Estimación de los requerimientos energéticos en la cerda gestante y lactante

RS Samuel, S Moehn, PB Pencharz y RO Ball. 2007 Advances in pork production, Volume 18, Abstact A-9.

27-ago-2009 (hace 14 años 8 meses 23 días)
Se supone que los requerimientos energéticos en la cerda aumentan tanto durante la gestación tardía como a medida que avanza la lactación. Las dietas de gestación y lactación deberían de ajustarse de acuerdo a la óptima nutrición de la cerda, sin embargo se dispone de poca información al respecto. El objetivo del presente trabajo fue estudiar el metabolismo energético en la cerda en gestación y lactación mediante calorimetría indirecta y composición corporal (p.e. peso vivo, grasa dorsal y espesor de lomo).

Se utilizaron cerdas gestantes (n=7) a las que se ofrecieron 2,4±0,1 kg de una dieta base a cebada-trigo y harina de soja con una concentración de ED de 13,0 MJ7kg, 0,65% de lisina total, y 15% de proteína bruta. Durante la lactación las cerdas fueron alimentadas ad libitum con una dieta que contenía una concentración de ED de 14 MJ7kg y un 1,02% de lisina total. El gasto energético se midió mediante calorimetría indirecta. El cuociente respiratorio (RC) fue calculado para determinar la utilización de nutrientes. El espesor tanto de grasa dorsal como de lomo se midieron mediante ultrasonidos. Todos los registros se tomaron a día 30, 45 y 105 de gestación y a los día 7 y 19 de lactación.

La ganancia de peso diaria de la cerda (232 g/d) fue inferior a día 30 comparado con el día 45 (532 g/d) o a día 105 (574g/d). El espesor de grasa dorsal aumentó (P<0,05) desde la inseminación (18,8 mm) hasta la gestación tardía (21,5 mm) y tendió a decrecer (P<0,10) del inicio (19,1 mm) al final de la lactación (17,1 mm). El RC para las cerdas a día 45 fue mayor que 1, indicando estado de lipogénesis. La ganancia lipídica durante la gestación fue de 6,4 kg o del 26% de la ganancia maternal. El área de lomo no fue diferente (P=0,29) desde la inseminación hasta la gestación tardía o desde la lactación temprana y tardía, indicando un consumo suficiente de proteína. El gasto energético a día 105 (31,3 MJ/d) fue superior (P<0,05) que el consumo de ED (29,9 MJ/d) o al día 45 (26,6 MJ/d). Durante la lactación, la producción de calor producida por las madres más sus camadas (63,2 vs 83,5 MJ/d) y la producción de leche por lechón (656 g/d vs 940 g/d) aumentó (P<0,05). La producción de calor de la cerda por si sola tendió (P<0,10) a aumentar del inicio al final de la lactación (40,5 vs 44,7 MJ/d).

Se puede concluir que el consumo de energía digestible es suficiente durante la fase inicial y media de la gestación, pero no en la fase final de la gestación donde las cerdas necesitan como mínimo un 5% más de energía digestible por día. El consumo de pienso durante la lactación es suficiente para cubrir las necesidades proteicas pero no los requerimientos de energía como lo demuestra la pérdida de grasa dorsal.