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Caso clínico: El factor humano como causante de la aparición de mal rojo

Aparecen animales muertos y enfermos con las típicas lesiones rojas y romboideas en la piel, pese a estar vacunados contra Erysipelothrix rhusiopathiae.

Descripción de la explotación

La granja estaba situada en la región polaca de Kujawsko-Pomorskie y alojaba 670 cerdas. Los lechones se destetaban a los 28 días. En las parideras y destetes se practicaba el todo dentro-todo fuera. Las condiciones ambientales en estos dos sitios eran buenas, mientras que en el engorde, donde no se respetaba el TD/TF, pueden considerarse pobres. En la reproducción se realizaba una vacunación rutinaria contra colibacilosis, erisipelas y parvovirosis. La vacunación contra PCV2 se realizaba en lechones.

La vacunación frente a Erysipelothrix rhusiopathiae, con vacuna inactivada, se administraba en la transición en las semanas 9 y 11. El engorde se realiza en dos edificios, el A1 está situado cerca de las naves de cerdas, mientras que el A2 está a 5 km de la granja de reproducción. Ambos cebaderos tienen las mismas condiciones, la misma alimentación, manejo y normas sanitarias; la única diferencia estaba en los cuidadores y origen del agua.

Descripción del caso

A finales de noviembre y a principios de diciembre de 2011 se produjeron frecuentes casos de cerdos muertos y enfermos con las típicas lesiones rojas y romboideas (en forma de diamante) en el edificio A2 (foto 1). El episodio duró unos 2 meses y afectó a los animales más jóvenes de los lotes de engorde. La tasa de mortalidad aumentó hasta el 4-5 % (dependiendo del lote de engorde). Durante este tiempo no se produjo ningún aumento en la incidencia de enfermedades o muertes en el edificio A1.

Forma cutánea o urticante de la erisipela porcina.

Foto 1. Forma cutánea o urticante de la erisipela porcina.

El tratamiento consistió en amoxicilina en agua durante 10 días a 20 mg/kg. Este tratamiento no solucionó el problema.

Necropsia y análisis laboratorial

Las necropsias de 4 cerdos de engorde de distintos lotes realizadas en diferentes momentos demostraron esplenomegalia en todos los casos (foto 2), vasos sanguíneos marcados en el tejido subcutáneo en dos casos y lesiones romboideas en la piel en un caso.

Esplenomegalia – forma aguda de la erisipela porcina.

Foto 2. Esplenomegalia – forma aguda de la erisipela porcina.

Las muestras (pulmón, bazo, tejido subcutáneo, riñones) se sembraron en agar sangre de caballo. La identificación se llevó a cabo con un test bioquímico y PCR.

Además se tomaron 20 muestras de sangre de dos grupos de animales (de 10 cerdos cada uno) con mal rojo (edificio A2) y de cerdos sanos del edificio A1 el día 14 tras la segunda vacunación contra mal rojo, según informaron los cuidadores. Lo mismo se hizo en 10 animales del edificio A2, pero se vacunaron bajo el control de un veterinario y se identificaron con crotales. Se tomó sangre 3 veces con intervalos de 2 semanas.

En las muestras de suero se buscaron anticuerpos contra Erysipelothrix rhusiopathiae utilizando un test ELISA.

Resultados laboratoriales

Los estudios bacteriológicos sólo mostraron crecimiento de Erysipelothrix rhusiopathiae.

Los resultados del ELISA en un grupo de animales marcados (crotalados y vacunados por un veterinario) que habían recibido la vacuna en intervalos de dos semanas (la media de todo el grupo) eran de 0,157 en el periodo prevacunal, de 0,862 a las 2 semanas tras la primera vacunación y de 1,025 a las dos 2 semanas tras la segunda. Estos animales constituyeron un grupo control que se comparó con los cerdos vacunados por el personal de la granja.

La comparación de los citados resultados con los grupos de animales vacunados por el personal de la granja comportó un resultado sorprendente. La media del test ELISA para los dos grupos de animales que tenían mal rojo dos semanas tras la segunda vacunación (nave A2) era de 0,149 y 0,155. La media del grupo no afectado tras la segunda vacunación (nave A1) sólo era de 0,385.

En la siguiente tabla y gráfico se muestran los niveles de anticuerpos detectados.

Tabla 1. Niveles de anticuerpos a Erysipelothrix rhusiopathiae según los tests ELISA en distintos grupos de cerdos.

Naves A2 y A1 – animales inmunizados por el personal de la granja (tres grupos distintos de animales)
OD (ELISA) media
A2 - cerdos con mal rojo - 2 semanas tras la segunda vacunación 0,177 0,169 0,197 0,122 0,117 0,16 0,141 0,16 0,153 0,093 0,149
A2 - cerdos con mal rojo - 2 semanas tras de la segunda vacunación 0,08 0,097 0,129 0,338 0,228 0,107 0,108 0,121 0,216 0,128 0,155
A1 - cerdos sanos -2 semanas tras la segunda vacunación 0,749 0,470 0,211 0,382 0,159 0,287 0,603 0,448 0,345 0,205 0,385
Nave A2 – animales crotalados y vacunados bajo supervisión del veterinario
(un grupo de animales - se realizaron 3 extracciones de sangre)
A2 - cerdos sanos, muestras tomadas el día de la primera vacunación 0,125 0,176 0,148 0,126 0,196 0,123 0,215 0,133 0,172 0,158 0,157
A2 - cerdos sanos, 2 semanas tras la primera vacunación 0,354 0,664 1,301 0,877 1,141 0,459 0,84 1,485 0,728 0,776 0,862
A2 - cerdos sanos, 2 semanas tras la segunda vacunación 1,11 1,203 1,056 1,112 0,861 0,612 1,025 1,719 1,198 1,382 1,025

Gráfica 1. Media de resultados de ELISA por grupos

Representación de la media de resultados de ELISA por grupos

Conclusiones

Los tests serológicos demostraron claramente que los niveles de anticuerpos frente a Erysipelothrix rhusiopathiae en los animales no vacunados eran comparables a los de los animales con mal rojo, pese a la declaración de que habían sido vacunados dos veces. Además, el grupo control vacunado bajo supervisión veterinaria, mostró la típica respuesta a la vacunación en forma de un incremento de anticuerpos.

El hecho de que los trabajadores hubieran asegurado al veterinario que se estaban administrando las vacunaciones de forma correcta le indujo a buscar la causa de la ineficacia vacunal en otras enfermeddes infecciosas y en las condiciones ambientales de la granja, que podrían haber acortado la duración de la inmunidad postvacunal. Otra explicación podría haber sido que la vacuna utilizada no fuera suficientemente eficaz.

Es lógico suponer que o la vacuna no se administró correctamente o que sólo se vacunaron algunos animales, por ejemplo los de la nave A1, ya que las aplicaba un trabajador de esta nave. No debe olvidarse que, aunque se utilice la mejor vacuna imaginable, si se administra mal o si se utilizan dosis incorrectas, pueden producirse los efectos observados en esta granja.

Se decidió que entre las acciones a tomar estaría el registro de la vacuna utilizada y la supervisión de las vacunaciones por parte de una persona externa.

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