Hace tres años, 333 lanzó una encuesta para estimar la percepción del sector sobre el riesgo de entrada de la peste porcina africana (PPA) en su país. En 2022, el 65 % de los encuestados pensaba que la PPA suponía un riesgo inminente y creía que el virus entraría en menos de tres años. Sin embargo, la pregunta no es si va a llegar, sino cuándo. Por eso, estar preparados sigue siendo esencial. Este artículo repasa el escenario actual en Europa, los mecanismos clave de transmisión, las medidas que han funcionado y cómo de preparados estamos.
Nunca la PPA había alcanzado una distribución tan extensa a nivel mundial. Y en la Unión Europea ya son 13 los Estados Miembro afectados. Aunque países como Bélgica y Suecia han logrado erradicar el virus tras su detección inicial, la enfermedad sigue ganando terreno en otras regiones. En 2024 se notificaron más de 14 000 casos en jabalíes y, aunque las declaraciones de brotes en cerdos domésticos disminuyeron un 83 %, siguen cayendo producciones, especialmente las pequeñas, en el sureste de Europa. Y el virus avanza hacia el oeste (figura 1).

La PPA se propaga a través de dos grandes vías: una natural, más lenta pero constante, y otra mediada por la acción humana, mucho más rápida, impredecible y difícil de contener.
La propagación natural se produce entre jabalíes, que actúan como reservorio. Un ejemplo es la expansión del virus por la región báltica. Los desplazamientos naturales de los jabalíes en busca de alimento, o durante el comportamiento reproductivo, facilitan la propagación de la infección. El entorno juega un papel determinante en esta dinámica.
Factores que influyen directamente en la dirección y velocidad del contagio serían:
A cortísima distancia (<500 m), hasta los vectores mecánicos como la mosca de los establos (Stomoxys calcitrans) podrían jugar un papel. En cualquier caso, la expansión natural no pasa de los 15-30 km por año, es decir, es muy lenta.
Todo nuevo caso que ocurra a más de 100 km de una zona infectada se deberá, muy probablemente, a la acción humana.
La difusión mediada por el ser humano representa una vía de transmisión difícil de prever y capaz de llevar el virus hasta, por ejemplo, la isla La Española (República Dominicana y Haití) en el Caribe.
Las introducciones de PPA por actividad humana ocurren principalmente por dos vías:
Resulta muy difícil identificar la causa concreta de cada introducción del virus, aunque suele haber especulaciones imposibles de contrastar, por ejemplo:
La vía marítima constituye una amenaza real. Además del caso de Georgia, hay que considerar la posibilidad de que el virus llegase a Génova (Italia) a través del tráfico marítimo internacional. Los países que poseen infraestructuras marítimas no deben subestimar este riesgo.
La experiencia europea demuestra que el control de la PPA en poblaciones de jabalíes es posible, pero requiere un esfuerzo extraordinario. Los escenarios con mayores probabilidades de éxito comparten tres condiciones clave:
Suecia logró erradicar la enfermedad gracias a su detección temprana y la aplicación inmediata de medidas como la caza estratégica, la eliminación sistemática de cadáveres infectados, el despliegue rápido de vallas para limitar el movimiento de animales y el refuerzo de la bioseguridad en las producciones porcinas.
El control se vuelve mucho más complejo si:
En estos casos, las medidas de intervención pierden eficacia, la gestión se prolonga en el tiempo y los costos aumentan significativamente (figura 2).

Aunque existen proyectos prometedores para el desarrollo de vacunas frente a la PPA, los avances aún no permiten prever una solución disponible a corto plazo. Lo mismo ocurre con la inmunoesterilización con GnRH que se ha propuesto para el control poblacional en jabalíes. A pesar de sus ventajas teóricas, el hecho de que la inmunoesterilización deba administrarse de forma individual e inyectable las convierte en una opción poco viable en fauna silvestre, donde las poblaciones son numerosas, dispersas y de difícil acceso.
La integración de tecnologías como el fototrampeo, la telemetría o incluso el uso de drones está abriendo nuevas posibilidades. Estas herramientas permiten obtener datos fundamentales sobre la densidad, la conectividad y los patrones de movimiento de los jabalíes, lo que facilita la adopción de decisiones más informadas y adaptadas al contexto epidemiológico.
Viendo lo que ha sucedido en países recientemente infectados, la pregunta obvia es ¿estamos preparados ante esta amenaza? A ello dedicaremos nuestro próximo artículo.