La preparación de las primerizas. La adaptación sanitaria

Joan Wennberg i RutllantJoan AparicioLluís Ferrer
03-abr-2018 (hace 6 años 17 días)

La mayoría de las granjas modernas tienen porcentajes de reemplazo del 45-50%. En una granja con una estructura censal correcta las primíparas suponen un 20-24% del censo productivo.

De cómo entramos la futura reproductora y cómo la adaptamos dependerá su comportamiento reproductivo pero, aún más importante, de ello dependerá la estabilización sanitaria de toda la granja.

De cómo preparamos la primera cubrición dependerá directamente la fertilidad y la prolificidad de esa cubrición, pero también tiene implicaciones directas en la prolificidad en los ciclos futuros (gráfico 1).

Evolución de la prolificidad

De lo que se haga en este periodo también depende, en gran parte, el porcentaje de pérdidas de cerdas jóvenes, ya sea por necesidad de reemplazos demasiado tempranos o por mortalidad.

En dos artículos consecutivos hablaremos con dos expertos, Joan Aparicio i Lluís Ferrer sobre cómo preparamos la primerizas para su primera cubrición.

La preparación incluye, en primer lugar, un aspecto sanitario en el cual evitamos que las futuras reproductoras sean fuente de problemas para la granja, y las adaptamos al microbismo que existe en la granja. Por otro lado está el aspecto productivo en el que buscamos que la cerda llegue a la primera cubrición en las mejores condiciones para tener una buena fertilidad y prolificidad.

En este articulo nos centramos en la parte sanitaria y en la siguiente hablaremos de la parte productiva.

¿Qué tiempo mínimo consideráis necesario para adaptar las primerizas?

Aparicio afirma que su opción preferida sería tener 12 semanas entre cuarentena-adaptación. No obstante, en muchas granjas no existe tanto espacio. En cualquier caso, lo mínimo son 8 semanas. "Ocho semanas son innegociables". Ferrer coincide con este mínimo.

Nulíparas

Ferrer también explica que para programar la reposición de una granja primero se hace 3 preguntas básicas:

En función de esto distribuye la reposición en grupos de edad. Afirma que "en granjas pequeñas no suele compensar entrar distintas edades, sin embargo en granjas de mayor tamaño sí es preferible entrar 2 edades (4-5 meses de vida)". Apunta que, "aunque desde un punto de vista sanitario podría ser interesante entrar incluso animales más pequeños, hay un factor que frena a muchos propietarios: la prima genética se paga igual sea cual sea la edad de los animales y, por tanto, las pérdidas son muy caras". En cualquier caso, animales de 100 kg sería el peso máximo que aceptaría entrar, si no no hay tiempo de adaptarlas sin que se pasen de peso.

Aparicio matiza que otra situación sería una granja nueva, donde se pudieran diseñar desde cero todas las naves. En este caso plantearía granjas con autoreposición, para tener que entrar el mínimo de animales externos. Sólo unos pocos animales de raza pura (abuelas) dos veces al año para poder producir las primerizas en la propia granja.

Los objetivos del periodo de cuarentena-adaptación

Aparicio insiste en que este periodo de 8-12 semanas, desde el punto de vista sanitario, tiene dos finalidades distintas:

Para él estas dos funciones requieren naves diferenciadas. La nave de cuarentena debe ser una nave claramente diferenciada del resto de la granja (foto 2), con acceso independiente y uso de ropa y material exclusivo para esa nave. La cuarentena es un proceso de aislamiento donde se realizan analíticas a la llegada y 2-3 semanas después para contrastar que los animales han llegado con el estado sanitario esperado. De no ser así, la cuarentena tiene la función de proteger a la granja y evitar la introducción de enfermedades no deseadas en la explotación.

Foto 2. La nave de cuarentena tiene una función de protección de la sanidad de la granja. Debe permitir “aislar” las nuevas reproductoras llegadas a la granja hasta que hayamos comprobado su estado sanitario. Debe estar lo más alejada posible de las otras naves de la granja y mantener un manejo independiente.

Las principales tareas en este periodo son el chequeo sanitario, la observación clínica y empezar el programa de vacunaciones.

Fases de la adaptación sanitaria
Nave de cuarentena Contrastar sanidad Mínimo 4 semanas
Nave de infectena Proceso adaptación-vacunación Mínimo 4 semanas

En la segunda fase, la infectena, continuamos con el programa vacunal, y ponemos en contacto los animales con material infectivo de la granja. Para Aparicio, el punto más importante es la retroalimentación digestiva. En función de la granja y de las enfermedades a adaptar puede plantearse otras opciones: contacto directo con cerdas de desvieje de la granja, o incluso placentas.

Ambos expertos, coinciden en no utilizar infecciones directas con virus de campo en el caso de PRRS.

Las vacunaciones

Es uno de los factores claves de la adaptación sanitaria. No hay un programa vacunal único, dependerá del estatus sanitario de cada granja.

No obstante, los dos expertos coinciden en que, en la mayoría de granjas españolas, la vacunación frente a PRRS con vacuna viva es imprescindible. De hecho Ferrer afirma que esta enfermedad es la que marca principalmente la duración del programa de adaptación.

Para él la vacunación frente a circovirus y micoplasma también es importante para una buena inmunización de las primerizas, independientemente de si ya fueron vacunadas en la fase de destete. Las otras vacunas que no pueden faltar nunca son las de parvovirus y mal rojo. Todas las otras dependerán del estatus sanitario de cada granja.

Ferrer también observa que, según su experiencia, muchas granjas comenten el error de vacunar “en masa” a las primerizas en un tiempo demasiado corto, una o varias vacunas distintas cada semana durante 3-4 semanas consecutivas. En su opinión deberían pasar 2 semanas entre las distintas vacunas para permitir una buena respuesta inmunitaria.

En definitiva, cuarentena-chequeo de los animales recibidos e infectena-adaptación-vacunación son los componentes esenciales de una buena adaptación sanitaria de las primerizas.

Sin ella, la adaptación productiva será un fracaso, por muy bien que la hagamos, y la estabilidad sanitaria de la granja será imposible.