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Caso clínico: El caso de las cerditas demasiado sanas

El ganadero hace meses que cambió el origen de las abuelas. Estos animales son seguidos con una especial atención y se observa como las primeras primerizas que han llegado a maternidad no han alcanzado los niveles de prolificidad esperados.

Descripción de la explotación



La explotación afectada es una explotación de cría de lechones destetados con 1200 madres situada en una zona de Francia de elevada densidad porcina.

El manejo se realiza en 20 bandas con destete a los 21 días.

La explotación produce las primerizas de reemplazo a partir de abuelas introducidas a los 8 kg. Por contra, las dosis de semen para la inseminación artificial se adquieren en el exterior.
El alimento se fabrica también en la propia explotación.

Estatus sanitario de la explotación

Enfermedad
Situación
Vacunación cerdas
Vacunación lechones
PRRS Positiva con reciente reactivación Modificación reciente hacia vacuna viva No vacunados
Mycoplasma Positiva No vacunadas Vacunados
Actinobacillus pleuropneumoniae Positiva para App2 con clínica en algunos sitios de engorde Autovacuna primerizas en engorde No vacunados
PCV2 Sin clínica No vacunadas No vacunados
E. coli sin clínica Vacunadas No vacunados
Parvovirosis - Mal Rojo sin clínica vacunadas No vacunados
Rinitis atrófica sin clínica vacunadas No vacunados

Aparición del caso



El ganadero hace meses que cambió el origen de las abuelas introducidas a los 8 kg. Estos animales son seguidos con una especial atención y se observa como las primeras primerizas que han llegado a maternidad no han alcanzado los niveles de prolificidad esperados. Si bien la fertilidad es correcta, el número de camadas de pequeño tamaño (< o = 8 nacidos totales) es superior al 15% con camadas con tan solo 4 o 6 nacidos totales.

Visita a la explotación



El programa de introducción y cría de primerizas destinadas a ser abuelas ha sido bien elaborado y seguido a la perfección.

El estado sanitario de las primerizas introducidas es conocido con exactitud: libres de PRRS, Mycoplasma, Actinobacillus y rinitis atrófica. Además, proceden de una explotación nueva y de camadas procedentes de primíparas.

En el momento de su introducción se tomaron todas las precauciones: la recepción se realiza en salas estancas donde se vacuna frente a Mycoplasma y PRRS antes de entrar de forma gradual en contacto con los demás lechones de la explotación.

Después de 8 semanas pasan a una sala específica para su engorde. Las primerizas nacidas en la explotación y alojadas en post-destete se encuentran en una sala contigua.

Toda esta fase de introducción ha sido rigurosamente controlada y los animales no han mostrado ningún signo de enfermedad, mostrando un crecimiento equilibrado.

El programa de vacunación y adaptación en la cuarentena se ha respetado perfectamente y los animales no han presentado ningún signo clínico ni comportamiento anormal desde su introducción al rebaño ni a la cubrición.

El semen utilizado no es el mismo que el que se utiliza para inseminar a las primerizas parentales. El veterinario verifica la procedencia, condiciones de transporte y utilización sin identificar ningún factor de riesgo.

La única cosa remarcable a posteriori es la presencia del PRRS identificado en la explotación entre 3 a 4 meses antes de forma sensible en el momento de la cubrición de estos animales. Este episodio dio lugar a la puesta en marcha de una programa vacunal en las cerdas con vacuna viva.

Conclusión de la visita



En ausencia de otra sintomatología sobre estos animales y después de haber verificado todos los parámetros zootécnicos relacionados con la entrada en la fase reproductiva y cubrición, la sospecha se ha centrado en un mayor impacto del PRRS en estos animales debido a una menor inmunidad.

Teniendo en cuenta que el protocolo de vacunación es reciente y que no es posible verificar la sospecha en este momento, la veterinaria decide, junto con el ganadero, mantener a estos animales bajo vigilancia y realizar una nueva visita al cabo de 3 meses.

Nueva visita a la explotación



La situación continua igual. Se decide, pues, realizar investigaciones complementarias para poder determinar que está causando las pérdidas embrionarias sobre una población específica de la explotación.

Clínicamente no se visualiza nada en estos animales. Por contra, las primeras se encuentran en segundo parto y los resultados de prolificidad han sido satisfactorios, incluso en aquellas que habían tenido camadas pequeñas en el primer parto.

La veterinaria decide realizar un perfil serológico que englobe la entrada y cubrición de los animales y que cubra tanto las patologías conocidas de la explotación como otros elementos que puedan conllevar a pérdidas embrionarias. Se toman muestras sobre 5 bandas de primerizas (5 por banda):

  • Final de engorde
  • Salida de cuarentena
  • Cubrición
  • 5 semanas tras la cubrición
  • 8 semanas tras la cubrición

Y se analizan para presencia de:

  • PRRS
  • Influenza
  • Parvovirus
  • Coronavirus
  • Mycoplasma
  • Actinobacillus 2 y 9

Resultados

  • PRRS: Todos los resultados de la PCR son negativos. Puede considerarse, pues, que no existe circulación viral en el momento de la toma de muestras.
  • Influenza: las serologías muestran que existe presencia de HSW1N1 en engorde, sin cambio de estatus alrededor de la cubrición.
  • Parvovirosis: sin signos de circulación, con títulos perfectamente compatibles con la vacunación existente.

  • Coronavirus: pocos positivos a final de engorde y salida de cuarentena. Por contra, 5 semanas después de la cubrición todas las muestras fueron positivas.

Debido a que este no es el caso de las primerizas muestreadas a las 8 semanas tras la cubrición, podemos preguntarnos si se trata de un fenómeno temporal.

  • Mycoplasma: todas las muestras a final de engorde son positivas así como a las 5 semanas tras la cubrición, por contra, en las primerizas a final de cuarentena o en el momento de la cubrición los resultados son variados, encontrando muestras negativas, dudosas o positivas.

  • Actinobacillus: para el serotipo 9 todas las muestras son negativas mientras que para el 2 se ve claramente un cambio de estatus entre fin de engorde y a las 5 semanas tras la cubrición.


Las primerizas están vacunadas con una autovacuna frente a Actinobacillus 2 a final de engorde, por lo tanto, es posible que se trate de una seroconversión vacunal, aunque parece un poco tarde.

Interpretación de los resultados



Los resultados de los análisis han permitido eliminar tanto al PRRSV como al virus de la infuenza y al parvovirus como agentes sospechosos.

Si bien no es fácil determinar definitivamente el agente culpable, puede considerarse, sin embargo, la existencia de un período de tiempo significativo de riesgo situado entre la salida de la cuarentena y las cinco semanas posteriores a la cubrición por lo menos para tres patógenos respiratorios que, sin causar signos clínicos importantes, pueden aumentar la temperatura corporal suficientemente como para causar la mortalidad durante la etapa embrionaria de la implantación.

Medidas tomadas

  • Espaciamiento de la cuarentena para reducir nulíparas "sensibles" en la nave de cubricion únicamente cada 6 semanas (no como antes, con un brote de circulación cada semana).
  • Puesta en marcha de una vacunación de recuerdo frente a Mycoplasma en el momento del testaje de las primerizas a los 150 días de vida.
  • Modificación del programa de utilización de la autovacuna frente a Actinobacillus con el fin de garantizar el tiempo necesario entre la inyección y la salida de cuarentena de todos los animales.

Además, el propio ganadero ha modificado su programa de contacto entre las primerizas y las otras cerdas adultas mediante la instalación de un corral para una cerda en las salas de engorde de las primerizas abuelas. Se aloja a una cerda destetada y se cambia cada semana durante las 4 primeras semanas de engorde.

Evolución del caso y conclusión



Las primeras bandas que han seguido el nuevo protocolo han alcanzado la prolificidad esperada con un número de camadas de pequeño tamaño razonable (5%) y la situación parece estable.

La evolución favorable de la situación y la estabilización confirman la validez de las medidas correctoras puestas en marcha.

El tiempo disponible para preparar a las primerizas a su introducción en el hato reproductor se utiliza de forma más correcta y se mantiene la salud de las primerizas abuelas introducidas en el hato.

La circulación de patógenos, en particular respiratorios, en la nave de cubrición debería ser limitado, en beneficio de los animales.

Comentarios



El presente caso, caracterizado por una disminución de la prolificidad en primerizas abuelas, localizado en una explotación porcina de 1200 madres de una zona de alta densidad porcina de Francia, ilustra la dificultad de introducir animales demasiado sanos en un hato sanitariamente cargado. Si bien es posible encontrar soluciones eficaces y razonables.

En este caso, el programa de introducción de primerizas, que intentaba proteger a las primerizas del microbismo de la explotación durante la fase de engorde, ha funcionado "demasiado" bien. El Mycoplasma no parece haber circulado durante esta fase, dejando a los animales sin defensas cuando la protección vacunal llega al final.

Las primerizas no habían adquirido inmunidad respecto al Actinobacillus en engorde. Por contra, la seroconversión en masa alrededor de la cubrición es muy clara.

La tentación de nombrar a un único "culpable"" y dar una única y simple respuesta retrasó varios meses el diagnóstico. La sospecha de PRRSV podría haber sido rápidamente descartada mediante la PCR ya en la primera visita.

La asociación de factores negativos que aparecen en este caso no tenia a priori nada que ver con la reproducción pero si todo en relación con el estado de las primerizas en el momento de entrar en la fase reproductora. Este es un aspecto que a menudo se suele pasar por alto al principio.

La realización de un perfil serológico amplio alrededor de la fase de riesgo permitió poner en evidencia la presencia de varios objetivos.

Dentro de las medidas puestas en marcha, las intervenciones vacunales se dirigen a objetivos concretos (Mycoplasma yActinobacillus). El manejo del contacto entre primerizas y cerdas y el espaciamiento entre la introducción de primerizas en cubrición juegan también un papel importante en el manejo de los patógenos contaminantes que no habrían sido claramente identificados en este caso.

Además de los aspectos específicos relacionados con el manejo de las primerizas, este caso nos muestra que, en relación con los problemas que afectan a parámetros reproductivos, se hace necesaria una mayor reflexión y comprender que el "complejo respiratorio" que tiene un efecto económico devastador en engorde, puede igualmente afectar de forma negativa sobre los resultados reproductivos.

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