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¿Qué ha pasado con los programas de control regional?

Los programas de control regional se diseñaron para el control y la erradicación de diferentes enfermedades virales, ¿porqué quedan pocos programas de control regional activos en la porcicultura mundial?

Los programas de control regional se diseñaron, en la porcicultura mundial, como una iniciativa para el control y la erradicación de diferentes enfermedades virales, entre otras, la fiebre porcina clásica, Aujeszky y la fiebre aftosa. Debido al importante impacto económico y productivo del síndrome reproductivo y respiratorio porcino (PRRS por sus siglas en inglés), en los últimos veinticinco años, se iniciaron una serie de proyectos con el objetivo de controlarlo y/o eliminarlo. Actualmente se calcula que la presencia del virus de PRRS, junto con otros patógenos, especialmente aquellos ligados al complejo respiratorio porcino como el Mycoplasma hyopneumoniae, el virus de la influenza porcina, la Glaesserella parasuis y el Streptococcus suis, suponen un costo de $10-15 USD (Nathues et al. 2017) por animal producido en granja. ¿Entonces, porqué quedan pocos programas de control regional activos en la porcicultura mundial? Básicamente porque el control del PRRS y otras enfermedades porcinas importantes requiere de una estrategia de obstáculos múltiples que hacen muy compleja su implementación ya que, para reducir y eliminar los patógenos, necesitamos introducir, en múltiples ocasiones, procedimientos de nivel fundamental que, utilizados secuencialmente, son más efectivos que la suma de obstáculos individuales.

En mi experiencia, los proyectos de control regional (utilizando como ejemplo los dedicados al PRRS pero pudiendo extrapolarlo a otros patógenos virales porcinos) se han abandonado por los siguientes motivos:

1. En ocasiones quisimos eliminar dos o más patógenos en el mismo programa sin tener en cuenta que cada patógeno tiene características específicas que requieren de una estrategia de control y eliminación diferente. Por ejemplo, el virus de PRRS tiene una viremia y una persistencia largas (21-35 y ≥135 días, respectivamente), características que, junto a la falta de experiencia en el control del PRRS, nos llevó a plantearnos expectativas muy ambiciosas y poco realistas. Hoy está claro que en las áreas de alta densidad porcina (270–3000 cerdos por km2) (Dürr et al. 2013), donde existe una gran interacción entre las granjas, el objetivo debe ser el control y, en las áreas de baja densidad, sí que podríamos plantearnos la posible eliminación del virus.

2. La historia nos ha demostrado que ninguna enfermedad viral endémica humana o animal ha sido erradicada sin la ayuda de una vacuna efectiva. En el caso del PRRSv, aún no se dilucidan en su totalidad el papel de la inmunidad celular y de los anticuerpos neutralizantes que, sumado a los mecanismos propios de mutación, recombinación y falta de protección heteróloga, evitan la presencia de una inmunidad de población robusta, lo que permite la presencia continua de subpoblaciones susceptibles.

3. No hemos entendido la importancia de establecer, respetar y auditar continuamente un programa de bioseguridad efectivo y no psicológico. El virus PRRS tiene por lo menos 12 rutas de transmisión que, dependiendo de la complejidad y localización del sistema, son más o menos importantes (figura 1) Como se ilustra en la siguiente ecuación, y es bien sabido por todos nosotros, la bioseguridad es compleja. Lamentablemente, en muchos sistemas de producción porcina el costo de su implementación y mantenimiento todavía se considera un gasto y no una inversión. No tener un programa efectivo de bioseguridad permite la recontaminación continua, tanto externa como interna, de las poblaciones susceptibles en el plantel.

B = 1C + 1P + 3E + 4O + 2R + OE + Ɛ

B= Bioseguridad, C= Conocimiento, P= Planeación, E= Ejecución, O= Observación, R= Regional, Ɛ= Error

Figura 1. Rutas de transmisión del PRRS. Adaptado de USSEC, 2021 y Broes, y Boutin, 2002.
Figura 1. Rutas de transmisión del PRRS. Adaptado de USSEC, 2021 y Broes, y Boutin, 2002.

Un punto importante que quiero señalar es la gran cantidad de evidencia científica que tenemos sobre el papel del transporte como vector de transmisión y contaminación de diferentes patógenos porcinos y la poca atención e importancia que le hemos dado.

4. Falta de integración. Un programa de control regional requiere que los productores, veterinarios, zootécnicos, técnicos y todos aquellos involucrados en la industria porcina trabajen en conjunto para lograr mejores resultados que aquellos que se obtendrían trabajando de manera individual. Esta integración solo se logra bajo el liderazgo de un coordinador empoderado y responsable del proyecto que asegure el seguimiento de un plan detallado previamente establecido. Este plan debe especificar las acciones, el momento de implementarlas, su auditoría continua y modificación cuando sea necesaria, y muy importante, un presupuesto realista del proyecto.

Hoy por hoy, junto con el establecimiento de un programa adecuado de bioseguridad, el diagnóstico es el punto que mayor inversión requiere en un programa de control regional. Actualmente existe una gran cantidad de técnicas no invasivas y efectivas para la toma de muestras que nos permiten un seguimiento objetivo de los avances del programa, por lo que no hay justificación para no seguirlo en tiempo y forma. Si no se establece y sigue un programa de diagnóstico adecuado para las diversas poblaciones, sin importar el sistema de producción, no se corta la cadena de infección y los patógenos prevalecen en la población.

5. Finalmente, la información es poder, una base de datos sólida nos permite analizar y evaluar los avances. Así mismo, es importante convencer a todos los participantes del proyecto para que se comparta la información, lo que nos permitirá detectar los puntos que aseguren el avance y el éxito del proyecto.

Sin duda, ya contamos con la información y una diversidad de herramientas para el control, y futura eliminación, de diferentes patógenos porcinos importantes. Conjuntarlas, implementarlas y, sobre todo, contar con la cooperación de todos los involucrados es la tarea titánica a la que nos enfrentamos todos los días en el campo. Estoy convencida de que un adecuado análisis del impacto productivo, económico y sobre todo del retorno a la inversión, junto con un gran liderazgo, detonará la cooperación necesaria. Nadie dijo que sería fácil.

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