COVID-19 y virus porcinos –¿Qué podemos aprender?

Montserrat TorremorellMarie R Culhane
17-mar-2020 (hace 4 años 1 meses 1 días)

Los virus son virus y todos son iguales, ¿verdad? Bueno, pues no, eso no es cierto. Hay muchos tipos diferentes de virus en el mundo: los que infectan a las personas, los que infectan a los animales y los que infectan a las plantas, por ejemplo. Los virus, debido a su gran número, se agrupan en diferentes tipos o categorías según un sistema de clasificación. El sistema de clasificación tiene muchos niveles, algunos de los cuales son clase, orden, familia, género y especie. Este mismo sistema de clasificación, el sistema Linneano, se utiliza para agrupar a todos los seres vivos del mundo, como animales, plantas, bacterias y, sí, virus. Explicamos esto, no para aburriros con detalles, sino para señalar que, aunque una manzana y una naranja son frutas de la Clase Magnoliopsida, son muy diferentes. De ahí esa frase común en inglés, "comparar manzanas con naranjas", algo que se suele decir cuando alguien intenta comparar dos cosas que son tan distintas como, bueno, una manzana y una naranja. Si bien es un poco más apropiado comparar una naranja con un limón, ambas frutas de la Familia Rutaceae, Género Citrus, incluso un niño puede decir que una naranja es bastante diferente de un limón. También los coronavirus de los cerdos y las personas son bastante diferentes (Fehr y Perlman, 2015). Contamos la historia de PEDv, un alfacoronavirus, para mostraros cómo un virus diferente, el SARS-CoV-2, el betacoronavirus causante del COVID-19, pueden propagarse a nivel mundial. Lo más importante, compartimos qué podemos aprender para mejorar la salud de las poblaciones tanto humana y de animales del mundo.

Corría el año 2013. Un coronavirus entró en la población porcina de los Estados Unidos y devastó la industria porcina de los Estados Unidos. Ese virus era un alfacoronavirus llamado virus de la diarrea epidémica porcina (PEDv) y se detectó por primera vez en abril. En nueve meses, se había extendido a la mayoría de las granjas porcinas en los Estados Unidos (Álvarez et al 2016). Una cepa muy similar de PEDv se extendió a nivel mundial, con bastante rapidez, afectando a muchos de los países productores de cerdos en un año. Solo en los EEUU, PEDv afectó a más del 50% de las granjas de madres (informe MSHMP), y redujo el número de cerdos sacrificados en más de 5 millones (3%); sin embargo, paradójicamente, los productores tuvieron un rendimiento económico neto superior a lo esperado antes de sufrir el brote (Schulz et al., 2015). Más importante aún, cambió la forma en que consideramos la introducción de nuevas enfermedades en los EEUU. Abrió los ojos de muchos a las vulnerabilidades de las importaciones y la dependencia de las cadenas de producción mundiales. Fue una cruel llamada de atención que nos hizo darnos cuenta de lo poco preparados que estábamos para la introducción de una nueva enfermedad en nuestra población de cerdos naïve.

Avancemos rápidamente hasta el 2020 y así podremos establecer algunos paralelismos con el nuevo coronavirus humano que surgió en 2019 y que ahora se está extendiendo a nivel mundial, lo que resulta en una pandemia, perturba las cadenas de distribución global y genera alarmas en los mercados financieros. En solo tres meses, la enfermedad COVID-19, causada por el SARS-CoV-2, un betacoronavirus, con origen en animales salvajes que fue detectado en personas, se ha extendido a más de 147 países. Cuando se trata de transmisión, COVID-19 tiene paralelismos con algunos de los coronavirus porcinos que conocemos, y también con los virus de la influenza, que todos conocemos muy bien.

COVID-19 se propaga rápidamente entre las personas, principalmente a través de las vías respiratorias, de un modo parecido a la propagación de la gripe. En menor grado, COVID-19 también se puede eliminar en las heces, aunque no está claro cuánto está contribuyendo esta ruta de transmisión a la propagación de COVID-19. El contacto directo, la dispersión de aerosoles a través de gotitas y fómites contaminados son considerados las principales vías de transmisión. Se estima que una persona infectada infectará a dos o más personas susceptibles, lo que provocará brotes importantes en la mayoría de los casos. Hasta la fecha, no hay casos documentados de virus COVID-19 que afecten a los cerdos.

También existen algunas similitudes con la influenza. La influenza es una enfermedad zoonótica transmitida por contacto directo de secreciones respiratorias, aerosoles y fómites. La transmisión es rápida en poblaciones susceptibles. El número reproductivo básico medio para la pandemia de influenza H1N1 2009 fue 1,46 (Biggerstaff et al., 2014), lo que significa que entre 1 y 2 personas susceptibles se infectarán si entran en contacto con un individuo infectado. Cuando el virus de la gripe H1N1 surgió en 2009, se declaró una pandemia en menos de un mes, lo que resultó en la primera pandemia del siglo XXI. La influenza pandémica se propagó rápidamente durante el verano de 2009 dada la falta de inmunidad presente en la población. En todos los años del siglo XXI, incluido 2020, la influenza se propaga comúnmente y estacionalmente, con mayor incidencia durante las estaciones más frías del año. La influenza en los cerdos también es estacional con picos de infección en las estaciones más frías, como el invierno y la primavera en EEUU, aunque muchas granjas tienen influenza endémica durante todo el año en sus cerdos. De manera similar, los coronavirus porcinos, como PEDv y TGEv (virus de la gastroenteritis transmisible), se consideran estacionales con mayor incidencia en el otoño y el invierno en EEUU, aunque también pueden permanecer endémicos en poblaciones inmunes durante todo el año (TGE endémica en el siglo XX).

En general, los virus de la influenza y los coronavirus son susceptibles a las altas temperaturas y no se transmiten tan bien durante el verano. Se están implementando medidas masivas para curvar la transmisión de COVID-19 en las personas, como limitar los viajes y el movimiento de personas de un lugar a otro. Todavía se desconoce si estas medidas podrán contener o eliminar el virus o cuándo. Tenemos muchos ejemplos en los que hemos eliminado los coronavirus en cerdos, pero eso requiere disciplina, trabajo duro y detener el movimiento y la introducción de individuos susceptibles en las poblaciones infectadas. Es más fácil decirlo que hacerlo cuando se trata de personas. Nuestra experiencia veterinaria y nuestras asociaciones público-privadas como profesionales de One Health en todo el mundo ciertamente pueden ayudar a pensar sobre protocolos de contención y prevención. Si COVID-19 se asemeja a la influenza en su capacidad de causar infecciones de temporada en temporada, entonces se convertirá en otro coronavirus humano endémico en las personas, al igual que el resfriado común. Con suerte, este no será el caso para COVID-19, pero si lo que sabemos de coronavirus endémicos de cerdo e influenza aplica aquí, debemos tener en cuenta que los virus no desaparecen fácilmente y pueden volver en otoño.

Aunque COVID-19, en este momento, es un problema de sanidad humana y nuestro enfoque sigue siendo proteger la salud y la seguridad de nuestra familia, amigos y compañeros de trabajo, sirve como un recordatorio de que lo importante es mantener medidas estrictas de bioseguridad, y que seguimos preparados para cualquier nueva amenaza de enfermedad. Si aprendimos algo de la introducción del PEDv en EEUU en el 2013, fue que la industria no estaba preparada y no estaba lista para enfrentar una nueva enfermedad devastadora. Desde entonces, afortunadamente, se han realizado esfuerzos importantes para preparar nuestra industria para la prevención de la introducción de enfermedades, como la peste porcina africana, pero aún queda mucho por hacer. Parece que se aprenderán lecciones parecidas con el COVID-19 y, a los que cuidamos de los cerdos, nos servirá como un recordatorio de la importancia de los movimientos de personas y de animales al tratar de controlar la propagación de las enfermedades.