El Desafío: un patógeno resistente que se vuelve más difícil

10-nov-2025
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ETEC F18 post-destete exige nuevas tácticas. Un estimbiótico mejora crecimiento, integridad intestinal e inflamación, preparando lechones más resilientes y productivos.

Dr. Gustavo Cordero, Dra. Laura Merriman, Dra. Spencer Becker, AB Vista

Es ampliamente conocido que las infecciones por Escherichia coli enterotoxigénica (ETEC) que se producen después del destete representan un desafío persistente y costoso para los productores porcinos, incluso después de décadas de avances en los programas de salud de lechones de transición. Históricamente, las cepas F4 y F18 de ETEC han sido prevalentes, pero datos recientes del Laboratorio de Diagnóstico Veterinario de la Universidad Estatal de Iowa muestran que el ETEC F18 ha emergido como la cepa dominante en campo (Paiva et al., 2024). Al mismo tiempo, la susceptibilidad del ETEC F18 a las intervenciones antimicrobianas e inmunológicas convencionales sigue disminuyendo, lo que resalta la necesidad de estrategias alternativas para proteger la salud y el rendimiento de los lechones destetados. Un enfoque integrado que combine prácticas de manejo, genética dirigida y estrategias nutricionales novedosas será esencial. Para los nutricionistas, suministrar un estimbiótico ofrece una herramienta práctica para reducir el impacto negativo del ETEC F18 en lechones recién destetados.

El concepto de estimbiótico: impulsando la fermentación de fibra

Presentados por primera vez en 2019, los estimbióticos se definen como una nueva categoría de aditivos funcionales que promueven el desarrollo de bacterias fibrolíticas y la fermentación de la fibra en el intestino (González-Ortiz et al., 2019). A diferencia de los prebióticos, que se añaden en dosis altas (kilogramos por tonelada) y están destinados a fermentarse completamente, los estimbióticos se suplementan en dosis muy bajas (gramos por tonelada) y actúan acelerando la maduración de una microbiota fermentadora de fibra. Este cambio en el ambiente intestinal favorece la producción de ácidos grasos de cadena corta (AGCC; Cho et al., 2020; Figura 1) como el butirato, una fuente clave de energía para las células epiteliales, mejorando así la integridad y la resiliencia intestinal. Desde su introducción en el mercado, los estimbióticos han demostrado ser una estrategia nutricional eficaz para mejorar el crecimiento y la eficiencia, reducir la mortalidad y las intervenciones médicas, y disminuir la incidencia de diarreas y necrosis auricular en lechones (Merriman et al., 2024). Para entender mejor cómo el estimbiótico ofrece estos beneficios bajo presión de enfermedad, se llevaron a cabo tres estudios controlados de desafío con F18.

Figura 1. Efecto de la suplementación del estimbiótico en la concentración fecal de ácidos grasos de cadena corta (SCFA) y ácidos grasos de cadena ramificada (BCFA) en lechones post-destete criados en un entorno insalubre (Cho et al., 2020).

Ensayo 1: Universidad Nacional de Chungbuk, Corea

El primer estudio evaluó los efectos de la suplementación con el estimbiótico  en presencia y ausencia de un desafío inducido con ETEC F18 en dietas a base de maíz y soya (Song et al., 2022). Los tratamientos se administraron durante las tres primeras semanas en la transición, y los lechones fueron desafiados una semana después del destete.

Resultados clave:

Rendimientos productivos:  el desafío redujo el peso corporal en 1,5 kg después de 14 días (P < 0,05), lo que indica un desafío efectivo. El estimbiótico mejoró el peso final en un 10 %, la ganancia diaria en un 24 % y la conversión alimenticia en un 18 %, independientemente del desafío (P < 0,05).

Respuesta inmune: el desafío aumentó el número total de leucocitos y neutrófilos, y disminuyó linfocitos, indicando inflamación sistémica y estrés inmunitario. El estimbiótico redujo leucocitos y neutrófilos (P < 0,05) y restauró parcialmente linfocitos (P < 0,10) frente a los controles desafiados.

Inflamación: el desafío elevó marcadores proinflamatorios como TNF-α, IL-6 y calprotectina ileal. El estimbiótico redujo significativamente estos marcadores (P < 0,06), mostrando que atenúa la inflamación típica de una infección por ETEC.

Morfología intestinal: el desafío redujo la altura de vellosidades yeyunales y la relación altura vellosidad/profundidad criptas (VCR). El estimbiótico mejoró ambos parámetros, especialmente en animales desafiados (interacción; P < 0,05).

Ensayo 2: Universidad Nacional de Chungbuk, Corea

Este segundo estudio evaluó los posibles mecanismos de acción del estimbiótico durante las primeras dos semanas y media de transición, con o sin desafío con ETEC F18 (Song et al., 2023).

Resultados clave:

Rendimientos productivos: similar al primer estudio, los animales desafiados tuvieron un peso final de 0.4 kg menor que los animales control. El estimbiótico mejoró el peso corporal de los animales bajo desafío en un 8 %, la ganancia diaria en un 32 %, la ingesta diaria en un 6 % y la eficiencia alimenticia en un 25 % a los 12 días post-desafío.

Integridad de la barrera intestinal: se mejoró la digestibilidad aparente de materia seca, proteína y energía brutas en la segunda semana (P < 0,05). Restauró la expresión de la proteína de unión estrecha claudina-1, reducida por el desafío.

Perfil sanguíneo: el estimbiótico aumentó los linfocitos y redujo los neutrófilos en lechones desafiados (P < 0,01) y además disminuyó citocinas proinflamatorias.

Ensayo 3: Universidad de Arkansas, EE. UU.

Este estudio evaluó el estimbiótico junto con diferentes fuentes de fibra (afrecho de trigo vs. combinación de pulpa de remolacha y cascarilla de soja) en lechones desafiados con ETEC F18 (Shirer et al., 2024; Becker et al., 2024; Shirer et al., 2025). Los cerdos fueron desafiados el día 5 después del destete. Las fuentes de fibra dietética analizadas fueron harinillas de trigo y una combinación de pulpa de remolacha y cascarilla de soja.

Resultados clave:

Rendimientos productivos: los cerdos alimentados con las harinillas de trigo combinadas con el estimbiótico aumentaron la ingesta de alimento y tendieron a mejorar la ganancia media diaria y el peso final (P < 0,10). Los cerdos alimentados con casacarilla de soya y pulpa de remolacha con o sin el estimbiótico tuvieron un comportamiento intermedio.

Microbioma fecal: al día 5 post-destete, los cerdos alimentados con el estimbiótico tuvieron una mayor cantidad de bacterias productoras de butirato (Lachnospiraceae, Ruminococcaceae). Los días 0 y 7 posteriores al desafío, los lechones alimentados con cascarilla de soja y pulpa de remolacha presentaron una mayor abundancia de Lachnospiraceae (P < 0,05). Esto demuestra que la suplementación con el estimbiótico y la fibra influyen en la presencia de bacterias fibrolíticas en la fase de transición, lo que refuerza la resiliencia de los lechones ante un desafío con ETEC F18.

Inflamación: se midió la calprotectina fecal como marcador de inflamación. Independientemente del tipo de fibra, el estimbiótico redujo la calprotectina en un 67 % y un 56 % los días 7 y 24 posteriores a la exposición, respectivamente (Figura 2; P < 0,05), en comparación con los cerdos que no recibieron el estimbiótico. Esto sugiere que la suplementación del estimbiótico favorece una recuperación más rápida de los lechones tras un fuerte desafío, lo que resulta en una mejor salud de los cerdos.

Figura 2. Calprotectina fecal en lechones post-destete desafiados con ETEC F18 y suplementados con o sin estimbiótico en los días 0, 7 y 24 posteriores a la infección (dpi).

Conclusión:

En conjunto, estos tres estudios demuestran que suplementar las dietas de transición con un estimbiótico reduce significativamente las pérdidas productivas, el daño intestinal y la inflamación asociada a infecciones por ETEC F18. Estos beneficios se traducen en lechones más productivos y resilientes, lo cual es cada vez más valioso ante la persistencia del ETEC F18 y la disminución de la sensibilidad antimicrobiana. Si bien ninguna estrategia sustituye una buena gestión y bioseguridad, Signis es un aditivo probado, suplementeado a dosis bajas, que complementa los programas sanitarios existentes y ofrece a los nutricionistas una herramienta práctica para mitigar los desafíos del ETEC F18 y preparar a los lechones para el éxito.

                                                                

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