Con este artículo comprobaremos como el cambio climático puede provocar indirectamente disminuciones en el rendimiento productivo y reproductivo de los animales al afectar a la calidad de cultivos, alterar distribución de patógenos e influir en la disponibilidad de agua.
De forma directa causa estrés, definido como la respuesta fisiológica inespecífica a las demandas ambientales, alterando la homeostasis y provocando desequilibrios en la salud, cambios de comportamiento y una menor eficiencia reproductiva.
En el año que nos encontramos se va a producir un choque térmico en las granjas quizás más acusado que en años anteriores, debido a la bondad y la permanencia de temperaturas suaves que hemos tenido hasta hace unos días, sin darle a los animales la opción a aclimatarse de forma más o menos eficaz al calor.
Este estrés por calor hace a los cerdos especialmente vulnerables debido a su limitada capacidad para disipar el calor corporal, y la selección genética realizada buscando una mayor productividad, a su vez, ha reducido su tolerancia al calor. La producción de calor aumenta con la mejora de resultados técnicos y con ello, las estirpes actuales producen un 30 % más de calor que en los años 80; esto hace que la zona termo neutra disminuya de temperatura con el paso de los años a un ritmo de un 1 % anual.
El estrés por calor ocurre cuando la temperatura ambiental supera la capacidad del cerdo para disipar el calor corporal. Los cerdos no tienen glándulas sudoríparas funcionales, tienen unos pulmones muy pequeños respecto a su masa corporal y una capa de grasa subcutánea relativamente espesa que dificultan la disipación del calor; por lo que dependen de mecanismos como la convección, radiación y evaporación para regular su temperatura.
Los efectos fisiológicos del estrés térmico incluyen:
El estrés térmico tiene un impacto significativo en la productividad y en la reproducción de los cerdos.
Entre los efectos productivos se encuentran:
El estrés por calor puede reducir la productividad, impactando en un incremento de hasta +0,8 días en el intervalo destete-cubrición IDC (figura 1), + 2,45 días IDCF (tabla 1), +1,3 mortalidad lechones lactancia (figura 2), < prolificidad a la siguiente camada y < 0,7-1 kg peso lechón al destete (figura 3), lo que arroja una cifra entre 6-10 euros de pérdida por cerda obtenida a partir de cálculos propios (figura 4).
Tabla 1 . Influencia de la granja (E) y de la época de cubrición sobre los resultados productivos. Galé et al, 2015
n | F % | LN | LNV | LNM | LD | MN % | MND % | RC | IDCF (días) | |
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Granja | ||||||||||
A | 52 | 82,76b | 11,6b | 10,76 | 0,84 | 9,85b | 7,28 | 8,12 | 3,95a | 11,71a |
B | 45 | 87,64a | 12,16a | 11,18 | 1,01 | 10,29a | 8,03 | 9,15 | 0,85b | 9,23b |
sem | 1,68 | 0,16 | 0,16 | 0,01 | 0,12 | 0,80 | 0,97 | 0,27 | 0,63 | |
Época de cubrición | ||||||||||
Otoño | 26 | 86,83a | 11,70 | 10,86 | 0,83 | 9,93 | 7,11 | 9,1 | 2,11ab | 10,23ab |
Verano | 22 | 82,29b | 12,18 | 11,28 | 0,96 | 10,38 | 7,74 | 8,4 | 3,15a | 12,40a |
Invier. | 24 | 90,22a | 12,10 | 11,2 | 0,89 | 10,15 | 7,35 | 9,07 | 1,63b | 8,69b |
Prima. | 25 | 81,46b | 11,54 | 10,55 | 1,01 | 9,81 | 8,42 | 7,98 | 3,21a | 11,12a |
sem | 1,50 | 0,23 | 0,23 | 0,14 | 0,17 | 1,16 | 1,43 | 0,27 | 0,91 | |
p E < | 0,045 | 0,017 | 0,07 | 0,22 | 0,01 | 0,51 | 0,48 | 0,0001 | 0,0033 | |
p EC < | 0,038 | 0,16 | 0,09 | 0,81 | 0,10 | 0,86 | 0,93 | 0,011 | 0,043 | |
pE×EC | 0,47 | 0,14 | 0,044 | 0,88 | 0,09 | 0,66 | 0,41 | 0,09 | 0,57 | |
cov tl | 0,87 | 0,38 | 0,36 | 0,65 | 0,29 | 0,75 | 0,93 | 0,76 | 0,65 |
n = nº de lotes de cerdas, sem = error estándar de la media. MN = mortalidad de lechones al
nacimiento, MND = mortalidad de lechones desde el nacimiento hasta el destete. La mortalidad de lechones durante la lactancia se estudió en lotes de cerdas en los que no se retiraron ni se adoptaron lechones: 52 y 39 lotes en granjas A y B respectivamente y 25, 20, 24 y 22 lotes.
Para mitigar los efectos del calor, se recomienda implementar las siguientes estrategias:
El estrés por calor en el ganado porcino es un desafío importante que requiere la implementación de estrategias efectivas de manejo y prevención. Comprender los efectos fisiológicos, productivos y reproductivos del estrés térmico, así como sus consecuencias económicas, es fundamental para garantizar el bienestar de los animales y la rentabilidad de la producción porcina.
Con ello, combinaciones de aditivos funcionales, dirigidos a reducir, desde el enfoque de la nutrición, los efectos negativos del estrés por calor reduciendo problemas reproductivos en cerdas y mejorando rendimientos en cebaderos pueden ser de ayuda; sin olvidar todas las pautas de manejo mencionadas previamente.