que describen un radio de influencia de 3 km alrededor de las granjas infectadas.

 

¿Qué conclusiones se extraen de este trabajo?

Es importante entender los mecanismos que permiten la diseminación del virus y la enfermedad y, concretamente, que en zonas con alta densidad de granjas medianas o grandes hay más posibilidades de infectarse, especialmente dentro de un radio de 3 km.

Esto debe tenerse en cuenta a la hora de decidir cuál es el objetivo en una área determinada respecto a PRRS: ¿eliminación o control?

El hecho de que las granjas negativas a PRRS, o granjas con el PRRS controlado, sean más favorables a compartir información, y que las granjas sin cerdas sean menos colaborativas, es un reto constante en un proyecto de control regional. Debido a que las granjas que no tienen cerdas a menudo tienen un gran número de animales, en grupos de edad en los que es más probable que se replique el virus, es crucial que los proyectos consigan que estas explotaciones compartan su información.

A las granjas de cerdas negativas les interesa especialmente conseguir que estas explotaciones sin cerdas se involucren en los proyectos regionales de control y que formen parte del esfuerzo para evitar los rebrotes.

 

Enric MarcoLa visión desde el campo por Enric Marco

Los planes de control regional de PRRS se han presentado como uno de los instrumentos necesarios para alcanzar el control de la infección en zonas con elevada densidad porcina. Evidentemente, y desde un punto de vista teórico, nadie niega que esto sea así. Sin embargo, en la práctica los resultados obtenidos no siempre son alentadores.

Uno de los primeros problemas a los que nos enfrentamos es el de precisar cuál es el objetivo del plan. En un inicio, se hablaba de planes regionales de eliminación del PRRS y progresivamente la palabra "eliminación" se fue sustituyendo por la de "control", bastante menos ambiciosa y posiblemente algo más realista. De hecho, todos los que hemos colaborado en alguno de estos programas nos sentimos más cómodos cuando se usa este término "control". Pero realmente ¿qué significa?, ¿qué pretendemos con este control?

Controlar una enfermedad no es sólo acumular información, sino conseguir que su incidencia se reduzca. Todos los planes de control del PRRS, a parte de compartir información acerca de los brotes que suceden en un determinado territorio, también comparten información referente al estado sanitario de las distintas explotaciones con el único objetivo de medir su evolución. Pero ¿cómo medirla?

Esta es la duda que preocupa a muchos de los coordinadores que se encuentran tras estos programas. El artículo es muy interesante ya que plantea un método para medir la evolución de un determinado programa en una determinada zona, a pesar de todas las limitaciones que nos presenta la cruda realidad (falta de información de algunas de las granjas implicadas). La mejora no existe si no podemos medirla.

Del trabajo realizado, además se pueden extraer algunas conclusiones que son muy válidas para conseguir el éxito de estos programas. El PRRS preocupa especialmente a las explotaciones de reproductores por el gran impacto económico que la enfermedad tiene en ellas. Habitualmente son los propietarios y veterinarios de granjas de cerdas reproductoras los principales impulsores de este tipo de programas, buscando en ellos un seguro que reduzca su riesgo de infección y mantenga su viabilidad económica. No obstante, sin la implicación en el programa de todas las granjas presentes en la zona, el avance será mínimo o nulo. Cuando hablamos de enfermedades producidas por virus, el poder contener su amplificación será uno de los elementos cruciales para reducir su difusión y en definitiva controlar la infección. En estos programas, aquellas explotaciones que alojan animales en fases de crecimiento ganan importancia al ser, a menudo ellas, las responsables del mantenimiento de una elevada carga viral en una zona particular. Es una buena razón para incluirlas en los programas y compartiendo información como las demás.

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