El mundo cambia de fase

Dennis DiPietre
20-abr-2022 (hace 1 años 11 meses 9 días)

Estamos viviendo tiempos extraordinarios, sobre todo para los que han aceptado el optimismo popularizado de los últimos 50 años. El optimismo tecnológico ha sido muy importante durante este período, en el que se nos ha hecho creer que la ciencia y sus avances marcarían el comienzo de una especie de edad de oro, donde los típicos desafíos a los que se enfrentaron nuestros predecesores se desvanecerían en la historia como extrañas curiosidades. Como la mayoría de las verdades a medias, hay algunos elementos legítimos que sin duda lo validarían, pero la mayor parte está completamente equivocada.

Hemos erradicado la poliomielitis y la viruela, pero no hemos eliminado las pandemias globales donde millones mueren a pesar de lo avanzado de la medicina, las capacidades de comunicación y la disponibilidad de varias tecnologías curativas como los respiradores. Estamos inmersos en la "lucha para terminar con todas las guerras" desde hace décadas, pero en docenas de países de todo el mundo, los tanques todavía llegan a las ciudades modernas y bombardean deliberadamente a las poblaciones civiles, dejan fosas comunes y destruyen infraestructuras que funcionan perfectamente. El Papa Francisco lo ha definido como "agresividad infantil" hablando del último de estos conflictos.

Entonces, debemos hacernos una pregunta seria: ¿cómo podemos proteger nuestras cadenas de suministro de pandemias, desastres naturales y de estos comportamientos "infantiles" presentes y futuros? No es una tarea fácil, ya que nuestras cadenas de suministro son globales, coordinadas por muchas empresas separadas y por diversas tecnologías (tanto en la Tierra como en órbita a su alrededor). Estas cadenas deben ser visibles para encontrar compradores y vendedores, así como proveedores de distribución (como camioneros o transportistas ferroviarios). Algunas rutas deben pasar por áreas vulnerables a la interrupción, como el canal de Suez, el Cabo de Buena Esperanza, el Canal de Panamá y otros. Muchas mercancías se mueven por transporte intermodal en el que lo que descarga un buque portacontenedores se coloca en un camión o vagón de tren que espera. La interrupción de uno de esos elementos, como el reciente cierre del puerto de Shanghái, da como resultado demoras, posible deterioro de los productos, ruptura de contratos y aumentos sustanciales en los costos.

Otros desafíos son más nefastos. Ya sean piratas costeros, terroristas, hackers, especuladores de fondos de inversión que manipulan los precios, personas influyentes en las redes sociales, etc., en realidad no importa, ya que tienen un par de cosas en común: están ubicados en todo el mundo y tienen fácil acceso a herramientas capaces de crear desafíos sustanciales a través de todo tipo de sabotajes creativos, falsas banderas, virus informáticos o informaciones erróneas que uno pueda imaginar. Por lo general, solo requieren la voluntad para hacerlo y, a la mayoría, les basta con presionar una tecla, aunque algunos actores tienen un arsenal de guerra con armamento letal. Realmente es así de simple y, desafortunadamente, generalizado. Vivimos en una época en la que las restricciones a estos comportamientos disminuyen semana a semana.

La pandemia de la enfermedad COVID-19 se habrá convertido en la crisis que hizo posible y tal vez inevitable la siguiente fase. A medida que los costes salariales se disparan, las inversiones en tecnología para ahorrar mano de obra aumentan rápidamente y ya no es una mera imaginación que camiones, automóviles, portacontenedores gigantes, aeronaves, vehículos de reparto con drones y sistemas ferroviarios puedan funcionar de modo autónomo sin un ser humano a bordo. Sin embargo, cuando los humanos desaparecen, el crimen, el mal funcionamiento y la manipulación parecen afianzarse. Analicemos algunos de los grandes cambios que probablemente veremos durante la próxima década y luego, en artículos futuros, podemos profundizar en algunos.

En primer lugar, la tecnología impulsará todas las cadenas de suministro futuras, desde la producción hasta el consumidor final. Eso significa que, tarde o temprano, las empresas de tecnología superarán a las entidades coordinadoras actuales y gestionarán de manera efectiva todo lo que sucede dentro de la cadena de suministro, así como todas las entidades de apoyo. Hay una razón simple para esto: sabrán dónde está todo (de hecho, la mayoría ya lo sabe), quién lo quiere, quién lo tiene o puede producirlo y cómo llevarlo allí al menor costo. Hay quienes creen que las empresas de tecnología superarán a los gobiernos en poder, ya que una vez que gestionen y controlen las cadenas de suministro, pueden ejercer una enorme presión para conseguir lo que quieran.

En segundo lugar, este mismo movimiento hacia la gestión integral por parte de las empresas de tecnología probablemente hará que instituciones como los bancos sean completamente innecesarias. El poder adquisitivo y la facilitación de transacciones serán electrónicos y se transmitirán mediante tecnología block-chain con criptomonedas, que brindan el tipo de seguridad necesaria para garantizar el comercio global. Esto no es difícil de creer ya que yo mismo, como muchos de vosotros, quizás no haya pisado un banco desde hace años y no he hecho un cheque a mano en mucho, mucho tiempo; rara vez uso dinero en efectivo y ya no recibo facturas o estados de cuenta por correo postal. Todo es electrónico. Esta forma de integración de la cadena de suministro ciertamente puede resolver muchos problemas, pero no deja de tener vulnerabilidades sustanciales.

En tercer lugar, habrá mucha vigilancia, ya que será necesaria para que los procesos funcionen correctamente. Para que una cadena de suministro tenga éxito, debe poder evaluar y predecir la demanda, saber en tiempo real dónde se encuentran los suministros, cuáles están en proceso y cuáles terminados, junto con su disponibilidad y cantidades actuales y futuras, y poder mover bienes y recursos en distintas geografías para satisfacer las necesidades de producción y la demanda de los consumidores. Si se permite que todo eso (y mucho más) esté sujeto a los altibajos de múltiples compañías distintas, cada una con sus sistemas de software propios, con poder para interrumpir el proceso con innumerables tipos de errores que generen, junto con enfermedades, reacciones exageradas a enfermedades, interferencia de gobiernos locales, actividad delictiva, etc. se obtiene un perfil de riesgo agregado que no es sostenible. La inversión en cubrir la demanda global futura es demasiado grande para dejar todo eso a los riesgos actuales. Vamos a enfrentarnos a un período prolongado de inflación y escalada salarial, por lo que este es el momento perfecto para comenzar una reorganización rápida y seria de cómo movemos los bienes. Ya ha comenzado.