Coronavirus en porcino: actualización

Antonio Palomo Yagüe
13-feb-2020 (hace 4 años 1 meses 16 días)

Introducción

Los virus de la familia coronavirus son virus ARN que pertenecen al género Nidoviridales, que contiene a su vez a dos subfamilias:

Tres coronavirus porcinos están asociados a trastornos digestivos (GET, DEP y PDCoV). El Coronavirus respiratorio porcino (CRPv) está asociado a problemas respiratorios y el virus EHV da lugar a dos síndromes diferentes, la enfermedad del vómito más desmedro y la encefalomielitis.

No se han reportado infecciones en humanos procedentes de coronavirus porcino.

Virus de la gastroenteritis transmisible

El virus de la GET es un Coronavirus que raramente se encuentra desde finales del pasado siglo XX. Descrito en 1946, alcanzó su mayor prevalencia entre los años 1970-80-90 tanto en Europa como en EEUU, siendo más del 95 % de las granjas europeas seropositivas en los 80. Es un virus altamente infeccioso causante de diarrea, deshidratación, ocasionalmente vómitos como hecho diferencial, y que provoca una elevada mortalidad en cerdos jóvenes. El virus GET está completamente secuenciado y se conoce un solo serotipo. Se describen homologías del mismo con Coronavirus de bovinos y humanos, así como con el Coronavirus Respiratorio Porcino. Desde el punto de vista epidemiológico, se describen cuadros epidémicos y endémicos. Es un virus termoestable relativo, y resistente a pH bajo y muchos desinfectantes. A 37ºC se inactiva en menos de dos horas, siendo muy sensible a la luz y altamente resistente a la congelación. El virus permanece largos periodos de tiempo en canales congeladas. Esto hace que los principales focos de enfermedad tuvieran lugar durante los meses fríos (estacionalidad invernal).

Patogénesis

La vía de contagio es la oro-fecal procedente de material fecal. El virus se multiplica sobre todo en las células del tracto gastrointestinal, estando presente en el citoplasma de las células infectadas a las 4-5 horas, principalmente en la base de las vellosidades intestinales del intestino delgado. Provoca una atrofia de las vellosidades que reduce la absorción de nutrientes de forma significativa y provoca una diarrea osmótica que se agrava por un menor transporte de sodio y glucosa, generando hipoglucemia en los afectados. Al mismo tiempo se multiplica en diferentes órganos extra-intestinales como pulmones (macrófagos alveolares), tejido mamario y nódulos linfáticos. La IgA en calostro protege a los lechones hasta las 6-12 semanas de vida. Los anticuerpos activos aparecen a la semana postinfección, y pueden persistir 6 meses en cerdos de engorde y hasta dos años en reproductoras. El virus puede persistir en los cerdos tras la desaparición de signos clínicos y pueden excretarlo vía heces durante 10 semanas y, por lo tanto, quedar como portadores asintomáticos con riesgo de infección. Las cerdas reproductoras pueden transmitir el virus por la leche.

Otras vías de transmisión son camiones, botas, purines e incluso perros y gatos, ya que el virus persiste dos semanas en su digestivo y pueden excretarlo. El periodo de incubación es de tan sólo 1-2 días, y la duración del cuadro clínico de entre 7-10 días.

Clínica

Los cuadros más característicos son los sobreagudos y agudos en granjas libres de GET que se infectan, presentando cuadros clínicos explosivos de diarrea afectando a todas las edades en pocos días. La diarrea es intensa, acuosa, de color verde amarillento y, en ocasiones, de olor fétido. En los lechones lactantes son frecuentes los vómitos, inapetencia sin fiebre ni signos nerviosos, deshidratación con elevada mortalidad en 24-48 horas, que llega al 100 % en lechones de menos de una semana, 50 % en la segunda semana y hasta 25 % en la tercera semana de lactación. Los lechones se mueren deshidratados, con el estómago distendido, con leche y petequias hemorrágicas en intestino delgado, ganglios mesentéricos hipertrofiados (lesión característica), la atrofia de microvellosidades intestinales (duodeno, yeyuno e íleon) con paredes más delgadas, necrosis de enterocitos en yeyuno con reducción de la actividad enzimática y contenido amarillento. En los lechones son frecuentes las coinfecciones con bacterias digestivas como E. coli y Clostridium spp que agravan y prolongan el cuadro clínico.

En los cerdos de más de un mes, la clínica es similar pero de mucha menor intensidad, con morbilidad elevada y muy baja mortalidad. En granjas donde el Coronavirus era enzoótico, la edad a la que se afectaban los cerdos se prolongaba hasta el paso al engorde. Las principales consecuencias en los cerdos de engorde son retraso del crecimiento y penalización del índice de conversión. En las cerdas reproductoras, salvo cuadros de diarrea que se diseminaban rápidamente, sólo se apreciaba un ligero incremento de los abortos y mortalidad de cerdas de forma muy puntual en 1-3 semanas. En cerdas lactantes podemos encontrarnos cerdas con anorexia y agalaxia puntualmente.

Diagnóstico

Los signos clínicos y lesiones son bastante evidentes, aun así, debemos hacer el diagnóstico diferencial con cuadros provocados por cepas de Escherichia coli enterotóxicas, Clostridium spp, Rotavirus, Coccidios y Criptosporidium. Las edades de los cerdos infectados y la evolución del cuadro clínico también nos ayudarán mucho a centrar el diagnóstico en el Coronavirus. La confirmación mediante análisis de laboratorio se determina por:

Tratamiento

El tratamiento sólo puede ser sintomático. No se dispone de vacunas comerciales. Existió una en EEUU que hoy no se comercializa. La hidratación es la principal medida y el control de las infecciones concomitantes nos ayuda a reducir el impacto sin olvidar todas las medidas de bioseguridad, los vacíos sanitarios o las condiciones ambientales estrictas, tan críticas en lechones jóvenes. El objetivo primario es que se infecten lo más rápidamente posible todos los cerdos de la granja y adquirieran inmunidad activa. Para el control del proceso era una práctica habitual la reinfección con heces.

Las principales medidas de control están basadas en la prevención:

  1. Bioseguridad: aislamiento de las granjas, ropa propia de la granja, control de visitas, transportes de pienso y animales.
  2. Vacíos sanitarios estrictos en todas las áreas de producción. Limpieza, lavado con agua caliente a 65ºC y desinfección.
  3. Evitar entrada de perros y gatos en granjas.
  4. Programas de desinfección, desratización y desinsectación eficaces.
  5. Entrada de cerdas de reemplazo negativas, así como de verracos en los centros de inseminación.
  6. Aislamiento, adaptación y cuarentena de 8-9 semanas de cerdas futuras reproductoras con estricta observación de cualquier cuadro digestivo.
  7. Protocolo higienización del agua de bebida.
  8. Encalostramiento de lechones con su propia madre las primeras 24 horas antes de adopciones y cesiones.

Virus de la encefalitis hemo-aglutinante

Está ampliamente difundido en la población de cerdos de Norteamérica y Europa, pero la enfermedad clínica es infrecuente. Esto es debido a que la mayoría de las cerdas han sido infectadas, son inmunes y pasan los anticuerpos a sus lechones a través del calostro, que los protege durante el periodo en que son vulnerables. Aunque el virus puede infectar a cerdos susceptibles de cualquier edad, sólo causa enfermedad clínica en los lechones de menos de 4 semanas. Las cepas varían en virulencia, dando lugar a dos síndromes diferentes, la enfermedad del vómito más desmedro y la encefalomielitis. Ambos empiezan alrededor de los 4 días de edad, de forma súbita y afectan a camadas enteras. De aquí que sea siempre importante diferenciar entre infección y enfermedad.

Diarrea epidémica porcina

Es una enfermedad altamente contagiosa, con una estructura genómica y una replicación muy similares a los de otras especies animales y a los de humano. La virulencia de los virus aislados en diferentes países durante los cuadros clínicos fueron similares, con una mínima dispersión genética. Se conoce un solo serotipo. El virus se diseminó de forma epidémica por toda Europa en los 70, originando graves cuadros diarreicos en lechones lactantes y diarreas recurrentes en lechones destetados y cerdos de engorde. Nuevos brotes epidémicos tanto en Europa como en Asia tuvieron lugar en los años 80, 90, 2000 y hasta el 2009 (Italia, Corea, Tailandia), con cuadros intermitentes en gran parte de los países productores de porcino a nivel mundial.

Patogénesis

La principal vía de transmisión es la directa o indirecta vía fecal-oral, por la entrada de animales positivos infectados, así como por vehículos contaminados y visitas. La duración de excreción del virus en cerdos infectados es de 7-9 días por las heces, y el tiempo de permanencia del virus en cerdos portadores no es bien conocido. Así, después de un brote agudo de enfermedad, la persistencia o desaparición del virus en una granja es muy variable. El virus se destruye a partir de los 60ºC y es estable a 37ºC. El periodo de incubación es de tan solo un día o día y medio. La replicación del virus tiene lugar en el citoplasma de las células del epitelio de las vellosidades intestinales del intestino delgado. En este parte produce una degeneración de los enterocitos con una marcada atrofia de vellosidades intestinales y una reducción elevada de la capacidad de absorción de nutrientes.

Clínica

La morbilidad en cualquier fase de producción puede llegar al 100%, siendo más variable en las cerdas reproductoras. La mortalidad en lechones lactantes puede llegar al 100%, siendo muy normales las tasas de entre 30-50 %. El principal signo clínico es la diarrea acuosa que provoca la muerte por deshidratación en 2-4 días en lechones lactantes, además de vómitos e inapetencia. Los lechones destetados y los cerdos de engorde pueden recuperarse de la diarrea después de una semana, mostrando anorexia, depresión y un elevado retraso del crecimiento. Después de un cuadro clínico en las cerdas reproductoras, éstas adquieren una sólida inmunidad, que también transmiten a sus lechones vía calostro. El transcurso de la enfermedad en una granja de reproductoras suele durar un máximo de un mes, variando según el tamaño de granja y el sistema de producción. Dicho periodo puede alargarse en el caso de tener complicaciones secundarias por agentes infecciosos digestivos como Escherichia coli, Clostridium perfringens, Rotavirus, Isospora suis, Salmonella spp, Lawsonia intracellularis o Brachispira spp. Debemos tener muy en cuenta que las lesiones se centran exclusivamente en el intestino delgado, que aparece distendido con contenido acuoso amarillento y el estómago vacío. Presencia de atrofia de vellosidades intestinales hasta un 70% y vacuolización de enterocitos con reducción de la actividad enzimática.

Diagnóstico

Los signos clínicos, aún no siendo patognomónicos, sí son bastante evidentes. El diagnóstico debemos asegurarlo con el laboratorio mediante el envío de muestras adecuadas para hacer el aislamiento antigénico. Las muestras más convenientes son tramos de intestino delgado cerrados y refrigerados en el primer día de la diarrea, y de un número significativo de animales. Es preciso tomar varias edades donde se presenta la clínica. Las técnicas de inmunofluorescencia directa y test de inmunohistoquímica son muy específicas. Las técnicas de ELISA también detectan el antígeno en heces y la PCR además permite diferenciar el coronavirus de la DEP del virus de la GET. En las técnicas serológicas para detectar anticuerpos por ELISA son precisas muestras pareadas con un rango de 3 semanas. Los mismos aparecen a partir de la semana después de la infección. El pico de anticuerpos en granjas infectadas se observa a los cuatro meses de la infección para declinar posteriormente.

Tratamiento

Tan solo paliativo, debiendo priorizar la hidratación en los lechones lactantes y destetados con suero fisiológico, rehidratantes y sustitutivos lácteos. Para establecer una sólida inmunidad, es crítica la transmisión vía calostro de IgA específicas desde la cerda a los lechones por lo que la rápida exposición del virus a las cerdas gestantes, infectándolas con heces de lechones para estimular la rápida inmunidad lactogénica (dependiendo de la fase de producción por donde haya comenzado la infección), nos permite acortar al máximo la duración del cuadro clínico y la diseminación en las diferentes áreas de producción. También podemos cortar la transmisión entre fases de producción llevando los lechones al destete a un sitio 2 fuera de la granja, o bien llevar los lechones al final de la transición a un sitio 3 fuera de la granja. No se dispone de vacuna en España, aunque si hay vacunas en Asia y Estados Unidos.

Coronavirus respiratorio porcino

Su incidencia y prevalencia a nivel internacional es muy baja, y tiene actualmente un impacto económico leve sobre la producción porcina. Este virus es una variante de la familia del virus de la GET que infecta el tracto respiratorio, y que no se elimina vía heces. El Coronavirus Respiratorio Porcino produce anticuerpos que neutralizan al virus GET. El virus infecta animales de todas las edades, bien por contacto directo o mediante transmisión aérea, siendo más prevalente en áreas de alta densidad porcina. La presentación de los signos clínicos es subclínica, por lo que podemos encontrar muchos animales seropositivos sin ninguna clínica en la mayoría de los países del mundo de forma endémica. Su estructura genómica y replicación son muy similares a los de otras especies animales y a los de humanos.

Patogénesis

La vía de transmisión directa por contacto oral o indirecta por vía aérea. El virus se replica en el tracto respiratorio (mucosa nasal y pulmones) e infecta a células del epitelio nasal, tráquea, bronquios, bronquiolos y alveolos. El virus no atraviesa la barrera placentaria, aunque sí se puede encontrar en el semen de verracos infectados a los 6 días post-infección. La inmunidad calostral pasiva suele durar hasta las 10-15 semanas de vida, coincidiendo con el momento de la entrada al engorde y la mezcla de animales, cuando tenemos el mayor riesgo de contagio entre los mismos. Tras la infección el tiempo de excreción nasal del virus es de unos 7-15 días. Su prevalencia es estacional, aumentando en los meses fríos y reduciéndose en los cálidos. En estos momentos la seroprevalencia en España es muy baja.

Clínica

Los signos clínicos incluyen toses, disnea, respiración abdominal, depresión, anorexia y ligero retraso del crecimiento, síntomas similares a los de la mayoría de los problemas encuadrados dentro del Complejo Respiratorio Porcino (CRP). El agravamiento de la clínica se produce en cuadros clínicos combinados con virus PRRS o agentes infecciosos bacterianos, que provocan, en estos casos, una neumonía que puede ser severa. El coronavirus respiratorio se puede localizar tanto en el tracto respiratorio superior como inferior. Las lesiones más características, que no son patognomónicas, son:

Diagnóstico

Los signos clínicos no son patognomónicos. Las lesiones ayudan, pero difícilmente podemos hacer un diagnóstico definitivo basándonos en la clínica y hay que confirmarlo mediante el envío de muestras adecuadas al laboratorio para hacer el aislamiento del virus centrándose en tejido pulmonar, epitelio de mucosa nasal y fluidos nasales. La PCR permite diferenciar el coronavirus digestivo del respiratorio. ELISA y la Virus Neutralización detectan anticuerpos neutralizantes que, tanto cuantitativa como cualitativamente, no podemos discernir si proceden de uno u otro virus. La serología sirve para chequear el reemplazo a efectos de confirmar su negatividad. En el caso de la VN se detectan anticuerpos a la semana posterior a la infección, que persisten durante los 18 meses posteriores en el caso de la GET, sin conocerse bien el tiempo que duran frente al coronavirus respiratorio.

Prevención y control

La infección temprana en lechones lactantes y destetados por coronavirus respiratorio da lugar a una inmunidad frente al CRPv, pero también crea una inmunidad parcial frente a problemas digestivos por el coronavirus de la GET. No hay tratamientos antibióticos, ni antivirales, solo tratamientos paliativos frente a la clínica respiratoria y a los agentes secundarios agravantes. La primera medida preventiva es evitar la entrada del virus a partir de los animales de reemplazo, mediante gestión con la empresa de genética y analítica durante la cuarentena. Las medidas de bioseguridad internas y externas son una de las mayores garantías para mantenernos libres de la enfermedad. Las pautas de vacío sanitario, sistemas todo dentro-todo fuera, son igualmente recomendables. Actualmente no se disponen de vacunas comerciales para el Coronavirus Respiratorio Porcino.