
Según un estudio de Interporc , liderado por el Dr. Antonio Escribano (UCAM), los embutidos crudos curados —como chorizo, salchichón o fuet— contienen millones de microorganismos vivos, comparables (o incluso superiores) a los del yogur o el kéfir, y logran llegar al intestino en cantidades significativas.
Tradición y salud en un solo bocado:
• Más de 10⁸ ufc/g de bacterias beneficiosas, especialmente Lactobacillus, presentes hasta el final de su vida útil.
• Estas cepas sobreviven al proceso digestivo y pueden contribuir al equilibrio de la microbiota.




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